Parashá 37 Shelaj Lejá (שלח לך) – Números 15:27-41
Aliyáh 7: (Números 15:27-41) La penalidad por el pecado intencional y el mandamiento de los tzitzit.
Haftaráh: Zacarías 8:23 (Las naciones tomando los tzitzit de un judío para buscar a Elohím).
Brit Hadasháh: Mateo 9:20-22 (La mujer que tocó el tzitzit de Yeshúa y fue sanada).
Punto 1. Números 15:27-41
Aquí se presenta el texto hebreo original de Números 15:27-41, con su fonética y traducción palabra por palabra, seguido de una traducción literal del verso completo.
Texto Hebreo | Fonética | Traducción palabra por palabra |
וְאִם-נֶפֶשׁ אַחַת | Ve-im-néfesh ajat | Y si un alma |
תֶחֱטָא בִשְׁגָגָה | tejétá vishgagáh | pecare por error |
וְהִקְרִיבָה כִבְשָׂה בַּת-שְׁנָתָהּ | vehikriváh kivsáh bat-shenatáh | y presentare una cordera de un año |
לְחַטָּאת | lejatát | para ofrenda por el pecado |
אִם-הַחַטָּאת | im-hajatát | si el pecado |
תַּחְטָא | tajtá | pecare |
אֵי הִיא תַּחְטָא | ei hi tajtá | ¿dónde ella pecará? |
עַל-נֶפֶשׁ הַתֹּפֶשֶׁת | al-néfesh hatoféshet | sobre el alma que comete |
כָּל-מִצְוֹת יהוה | kol-mitzvót Adonái | todos los mandamientos de Adonái |
אֲשֶׁר לֹא תֵעָשֶׂינָה | asher lo te’aséinah | que no deben hacerse |
עַל-הַתֹּפֶשֶׁת בִּשְׁגָגָה | al-hatoféshet bishgagáh | sobre el que peca por error |
וְהֵבִיאָה אֶת-קָרְבָּנָהּ | veheviáh et-korbanáh | y traerá su ofrenda |
לַיהוה | LaAdonái | a Adonái |
כִּבְשָׂה בַּת-שְׁנָתָהּ | kivsáh bat-shenatáh | una cordera de un año |
לְחַטָּאת | lejatát | para ofrenda por el pecado |
וְכִפֶּר הַכֹּהֵן עַל-הַנֶּפֶשׁ | vekiper hakohén al-hanéfesh | Y expiará el sacerdote por el alma |
הַשֹּׁגֶגֶת | hashogéguet | que erró |
בְּחֶטְאָהּ בְּשִׁגְגָה | bejet’áh beshigagáh | en su pecado por error |
לִפְנֵי יהוה | lifnéi Adonái | delante de Adonái |
וְכֻפַּר לוֹ | vekupar lo | y le será perdonado |
הַשֹּׁגֵג | hashogég | el que erró |
בְּשִׁגְגָה | beshigagáh | por error |
וְהוּא הֵבִיא אֶת-קָרְבָּנוֹ | vehú heví et-korbanó | y él trajo su ofrenda |
אֶת-חַטָּאתוֹ לַיהוה | et-jatató LaAdonái | su ofrenda por el pecado a Adonái |
לֹא תִקְרְבוּ | lo tikrévu | No os acerquéis |
וְכָל-נֶפֶשׁ אֲשֶׁר | vejol-néfesh asher | Y toda alma que |
תַּעֲשֶׂה בְּיָד רָמָה | ta’aséh beyad ramáh | hiciere con mano alzada (deliberadamente) |
מִן-הָאֶזְרָח | min-haezráj | ya sea nativo |
וּמִן-הַגֵּר | umin-haguér | o extranjero |
אֶת-יהוה הוּא מְנָאֵף | et-Adonái hu menaéf | a Adonái él blasfema |
וְנִכְרְתָה הַנֶּפֶשׁ הַהִוא | venijretáh hanéfesh hahiv | y será cortada aquella alma |
מִקֶּרֶב עַמָּהּ | mikérev amáh | de en medio de su pueblo |
כִּי דְבַר-יהוה בָּזָה | ki devar-Adonái bazáh | Porque la palabra de Adonái despreció |
וְאֶת-מִצְוָתוֹ הֵפַר | ve’et-mitzvato hefár | y Su mandamiento quebrantó |
הִכָּרֵת תִּכָּרֵת הַנֶּפֶשׁ הַהִוא | hikaret tikarét hanéfesh hahiv | Ser cortada será cortada aquella alma |
עֹנָה בָהּ | onáh bah | su iniquidad sobre ella |
וַיִּהְיוּ בְנֵי יִשְׂרָאֵל | vayihyú benei Yisraél | Y fueron los hijos de Israel |
בַּמִּדְבָּר | bamidbár | en el desierto |
וַיִּמְצְאוּ אִישׁ | vayimtzeú ish | y encontraron a un hombre |
מְקֹשֵׁשׁ עֵצִים | mekoshesh etzím | recogiendo leña |
בְּיוֹם הַשַּׁבָּת | beyom haShabát | en el día del Shabat |
וַיַּקְרִיבוּ אֹתוֹ | vayakrivú otó | Y lo llevaron |
הַמֹּצְאִים אֹתוֹ | hamotziím otó | los que lo encontraron |
אֶל-מֹשֶׁה וְאֶל-אַהֲרֹן | el-Moshé ve’el-Aharón | a Moshé y a Aharón |
וְאֶל כָּל-הָעֵדָה | ve’el kol-ha’edáh | y a toda la congregación |
וַיַּנִּיחוּ אֹתוֹ בַּמִּשְׁמָר | vayaniíjú otó bammishmár | Y lo pusieron en prisión |
כִּי לֹא פֹרַשׁ מַה-יֵּעָשֶׂה לוֹ | ki lo forash mah-ye’aséh lo | porque no se había declarado qué se le debía hacer |
וַיֹּאמֶר יהוה אֶל-מֹשֶׁה | vayómer Adonái el-Moshé | Y dijo Adonái a Moshé |
מוֹת יוּמַת הָאִישׁ | mot yumát ha’ish | Morir morirá el hombre |
רָגוֹם אֹתוֹ בָאֲבָנִים | ragóm otó ba’avaním | Apedréenlo con piedras |
כָּל-הָעֵדָה מִחוּץ לַמַּחֲנֶה | kol-ha’edáh mijutz lamajanéh | toda la congregación fuera del campamento |
וַיֹּצִיאוּ אֹתוֹ כָל-הָעֵדָה | vayotziú otó kol-ha’edáh | Y lo sacó toda la congregación |
אֶל-מִחוּץ לַמַּחֲנֶה | el-mijutz lamajanéh | fuera del campamento |
וַיִּרְגְּמוּ אֹתוֹ בָאֲבָנִים | vayirgmu otó ba’avaním | y lo apedrearon con piedras |
וַיָּמֹת | vayámot | y murió |
כַּאֲשֶׁר צִוָּה יהוה אֶת-מֹשֶׁה | ka’asher tziváh Adonái et-Moshé | como ordenó Adonái a Moshé |
וַיֹּאמֶר יהוה אֶל-מֹשֶׁה לֵּאמֹר | vayómer Adonái el-Moshé lemor | Y dijo Adonái a Moshé, diciendo |
דַּבֵּר אֶל-בְּנֵי יִשְׂרָאֵל | dabér el-benei Yisraél | Habla a los hijos de Israel |
וְאָמַרְתָּ אֲלֵהֶם | ve’amartá alehém | y diles |
וְעָשׂוּ לָהֶם צִיצִת | ve’asú lahem tzitzít | que se hagan flecos (tzitzit) |
עַל-כַּנְפֵי בִגְדֵיהֶם | al-kanféi vigdeihem | en las esquinas de sus vestidos |
לְדֹרֹתָם | ledorotám | por sus generaciones |
וְנָתְנוּ עַל-צִיצִת הַכָּנָף | venatnú al-tzitzít hakanáf | y pongan sobre el fleco de la esquina |
פְּתִיל תְּכֵלֶת | petíl tejelet | un cordón de azul (tekhelet) |
וְהָיָה לָכֶם לְצִיצִת | vehayáh lajem letzitzít | Y será para ustedes un tzitzit |
וּרְאִיתֶם אֹתוֹ | u’reítem otó | y lo verán |
וּזְכַרְתֶּם אֶת-כָּל-מִצְוֹת יהוה | u’zejartém et-kol-mitzvót Adonái | y recordarán todos los mandamientos de Adonái |
וַעֲשִׂיתֶם אֹתָם | va’asítem otám | y los cumplirán |
וְלֹא תָתוּרוּ אַחֲרֵי לְבַבְכֶם | veló tatúru ajaréi levavkém | y no se irán tras su corazón |
וְאַחֲרֵי עֵינֵיכֶם | ve’ajaréi eineikém | y tras sus ojos |
אֲשֶׁר אַתֶּם זֹנִים אַחֲרֵיהֶם | asher atém zoním ajaréihem | en pos de los cuales ustedes se prostituyen |
לְמַעַן תִּזְכְּרוּ | lema’an tizkerú | Para que recuerden |
וַעֲשִׂיתֶם אֶת-כָּל-מִצְוֹתָי | va’asítem et-kol-mitzotáí | y cumplan todos Mis mandamientos |
וִהְיִיתֶם קְדֹשִׁים לֵאלֹהֵיכֶם | vihyítem kedoshím leEloheijém | y sean santos para su Elohím |
אֲנִי יהוה אֱלֹהֵיכֶם | aní Adonái Eloheijém | Yo soy Adonái, su Elohím |
אֲשֶׁר הוֹצֵאתִי אֶתְכֶם | asher hotzéti etkém | el que los saqué |
מֵאֶרֶץ מִצְרַיִם | me’érezt Mitzráyim | de la tierra de Egipto |
לִהְיוֹת לָכֶם לֵאלֹהִים | lihyót lajém leElohím | para ser para ustedes Elohím |
אֲנִי יהוה אֱלֹהֵיכֶם | aní Adonái Eloheijém | Yo soy Adonái, su Elohím |
Traducción Literal del Verso:
Números 15:27: Y si un alma pecare por error, presentará una cordera de un año para ofrenda por el pecado.
Números 15:28: Y el sacerdote expiará por el alma que erró en su pecado por error delante de Adonái, y le será perdonado.
Números 15:29: Tanto para el nativo de los hijos de Israel como para el extranjero que mora entre ustedes, una misma ley tendrán para el que peca por error.
Números 15:30: Mas la persona que hiciere algo con mano alzada (deliberadamente), sea nativo o extranjero, a Adonái blasfema; esa alma será cortada de en medio de su pueblo.
Números 15:31: Porque la palabra de Adonái despreció, y Su mandamiento quebrantó; esa alma será cortada del todo; su iniquidad estará sobre ella.
Números 15:32: Y fueron los hijos de Israel en el desierto, y encontraron a un hombre recogiendo leña en el día del Shabat.
Números 15:33: Y los que lo encontraron recogiendo leña lo llevaron a Moshé y a Aharón y a toda la congregación.
Números 15:34: Y lo pusieron en prisión, porque no se había declarado qué se le debía hacer.
Números 15:35: Y dijo Adonái a Moshé: Morir morirá el hombre; apedréenlo con piedras toda la congregación fuera del campamento.
Números 15:36: Y lo sacó toda la congregación fuera del campamento, y lo apedrearon con piedras, y murió, como ordenó Adonái a Moshé.
Números 15:37: Y dijo Adonái a Moshé, diciendo:
Números 15:38: Habla a los hijos de Israel y diles que se hagan flecos (tzitzit) en las esquinas de sus vestidos por sus generaciones, y pongan sobre el fleco de la esquina un cordón de azul (tekhelet).
Números 15:39: Y será para ustedes un tzitzit, para que lo vean y recuerden todos los mandamientos de Adonái y los cumplan; y no se irán tras su corazón y tras sus ojos, en pos de los cuales ustedes se prostituyen.
Números 15:40: Para que recuerden y cumplan todos Mis mandamientos, y sean santos para su Elohím.
Números 15:41: Yo soy Adonái, su Elohím, el que los saqué de la tierra de Egipto para ser para ustedes Elohím. Yo soy Adonái, su Elohím.
Punto 2. Haftaráh: Zacarías 8:23
Aquí se presenta el texto hebreo original de Zacarías 8:23, con su fonética y traducción palabra por palabra, seguido de una traducción literal del verso completo.
Texto Hebreo | Fonética | Traducción palabra por palabra |
כֹּה אָמַר יהוה צְבָאוֹת | Koh amár Adonái Tzeva’ót | Así dice Adonái Tzeva’ót |
בַּיָּמִים הָהֵמָּה | bayamím hahemáh | En aquellos días |
אֲשֶׁר יַחֲזִיקוּ עֲשָׂרָה אֲנָשִׁים | asher yajazíkú asaráh anashím | diez hombres tomarán |
מִכֹּל לְשֹׁנוֹת הַגּוֹיִם | mikól leshonót hagoyím | de todas las lenguas de las naciones |
וְהֶחֱזִיקוּ בְּכָנָף | vehejezíkú bekanáf | y tomarán del fleco |
אִישׁ יְהוּדִי לֵאמֹר | ish Yehudí lemór | de un hombre judío, diciendo |
נֵלְכָה עִמָּכֶם | nelekháh imakhém | Iremos con ustedes |
כִּי שָׁמַעְנוּ אֱלֹהִים עִמָּכֶם | ki shama’nú Elohím imakhém | porque hemos oído que Elohím está con ustedes |
Traducción Literal del Verso:
Zacarías 8:23: Así dice Adonái Tzeva’ót: En aquellos días sucederá que diez hombres de todas las lenguas de las naciones tomarán firmemente del fleco de un hombre judío, diciendo: Iremos con ustedes, porque hemos oído que Elohím está con ustedes.
Comentario Mesiánico:
La Haftaráh de Zacarías 8:23 establece una profunda conexión mesiánica con la Parashá Shelaj Lejá al vincular la ordenanza del tzitzit con la promesa de redención futura. En la Parashá, el mandamiento de usar tzitzit sirve como un recordatorio constante de los mandamientos de Adonái y como una protección contra el extravío del corazón y los ojos. El color tekhelet (azul) en el tzitzit, derivado de un tinte marino, simboliza el cielo, la gloria de Elohím y la realeza, conectando así a la humanidad con la presencia divina. La profecía de Zacarías 8:23 describe un tiempo mesiánico en el que gentes de todas las naciones (gentiles) se aferrarán a las vestiduras de un judío, buscando la presencia de Elohím. Este “hombre judío” es una clara tipología de Yeshúa haMashíaj, quien es el Judío por excelencia y en quien la presencia de Elohím reside plenamente. La acción de “tomar del fleco” no es meramente simbólica; en el contexto bíblico, el fleco (tzitzit) representa la autoridad y la identidad de la persona. Aferrarse al tzitzit de un judío implica reconocer su conexión con Elohím y, en última instancia, buscar al Mashíaj, quien es la manifestación perfecta de la Toráh y la voluntad de Elohím.
La esperanza mesiánica se realza al entender que, a través de Yeshúa, la luz de la Toráh y la verdad de Elohím se extenderán a todas las naciones, como se profetiza en Isaías 49:6, donde el Siervo de Adonái es una luz para los gentiles. El cumplimiento de esta profecía en Yeshúa haMashíaj muestra que Él es el punto de convergencia donde judíos y gentiles pueden encontrar a Elohím y ser partícipes de Su pacto. Al igual que el tzitzit recuerda los mandamientos y previene la idolatría, Yeshúa, como la Toráh viviente, guía a Su pueblo a la santidad y a una relación íntima con Adonái. La promesa de que “Elohím está con ustedes” se cumple de manera suprema en Yeshúa, cuya venida (Juan 1:14) significa que la Palabra habitó (tabernaculizó) entre nosotros.
Aplicación Espiritual:
La Haftaráh de Zacarías 8:23 nos inspira a reconocer la centralidad de la Toráh y la persona de Yeshúa haMashíaj en la vida de los creyentes. Así como el tzitzit nos recuerda los mandamientos de Adonái y nos protege de la desviación espiritual, nosotros, como seguidores de Yeshúa, estamos llamados a aferrarnos a Su Toráh, que es Él mismo. La búsqueda de la santidad y la obediencia no son una carga, sino una expresión de nuestro amor por Adonái, tal como se declara en el Shemá (Deuteronomio 6:4-5), que es el mandamiento más importante (Marcos 12:28-31)3.
Para los creyentes en la actualidad, esta conexión mesiánica refuerza la esperanza en la redención plena. La visión de las naciones aferrándose al “hombre judío” subraya la misión universal de Yeshúa y la expansión de Su Reino. Nos llama a ser portadores de la luz de la Toráh, no de manera legalista, sino como un testimonio vivo del poder transformador de Yeshúa. La presencia del Ruaj HaKodesh en nosotros nos capacita para recordar y vivir los mandamientos, manteniendo nuestro corazón y ojos enfocados en Adonái y en Su Mashíaj. Esta Haftaráh nos anima a vivir con un celo santo por la verdad, como Pinjás en la Parashá, pero con la gracia y el amor de Yeshúa, extendiendo la invitación a todas las naciones a conocer a Elohím, quien está con nosotros.
Punto 3. Brit Hadasháh: Mateo 9:20-22
Aquí se presenta el texto arameo de Mateo 9:20-22, con su fonética siríaca oriental y traducción palabra por palabra, seguido de una traducción literal del verso completo.
Texto Arameo | Fonética Siríaca Oriental | Traducción palabra por palabra |
וַאֲרָא אִתְתָּא | Wa-ara íteta | Y he aquí una mujer |
דְּאִית הֲוָא לָהּ | de’it hawá lah | que había tenido |
מַרְעָא דְּדָמָא | mar’á dedamá | flujo de sangre |
תַּרְתֵּיסְרֵי שְׁנִין | tarteisrei shnin | doce años |
אֲתָת מִבַּתְרֵהּ | atat mibatréh | vino detrás de Él |
וּקְרִיבַת לְכַנְפָא | uqrivat lejanafá | y tocó el fleco |
דִּלְבוּשֵׁהּ | dilvusheh | de su vestido |
אָמְרָא הֲוָת בְּנַפְשָׁהּ | amra hawat benafshah | Decía ella en su alma |
דְּאִם נִקְרַב לְבוּשֵׁהּ | de’im niqrav levusheh | que si tocare su vestido |
מִתְחַמַּמְנָא | mithammemná | seré sana |
יֵשׁוּעַ דֵּין | Yeshú’a dein | Yeshúa entonces |
אִתְפְּנִי לְגַוָּהּ | itpenny legauah | se volvió hacia ella |
וַחֲזָהּ | wajazah | y la vio |
וְאָמַר | we’amar | y dijo |
אִתְחַפָּזִי בִּתִּי | ithapází bittí | Ten ánimo, hija |
הֵימָנוּתֵךְ אַחְיַיתִיךְ | heimanutekh ajyaytíkh | Tu fe te ha sanado |
וְאִתְחַמַּמַת אִתְתָּא | we’ithamamat íteta | Y fue sanada la mujer |
מִשָּׁעָתָא הַהִיא | mishatá hahí | desde aquella hora |
Traducción Literal del Verso:
Mateo 9:20: Y he aquí, una mujer que había tenido un flujo de sangre por doce años, vino detrás de Él y tocó el fleco de su vestido.
Mateo 9:21: Porque decía ella en su alma: Si tan solo toco su vestido, seré sana.
Mateo 9:22: Yeshúa entonces, volviéndose y viéndola, dijo: Ten ánimo, hija, tu fe te ha sanado. Y la mujer fue sanada desde aquella hora.
Comentarios exhaustivos:
Este pasaje del Brit Hadasháh en Mateo 9:20-22 describe la sanidad de la mujer con flujo de sangre, una narrativa rica en simbolismo y significado mesiánico. La mujer, que sufría una impureza ritual (Levítico 15:25-30), se encontraba marginada de la sociedad y del Templo. Su acción de tocar el “fleco” (tzitzit) del vestido de Yeshúa es de suma importancia. En el contexto de la Toráh, los tzitzit eran un mandamiento directo de Adonái (Números 15:38-39) para recordar Sus mandamientos y evitar desviarse del camino. Eran una representación visible de la obediencia y la santidad, y se creía que tenían un poder inherente de la presencia de Elohím debido a su origen divino. La mujer no toca cualquier parte del vestido de Yeshúa, sino el tzitzit, indicando su creencia en Su autoridad como portador de la Toráh y como la manifestación de la presencia de Elohím.
La impureza de la mujer, según la Toráh, la hacía contagiosa. Cualquier persona o cosa que tocara se volvía impura (Levítico 15:25-30). Sin embargo, en un giro milagroso y teológicamente profundo, no fue Yeshúa quien se volvió impuro al ser tocado, sino que la mujer fue purificada. Este evento demuestra la supremacía de la santidad de Yeshúa sobre la impureza y Su capacidad para transformar la ley en gracia. Él no solo obedecía la Toráh, sino que la encarnaba y la cumplía, manifestando la misericordia de Elohím de una manera que los sacrificios y ritos del Templo no podían lograr de forma definitiva.
La respuesta de Yeshúa, “Tu fe te ha sanado”, enfatiza que la fe es el medio por el cual se accede a la plenitud de la redención y la sanidad que Él trae. Esta no es una fe ciega, sino una fe fundamentada en la creencia de que Yeshúa es el Mashíaj, el enviado de Elohím, capaz de restaurar lo que estaba roto. La curación física de la mujer es un símbolo de una sanidad espiritual más profunda, la remoción de la culpa y la vergüenza, y la restauración a la comunidad de Elohím. El flujo de sangre, que la había excluido durante doce años, es sanado instantáneamente por el toque de Su tzitzit, manifestando que Él es la fuente de vida y pureza.
Conexión con la Toráh y Haftaráh:
La conexión con la Parashá Shelaj Lejá (Números 15:27-41) es directa y profunda. La Parashá establece el mandamiento de los tzitzit como un recordatorio de todos los mandamientos de Adonái, para que el pueblo de Israel no se extravíe siguiendo sus propios deseos y sean santos para Elohím. La mujer del Brit Hadasháh comprendió instintivamente que el tzitzit de Yeshúa era más que una simple prenda; era un símbolo de Su autoridad divina y de la Toráh viviente en Él. Al tocarlo, ella buscaba la santidad y la restauración que la Toráh prometía. En la Parashá, el castigo por el pecado deliberado (pecar con “mano alzada”) es severo, llegando a ser “cortado” del pueblo5. Sin embargo, el pasaje también ofrece esperanza para los pecados involuntarios. La mujer, que vivía en un estado de impureza constante, aunque no por un pecado deliberado, buscaba una purificación que el sistema de sacrificios no podía darle de forma definitiva. Yeshúa le ofrece esa purificación y sanidad completa a través de Su ser.
La Haftaráh de Zacarías 8:23, que habla de las naciones que se aferrarán al “fleco” (tzitzit) de un hombre judío para buscar a Elohím777, se cumple tipológicamente en la mujer que toca el tzitzit de Yeshúa. Aunque ella era judía, su acción es un presagio de la universalidad de la redención de Yeshúa. Ella representa a todos aquellos que, reconociendo la presencia de Elohím en Yeshúa, se aferran a Él para encontrar sanidad y salvación. La profecía de Zacarías enfatiza la atracción que la presencia de Elohím en Israel tendrá sobre las naciones. Yeshúa, como el cumplimiento de esa profecía, es el imán espiritual que atrae a todos los que anhelan la verdad y la redención. La sanidad de la mujer demuestra que la conexión con el “hombre judío” (Mashíaj) es el camino hacia la plenitud de Elohím.
Reflexión Mesiánica:
Yeshúa haMashíaj es el centro de todas las Escrituras, y este relato del Brit Hadasháh lo ilustra de manera poderosa. La mujer con flujo de sangre representa a la humanidad caída, enferma por el pecado y separada de la plena comunión con Elohím. Su enfermedad de doce años es un símbolo de la esclavitud y el exilio espiritual. El tzitzit de Yeshúa no es solo un objeto ritual, sino una extensión de Su ser divino, la encarnación de la Toráh perfecta. Al tocarlo, ella no solo toca el símbolo de los mandamientos de Elohím, sino la personificación misma de la obediencia y la santidad.
Yeshúa no solo sana físicamente a la mujer, sino que la restaura a la comunidad. Su declaración “Tu fe te ha sanado” subraya que Su poder redentor no opera por medio de ritos o méritos, sino a través de la fe en Él. En Yeshúa, las promesas de la Toráh encuentran su cumplimiento. Él es el Cordero de Elohím que quita el pecado del mundo (Juan 1:29), el Sumo Sacerdote perfecto que intercede por nosotros (Hebreos 7:25), y la Roca espiritual de la que fluye el agua viva (1 Corintios 10:4)8. La sanidad de la mujer con el flujo de sangre es un testimonio vívido de que Yeshúa es la plenitud de la presencia de Elohím, Ejad. Él es la revelación de Adonái que estaba presente en la zarza ardiente (Éxodo 3:14), el que libera a Su pueblo de la esclavitud del pecado y la muerte. Su divinidad se manifiesta en Su capacidad para purificar y transformar, trascendiendo las limitaciones de la ley ritual y ofreciendo una redención completa y duradera. La Toráh y el Brit Hadasháh se unen en Yeshúa, quien es el camino, la verdad y la vida (Juan 14:6)9.
Punto 4. Contexto Histórico y Cultural.
La Parashá Shelaj Lejá y específicamente la Aliyáh 7 (Números 15:27-41), se inscribe en un periodo crucial de la historia de Israel: su travesía por el desierto, después de la entrega de la Toráh en el Sinaí. Culturalmente, la vida en el desierto se caracterizaba por la dependencia total de Adonái para la provisión y dirección. El Mishkán (Tabernáculo) era el centro de la vida del pueblo, simbolizando la presencia de Elohím en medio de ellos. Arqueológicamente, aunque la evidencia directa del Éxodo y la travesía del desierto es un tema de debate, los hallazgos en la península del Sinaí y áreas circundantes (como los sitios de campamentos y rutas de comercio) apoyan la viabilidad de movimientos de grandes grupos en la antigüedad. La construcción del Mishkán, detallada en parashot anteriores, refleja las habilidades artesanales de la época, y los materiales mencionados (oro, plata, bronce, lino, pieles teñidas) concuerdan con los recursos disponibles en la región y el conocimiento tecnológico de civilizaciones contemporáneas como Egipto.
El pasaje sobre el tzitzit (Números 15:37-41) tiene raíces en prácticas textiles y culturales antiguas donde los flecos y bordes de las prendas a menudo tenían un significado simbólico, denotando estatus, autoridad o afiliación. Sin embargo, en el contexto israelita, Elohím elevó esta práctica a un mandamiento con un propósito espiritual específico: recordar Sus mitzvot y evitar la desviación del corazón y los ojos. Los tejidos de lana y lino eran comunes en el Antiguo Cercano Oriente, y el tinte tekhelet (azul) era muy valorado, obtenido de un molusco marino (Murex trunculus), lo que indica su costo y significado especial. La mención del tekhelet en el tzitzit conectaba el mandamiento con la realeza y la divinidad, ya que este color era asociado con la gloria celestial y el sacerdocio.
El incidente del recolector de leña en Shabat (Números 15:32-36) destaca la importancia del Shabat en la vida de Israel. En el antiguo Israel, el Shabat no era simplemente un día de descanso, sino un pacto eterno entre Elohím y Su pueblo, un signo de Su soberanía y santidad (Éxodo 31:16-17). La pena capital por la transgresión intencional del Shabat subraya la gravedad de la desobediencia consciente a la Toráh, considerada una blasfemia contra Adonái (Números 15:30-31). Este incidente sirve como una severa advertencia sobre las consecuencias de la desobediencia deliberada en un contexto donde el pueblo estaba aprendiendo a vivir bajo la Toráh de Adonái.
En cuanto a los escritos mesiánicos y nazarenos de los primeros siglos, el cumplimiento de la Toráh en Yeshúa haMashíaj es un tema central. La referencia a los tzitzit en el Brit Hadasháh (Mateo 9:20-22, Lucas 8:43-48) es un ejemplo clave. La mujer con flujo de sangre no toca cualquier parte del manto de Yeshúa, sino su tzitzit, indicando que entendía que en Él residía la autoridad y la santidad de Elohím. Esto refleja una comprensión de Yeshúa como el cumplimiento de la Toráh, aquel que encarna los mandamientos de Elohím y a través de quien se manifiesta la presencia divina. Los nazarenos, los primeros seguidores judíos de Yeshúa, habrían continuado observando las mitzvot de la Toráh, incluyendo el uso del tzitzit, pero su comprensión de estas prácticas se habría transformado a la luz del Mashíaj. Para ellos, el tzitzit no solo recordaba los mandamientos, sino que también señalaba a Yeshúa como la Toráh viviente, el cumplimiento de la esperanza de Israel y el acceso a la santidad de Elohím.
El Segundo Templo y Qumrán: En el período del Segundo Templo, el uso del tzitzit era una práctica extendida, como lo demuestran los hallazgos arqueológicos y los textos. En Qumrán, los Esenios, una secta judía que enfatizaba la pureza y la observancia estricta de la Toráh, también habrían usado tzitzit, posiblemente con regulaciones aún más rigurosas. Para ellos, la santidad en la vestimenta era un reflejo de la pureza interior y la preparación para la venida del Mashíaj. La literatura de Qumrán también enfatiza la distinción entre el pecado intencional y el no intencional, y la importancia de la penitencia y la purificación para restaurar la relación con Elohím, lo que se conecta directamente con las leyes de sacrificio de la Parashá sobre el pecado por error y el pecado deliberado.
Punto 5. Estudio, comentarios y conexiones proféticas.
La Aliyáh 7 de Shelaj Lejá (Números 15:27-41) aborda dos temas cruciales: las leyes sobre los pecados involuntarios y voluntarios, y la ordenanza de los tzitzit. Estos temas, aparentemente dispares, se entrelazan para revelar la naturaleza de la obediencia, la misericordia de Adonái y la santidad a la que Israel es llamado.
Comentarios Rabínicos:
Los comentaristas rabínicos han explorado en profundidad las distinciones entre el pecado “por error” (בִּשְׁגָגָה – bishgagáh) y el pecado “con mano alzada” (בְּיָד רָמָה – beyad ramáh). Rashi, por ejemplo, explica que el pecado con “mano alzada” no se refiere a la ignorancia del mandamiento, sino a la transgresión deliberada y desafiante de una mitzváh, como una afrenta directa a la autoridad de Adonái. Es una forma de “blasfemia” (מְנָאֵף – menaéf) contra Elohím, lo que justifica la pena de ser “cortado” (נִכְרְתָה – nijretáh) del pueblo. Esta “blasfemia” no es solo verbal, sino una actitud de desprecio por la Toráh.
Sobre el incidente del recolector de leña en Shabat, los sabios discuten la razón de la pena de muerte. Algunos midrashim sugieren que el hombre sabía que estaba profanando el Shabat, pero lo hizo deliberadamente para poner a prueba a Moshé y a Elohím, convirtiendo su acto en un pecado con “mano alzada”. La ambigüedad inicial de la pena (“no se había declarado qué se le debía hacer” 10) destaca la seriedad del mandamiento del Shabat y la necesidad de una revelación divina directa para establecer el castigo por esta transgresión específica en un contexto donde el pueblo aún estaba aprendiendo a aplicar la Toráh.
La ordenanza de los tzitzit es un tema de vasta discusión rabínica. Se le considera una de las mitzvot más importantes, ya que su propósito es recordar todas las demás mitzvot. El Rambam (Maimónides) enfatiza que los tzitzit sirven para internalizar los mandamientos, evitando que el corazón y los ojos se desvíen hacia la idolatría y la inmoralidad. El color tekhelet (azul) es interpretado como un reflejo del cielo y, por ende, del Trono de Gloria de Elohím, inspirando reverencia y conexión con lo divino. La guematría de la palabra tzitzit (ציצית) es 600, y al sumarle los 8 hilos y los 5 nudos, se obtiene 613, que es el número tradicional de mandamientos en la Toráh, lo que refuerza su función como recordatorio de todas las mitzvot.
Comentario Judío Mesiánico:
Desde una perspectiva judío mesiánica, las leyes sobre el pecado y los tzitzit apuntan a Yeshúa haMashíaj. La distinción entre pecado por error y pecado con “mano alzada” resalta la necesidad de un expiación. Si bien el sistema de sacrificios del Mishkán proveía expiación para los pecados involuntarios, no había un sacrificio específico para el pecado deliberado y blasfemo. Esto subraya la imposibilidad del hombre de redimirse a sí mismo de la rebelión consciente contra Elohím, señalando la necesidad de una intervención divina. Es aquí donde Yeshúa entra como la perfecta y única expiación, no solo por los pecados “por error”, sino también por la rebelión y el desafío del corazón humano (Romanos 5:8, Hebreos 9:26). Su sacrificio en el madero es la única respuesta de Adonái al pecado con “mano alzada”, ofreciendo perdón y restauración a aquellos que se arrepienten y confían en Él.
Los tzitzit, con su propósito de recordar y obedecer los mandamientos, encuentran su cumplimiento en Yeshúa. Él es la Toráh viviente, el Verbo de Elohím hecho carne (Juan 1:14). La mujer que tocó el tzitzit de Yeshúa (Mateo 9:20-22) no solo buscaba sanidad física, sino una conexión con la autoridad y la pureza divina que Él encarnaba. Este acto de fe no es solo un deseo de curación, sino un reconocimiento de Yeshúa como el Mesías que trae sanidad y redención completa, purificando lo impuro. La sanidad que ella recibió al tocar Su tzitzit ilustra que en Yeshúa, la Toráh cobra vida y libera, en lugar de condenar. Él cumple el propósito de los tzitzit al permitir que Su pueblo “recuerde y cumpla todos Mis mandamientos” (Números 15:40) a través de la obra del Ruaj HaKodesh en sus corazones, transformando la obediencia de una carga externa a un deseo interno.
Notas de los primeros siglos:
Los escritos de los Padres de la Iglesia y otros textos del primer siglo, como la Didaché, enfatizan la importancia de la santidad y la obediencia a los mandamientos de Elohím. Si bien no se enfocan explícitamente en el tzitzit como una práctica universal para todos los creyentes, el principio detrás de él —recordar los mandamientos y vivir en santidad— es central en la teología mesiánica y nazarena. La figura de Yeshúa como el “fin” o “cumplimiento” de la Toráh (Romanos 10:4) se entendía como que Él llevó la Toráh a su propósito y plenitud, no que la abolió. Para los creyentes nazarenos, Yeshúa era el ejemplo supremo de obediencia a la Toráh, y Su vida enseñaba cómo vivirla en su espíritu y verdad. La sanidad a través del toque de Su tzitzit resalta Su autoridad divina y Su capacidad para purificar y sanar a aquellos que se acercan a Él con fe.
Aplicación Espiritual:
La Aliyáh 7 de Shelaj Lejá y sus conexiones mesiánicas nos llaman a una vida de obediencia consciente y a la búsqueda de la santidad. No se trata de una obediencia legalista, sino de una respuesta de amor a Adonái que nos ha redimido. El mandamiento de los tzitzit nos recuerda la importancia de mantener la Toráh de Elohím siempre presente en nuestra mente y corazón, evitando la desviación por los deseos carnales y los atractivos del mundo.
Para los creyentes en Yeshúa, esta sección es un poderoso recordatorio de que Él es nuestra fuente de purificación y obediencia. No dependemos de nuestros propios esfuerzos para expiar el pecado deliberado, sino de Su sacrificio perfecto. La fe en Yeshúa nos capacita para vivir una vida de santidad, no por obligación, sino por el poder del Ruaj HaKodesh que mora en nosotros. El ejemplo del hombre que profanó el Shabat nos insta a tomar en serio la obediencia y a reconocer que el pecado deliberado tiene graves consecuencias. Al mismo tiempo, la misericordia de Elohím para el pecado “por error” nos ofrece esperanza y la certeza de Su perdón cuando nos arrepentimos. La conexión con la mujer del flujo de sangre nos anima a acercarnos a Yeshúa con fe, sabiendo que Él tiene el poder para sanarnos, purificarnos y restaurarnos por completo.
Anotaciones gramaticales, léxicas y Guematría:
- בִּשְׁגָגָה (bishgagáh): “Por error”, “involuntariamente”. Se refiere a un pecado cometido sin intención deliberada o por desconocimiento, lo que permitía la expiación mediante un sacrificio.
- בְּיָד רָמָה (beyad ramáh): Literalmente “con mano alzada”. Esta frase idiomática denota una acción deliberada, arrogante y desafiante contra la autoridad de Elohím. Este tipo de pecado no tenía sacrificio expiatorio en el sistema levítico, lo que subraya su gravedad.
- מְנָאֵף (menaéf): “Blasfema”. En este contexto, no solo se refiere a blasfemar con palabras, sino a una acción de desprecio y desafío total a la autoridad de Adonái y Su Toráh.
- נִכְרְתָה (nijretáh): “Será cortada”. Esta es la pena de karet, una forma de excomunión divina, que implica ser cortado de la comunidad de Israel y, en última instancia, del “mundo venidero”. Es una muerte espiritual y física, sin herederos ni continuidad en el pacto.
- צִיצִת (tzitzit): “Fleco” o “borla”. Los tzitzit son los flecos que se colocan en las cuatro esquinas de las vestimentas, según el mandamiento divino.
- תְּכֵלֶת (tekhelet): “Azul”. Un tinte azul específico, de gran valor, que se obtenía de un caracol marino y que simbolizaba el cielo y la realeza divina.
- גמטריה (Guematría): Como se mencionó, la guematría de ציצית (tzitzit) es 600. Sumando los 8 hilos y los 5 nudos que tradicionalmente componen cada tzitzit, se obtiene 613 (600 + 8 + 5), que es el número tradicional de mandamientos (mitzvot) en la Toráh. Esto refuerza la idea de que el tzitzit es un recordatorio de la totalidad de los mandamientos.
Punto 6. Análisis Profundo de la Aliyáh.
La Aliyáh 7 de la Parashá Shelaj Lejá (Números 15:27-41) se presenta como una conclusión de las instrucciones sobre la vida del pueblo de Israel en la Tierra Prometida, integrando la justicia divina con la memoria y la identidad. Se divide en dos segmentos principales: las leyes sobre los tipos de pecado y el incidente del recolector de leña, y el mandamiento de los tzitzit.
El primer segmento (vv. 27-36) aborda la distinción crucial entre el pecado “por error” (בִּשְׁגָגָה – bishgagáh) y el pecado “con mano alzada” (בְּיָד רָמָה – beyad ramáh). Para el pecado por error, ya sea cometido por un nativo o un extranjero, se prescribe un sacrificio expiatorio (חַטָּאת – jatát) de una cordera. Esto demuestra la misericordia y la provisión de Adonái para las transgresiones no intencionales, permitiendo la restauración y el perdón a través de la mediación sacerdotal. El énfasis en la igualdad de trato para nativos y extranjeros subraya la universalidad de la ley y la gracia de Elohím para todos los que se unen a Su pueblo.
Sin embargo, el contraste es marcado con el pecado “con mano alzada”. Este no es un simple error, sino una acción deliberada y arrogante que implica un desprecio consciente de la palabra y el mandamiento de Adonái16. La Toráh lo describe como una “blasfemia” (מְנָאֵף – menaéf) contra Adonái, cuya consecuencia es ser “cortado” (נִכְרְתָה – nijretáh) del pueblo. Esta pena de
karet es severa, implicando no solo la muerte física sino la desconexión del pacto y de la herencia en Israel. El incidente del hombre que recogía leña en Shabat sirve como un caso de estudio dramático para ilustrar la aplicación de esta ley. El Shabat, un signo del pacto entre Adonái e Israel, era fundamental. La profanación deliberada era una afrenta directa a la santidad de Elohím. La consulta a Adonái por parte de Moshé y la subsiguiente orden de apedreamiento público destacan la gravedad de la desobediencia consciente y la necesidad de mantener la santidad del campamento.
El segundo segmento (vv. 37-41) introduce el mandamiento de los tzitzit, los flecos que se colocan en las esquinas de las vestimentas171717171717171717. El propósito de esta mitzváh es triple:
Ver los tzitzit (וּרְאִיתֶם אֹתוֹ – u’reítem otó) como un recordatorio visual; Recordar todos los mandamientos de Adonái (וּזְכַרְתֶּם אֶת-כָּל-מִצְוֹת יהוה – u’zejartém et-kol-mitzvót Adonái); y Cumplirlos (וַעֲשִׂיתֶם אֹתָם – va’asítem otám). La instrucción incluye la adición de un cordón de tekhelet (azul), un color asociado con el cielo y la gloria divina, que eleva el simbolismo del tzitzit. El mandamiento también advierte explícitamente contra el desvío del corazón y los ojos, considerados fuentes de idolatría y promiscuidad espiritual, llevando a la “prostitución” espiritual (זֹנִים – zoním) tras otras deidades o prácticas inmorales. El objetivo final es la santidad: “y sean santos para su Elohím” (וִהְיִיתֶם קְדֹשִׁים לֵאלֹהֵיכֶם – vihyítem kedoshím leEloheijém), basado en la identidad de Adonái como su Libertador de Egipto.
Análisis y Comentario Judío y Mesiánico:
Desde la perspectiva judía, la sección enfatiza la responsabilidad personal y comunitaria en la observancia de la Toráh. La distinción entre pecados es fundamental para la ley halájica y el sistema de sacrificios. El tzitzit se convierte en un medio tangible para la internalización de la Toráh, una herramienta pedagógica para mantener a Israel en el camino de la rectitud y la santidad. Es un recordatorio constante de que la vida del judío está entrelazada con los mandamientos de Adonái.
El enfoque mesiánico ve en esta Aliyáh una profunda conexión con Yeshúa haMashíaj. El problema del pecado “con mano alzada”, sin sacrificio expiatorio, apunta directamente a la necesidad de un Mesías que pueda redimir incluso la rebelión deliberada del corazón humano. El sacrificio de Yeshúa en el madero es la expiación definitiva, no solo por los pecados involuntarios, sino también por aquellos que de otro modo conducirían a la pena de karet. Él es el Cordero de Elohím que quita el pecado del mundo (Juan 1:29), y Su sangre purifica incluso las transgresiones más graves, ofreciendo un nuevo pacto de gracia y perdón.
El mandamiento de los tzitzit adquiere un significado mesiánico potente en el Brit Hadasháh. La mujer con flujo de sangre que toca el tzitzit de Yeshúa (Mateo 9:20-22) es un cumplimiento vivo de su propósito. Ella no toca su ropa al azar, sino el fleco, el símbolo de la Toráh y la autoridad divina. Este acto de fe en Yeshúa, quien encarna perfectamente la Toráh, resulta en su sanidad y purificación. Yeshúa es la Toráh viviente, y al “aferrarse” a Él (como en Zacarías 8:23, donde las naciones se aferran al tzitzit de un judío ), se accede a la vida, la sanidad y la santidad. La advertencia contra el desvío del corazón y los ojos (Números 15:39) es un eco del llamado de Yeshúa a la pureza interior, enfatizando que la verdadera obediencia proviene de un corazón transformado por el Ruaj HaKodesh. La santidad no es solo una observancia externa, sino un estado del ser que se logra a través de la unión con el Mashíaj.
Punto 7. Tema Más Relevante de la Aliyáh.
El tema más relevante de la Aliyáh 7 de Parashá Shelaj Lejá (Números 15:27-41) es la naturaleza del pecado, la responsabilidad humana y la provisión divina para la santidad, culminando en el mandamiento de los Tzitzit como un recordatorio constante de la Toráh de Adonái y una guía hacia una vida de obediencia y santidad. Este tema es fundamental en el contexto de la Toráh porque establece la base para la relación de pacto entre Elohím e Israel. Elohím, siendo santo, requiere santidad de Su pueblo. Sin embargo, Él también reconoce la imperfección humana y provee mecanismos para la expiación de los pecados involuntarios, mientras que impone consecuencias severas para la rebelión deliberada.
La importancia de este tema radica en que define los límites de la misericordia de Elohím bajo el antiguo pacto y subraya la seriedad de la desobediencia consciente. El incidente del recolector de leña en Shabat ilustra que la Toráh no es meramente un conjunto de sugerencias, sino leyes divinas con consecuencias reales y a menudo severas. La ley del pecado con “mano alzada” sin sacrificio expiatorio, crea una brecha que solo puede ser superada por una provisión divina mayor.
Este tema se relaciona profundamente con las enseñanzas y la obra de Yeshúa en el Brit Hadasháh, demostrando la continuidad entre la Toráh y el Brit Hadasháh. Yeshúa aborda directamente la naturaleza del pecado, enfatizando que no solo las acciones externas, sino también las intenciones del corazón, son cruciales (Mateo 5:21-28). Él es la solución al problema del pecado “con mano alzada”, porque Su sacrificio en el madero es la expiación perfecta y suficiente para todos los pecados, sean estos voluntarios o involuntarios. A través de Su muerte y resurrección, Yeshúa ofrece perdón y reconciliación para aquellos que, por sus propias transgresiones, habrían sido “cortados” del pueblo. Él restaura la relación con Adonái y proporciona un medio para la verdadera santidad a través del Ruaj HaKodesh.
El mandamiento del tzitzit, como un recordatorio de la Toráh y una protección contra el desvío del corazón y los ojos, encuentra su máxima expresión en Yeshúa. Él es la Toráh encarnada, el Verbo que habitó entre nosotros (Juan 1:14). La mujer que toca el tzitzit de Yeshúa es un ejemplo paradigmático de cómo, al aferrarnos a Él con fe, recordamos y cumplimos la Toráh, y somos transformados en Su santidad. En Él, la Toráh no es una carga externa, sino una ley escrita en el corazón (Jeremías 31:33), que nos guía a una vida de obediencia motivada por el amor.
Conexión con los Moedim de Elohím:
Este tema se conecta temáticamente con los Moedim de Elohím, en particular con Yom Kipur (Día de Expiación) y Shabat.
- Yom Kipur: La Aliyáh aborda la expiación por el pecado “por error”. Aunque Yom Kipur (Levítico 16) es el día central para la expiación de los pecados de todo el pueblo, incluyendo los del sumo sacerdote, y aquellos pecados que se han cometido a lo largo del año, la provisión diaria o específica para los pecados por error en Números 15:27-29 prefigura la necesidad continua de expiación. Yeshúa haMashíaj, como nuestro Sumo Sacerdote perfecto, entró al Lugar Santísimo una vez y para siempre, no con sangre ajena, sino con Su propia sangre, para obtener eterna redención (Hebreos 9:11-12). Su sacrificio en el madero es el cumplimiento definitivo de Yom Kipur, ofreciendo perdón completo para todos los pecados, incluidos aquellos “con mano alzada” que el sistema levítico no podía expiar. En Él, la reconciliación con Elohím es completa, y el arrepentimiento y la fe nos permiten acceder a esa expiación perfecta.
- Shabat: El incidente del recolector de leña en Shabat destaca la santidad del Shabat y la seriedad de su profanación deliberada. El Shabat es un mandamiento que Adonái dio a Israel como un signo eterno entre Él y Su pueblo (Éxodo 31:13). Es un recordatorio de la soberanía de Elohím como Creador y Redentor. En el contexto mesiánico, Yeshúa es el “Adón del Shabat” (Mateo 12:8). Él no vino a abolir el Shabat, sino a darle su pleno significado, mostrando que el Shabat está diseñado para el bienestar del hombre y que la verdadera obra de Elohím se manifiesta en él. La obediencia al Shabat, como la observancia de todos los mandamientos, se transforma en Yeshúa de una obligación legal a una expresión de amor y reposo en Él, quien es nuestro verdadero descanso. La ley del tzitzit también se conecta con el Shabat al recordar los mandamientos y, por lo tanto, la importancia de descansar y honrar el día de reposo de Adonái.
Punto 8. Descubriendo a Mashíaj en cada Aliyah.
La Aliyáh 7 de Parashá Shelaj Lejá (Números 15:27-41) es rica en elementos que prefiguran a Yeshúa haMashíaj, revelando aspectos de Su obra redentora y Su naturaleza divina.
Profecías Mesiánicas y Reflexión:
Aunque no contiene profecías mesiánicas explícitas en el sentido de predicciones directas del nacimiento o la vida de Yeshúa, este pasaje ofrece elementos tipológicos y temáticos que apuntan a Él y Su redención.
- El Sacrificio por el Pecado: La distinción entre el pecado “por error” (בִּשְׁגָגָה) y el pecado “con mano alzada” (בְּיָד רָמָה) es crucial. Mientras que el sistema levítico proveía una ofrenda por el pecado para los errores involuntarios, no había un sacrificio expiatorio para la transgresión deliberada que constituía una blasfemia contra Adonái y resultaba en la pena de karet. Esta laguna en la Toráh subraya la incapacidad del sistema sacrificial de cubrir la rebelión consciente del corazón humano y, por lo tanto, la necesidad de una expiación perfecta y definitiva que provenga de Elohím mismo. Yeshúa haMashíaj es el cumplimiento de esta necesidad. Él es el Cordero de Elohím que quita el pecado del mundo (Juan 1:29)26, y Su sacrificio en el madero es la única expiación capaz de cubrir todos los pecados, incluidos los cometidos con “mano alzada”. Su sangre purifica incluso las transgresiones que antes no tenían remedio, ofreciendo perdón y restauración a aquellos que se arrepienten y confían en Él (Hebreos 9:26-28).
- Los Tzitzit como Recordatorio de la Toráh: El mandamiento de los tzitzit tiene el propósito de recordar los mandamientos de Adonái y evitar la desviación del corazón y los ojos. Esta es una profecía velada del Mesías, quien encarna la Toráh misma. La Toráh fue dada en forma escrita, pero Yeshúa es la Toráh viviente (Juan 1:1, 14)28282828. Él es la manifestación perfecta de la voluntad de Adonái.
Métodos para descubrir al Mashíaj en cada Aliyáh:
- Tipos (Tipologías):
- La Cordera para la Ofrenda por el Pecado: La cordera ofrecida por el pecado involuntario es un tipo del Cordero Pascual, Yeshúa haMashíaj, quien es el sacrificio perfecto y sin mancha que quita el pecado del mundo (Juan 1:29). Si una cordera podía expiar un pecado por error, cuánto más el sacrificio de Yeshúa puede expiar todos los pecados.
- El Tzitzit: El tzitzit es un tipo de Yeshúa haMashíaj. Al ser un recordatorio de los mandamientos de Elohím, Yeshúa es el cumplimiento de la Toráh, la Toráh misma en carne. Él es quien nos permite recordar y cumplir los mandamientos, no por esfuerzo propio, sino por el poder del Ruaj Hakodesh que Él nos da.
- Sombras (Tzelalim):
- El Sistema Sacrificial: La limitación del sistema sacrificial para expiar el pecado “con mano alzada” es una sombra de la necesidad de un sacrificio superior y definitivo. Este “sombra” se cumple en Yeshúa, cuyo sacrificio no tiene limitaciones y es válido para todos los pecados, ofreciendo una redención eterna y completa (Hebreos 10:1-10).
- El Tekhelet en el Tzitzit: El color azul (tekhelet) en el tzitzit, que representa el cielo y la realeza divina, es una sombra de Yeshúa como el Rey celestial y el Hijo de Elohím, quien une lo celestial con lo terrenal.
- Figuras:
- El Hombre Judío de Zacarías 8:23: La Haftaráh describe diez hombres de las naciones que se aferrarán al “fleco de un hombre judío” para buscar a Elohím. Esta es una figura directa de Yeshúa haMashíaj, el Judío por excelencia, a quien las naciones buscan para encontrar la verdad y la presencia de Elohím.
- El Toque de la Mujer: La mujer con el flujo de sangre que toca el tzitzit de Yeshúa es una figura poderosa de la fe en el Mesías como fuente de sanidad y purificación. Su acto simboliza el acercamiento del creyente a Yeshúa, reconociendo Su autoridad y poder para restaurar.
- Patrones Redentores (Tavnitot):
- La Provisión Divina para el Pecado: El patrón de Elohím proveyendo un medio para la expiación del pecado se intensifica y perfecciona en Yeshúa. Si bien los sacrificios eran provisionales, Yeshúa es la provisión final.
- La Santidad a Través de la Obediencia: El patrón de la santidad que viene a través de la obediencia a los mandamientos de Elohím se cumple en Yeshúa. Él es el único que vivió una vida de perfecta obediencia, y a través de Él, el creyente es capacitado para vivir en santidad (Romanos 8:3-4).
- Nombres y Títulos Proféticos: Aunque no directamente en este pasaje, el mandamiento de los tzitzit y la referencia al “hombre judío” de Zacarías conectan con el título de Yeshúa como Mashíaj, el Ungido, el Mesías de Israel y la luz de las naciones. También como Adón del Shabat33, quien interpreta y cumple la profundidad de este mandamiento.
- Eventos Simbólicos:
- El Incidente del Recolector de Leña: La severidad del juicio por la profanación del Shabat es un evento simbólico que subraya la santidad de la Toráh de Elohím y la seriedad de la rebelión. Esto nos recuerda la seriedad del pecado y la necesidad del juicio divino, que Yeshúa llevó sobre sí mismo para que nosotros no tuviéramos que enfrentarlo.
- Análisis Lingüístico:
- “Mano Alzada” (בְּיָד רָמָה): Este término implica deliberación y arrogancia. La ausencia de un sacrificio para este pecado en la Toráh escrita subraya la magnitud de tal transgresión y, por extensión, la inmensidad del sacrificio de Yeshúa, que cubre incluso esta forma de rebelión.
- “Cortada” (נִכְרְתָה – nijretáh): Esta pena de karet significa ser excluido del pueblo de Elohím. La redención en Yeshúa nos asegura que, a través de la fe en Él, no somos “cortados” sino injertados en el olivo de Israel (Romanos 11:17-24).
- Midrashim Mesiánicos: Algunos midrashim judíos, aunque no directamente conectados a este pasaje, hablan de la incapacidad del ser humano de cumplir plenamente la Toráh y la necesidad de una redención futura que lo haga posible. Estos midrashim, sin ser explícitamente mesiánicos en el sentido cristiano, preparan el terreno para la comprensión del papel de Yeshúa como el que perfecciona la Toráh y capacita al creyente.
- Cumplimientos Tipológicos en el Brit Hadasháh:
- Mateo 9:20-22 (La mujer con el flujo de sangre): Este es el cumplimiento más directo y poderoso. La mujer toca el tzitzit de Yeshúa y es sanada. Esto demuestra que en Yeshúa reside el poder de la Toráh, no como una letra muerta, sino como el espíritu vivificante que trae sanidad y restauración.
- Zacarías 8:23 (La Haftaráh): La profecía de las naciones aferrándose al “fleco de un hombre judío” se cumple en Yeshúa haMashíaj, quien atrae a todas las naciones a Elohím a través de Su persona y Su mensaje redentor353535.
- Paralelismos Temáticos:
- Santidad y Obediencia: La Aliyáh enfatiza la santidad que viene de la obediencia a la Toráh. Yeshúa no solo enseñó la santidad, sino que vivió una vida perfecta y nos capacita, a través de Su Ruaj, para vivir una vida separada para Elohím. Él es el ejemplo supremo de obediencia que nos lleva a ser “santos para su Elohím” (Números 15:40).
En resumen, la Aliyáh 7 de Shelaj Lejá nos presenta a un Yeshúa haMashíaj que es la respuesta a la incapacidad humana de cumplir la Toráh perfectamente, especialmente en el caso del pecado deliberado. Él es la expiación perfecta, la Toráh viviente, y el atractivo final para que todas las naciones se acerquen a Elohím a través de Su gracia y poder transformador.
Punto 9. Midrashim, Targumim, Textos Fuentes y Apócrifos.
La Aliyáh 7 de Shelaj Lejá ha sido objeto de diversas interpretaciones y ampliaciones en la tradición judía, que enriquecen nuestra comprensión del texto.
Midrashim:
Los Midrashim ofrecen profundas reflexiones sobre los eventos y mandamientos de esta sección.
- Sobre el Pecado “con mano alzada” (בְּיָד רָמָה): El Midrash Tanhuma (Shelaj Lejá 22) y el Sifrei Bamidbar (112) explican que el pecado con “mano alzada” no es un pecado de ignorancia, sino un acto deliberado de rebelión, en el que la persona desprecia abiertamente el mandamiento de Adonái. Se compara con la rebelión de Koraj, donde la persona dice: “No hay justicia, ni juez, ni Toráh”. Este tipo de pecado no tiene expiación con sacrificios, lo que subraya la extrema gravedad de desafiar directamente la autoridad divina. La Toráh presenta este concepto para diferenciar entre errores involuntarios y una actitud desafiante hacia Elohím.
- Sobre el Recolector de Leña en Shabat: El Midrash Bamidbar Rabá 18:8-9, y el Tanhuma (Shelaj Lejá 26) discuten el incidente del recolector de leña. Algunas interpretaciones sugieren que este hombre, de nombre Tzelofjad (aunque esto es un midrash posterior y no bíblico), profanó el Shabat públicamente y desafiantemente para poner a prueba la autoridad de Moshé. El hecho de que Moshé consultara a Adonái (Números 15:34) indica que, aunque el Shabat era un mandamiento bien conocido, la pena específica para su transgresión en el contexto del desierto no había sido claramente establecida aún para un caso tan flagrante. Este midrash subraya la inviolabilidad del Shabat como un signo eterno del pacto. La severidad del castigo se interpreta como una lección para toda la generación del desierto sobre la santidad del Shabat.
- Sobre los Tzitzit: El Midrash Bamidbar Rabá 17:5 y el Sifrei Bamidbar (115) elaboran extensamente sobre el mandamiento de los tzitzit. Destacan que el color tekhelet (azul) tiene un simbolismo profundo, representando el mar, que a su vez se asemeja al cielo, y el cielo al Trono de Gloria de Adonái. Así, al mirar el tzitzit, uno es elevado a una contemplación de la divinidad. La advertencia de no seguir “tras su corazón y tras sus ojos” 383838383838383838 es interpretada como una protección contra la idolatría y la promiscuidad, ya que los ojos a menudo ven lo que incita al corazón al pecado. Los tzitzit son un “recordatorio” (לְמַעַן תִּזְכְּרוּ – lema’an tizkerú) 393939393939393939 de todas las mitzvot, ayudando a la persona a mantenerse en el camino de la santidad.
Targumim:
Los Targumim, paráfrasis arameas del Tanakh, a menudo añaden detalles explicativos o interpretativos al texto original.
- Targum Onkelos: En Números 15:30, el Targum Onkelos traduce “con mano alzada” como “con una revelación manifiesta” (בְּגִילּוּי גְּלִי – be-gilluy gelí), lo que refuerza la idea de que este pecado no es un error, sino una acción abierta y desafiante contra la voluntad de Adonái. Para el versículo 31, Onkelos refuerza la idea de que el pecador despreció la “palabra del Señor” y su mandamiento, implicando una total rebeldía.
- Targum Yonatán: Este Targum, conocido por sus adiciones midráshicas, también amplifica la descripción del recolector de leña, a veces identificándolo como Tzelofjad y describiendo su acto como un desafío deliberado. En la sección de los tzitzit, el Targum Yonatán explica cómo el tekhelet simboliza el mar y el cielo, conectando la observancia terrenal con la esfera celestial, similar a los Midrashim. El Targum también resalta que al observar el tzitzit, la persona recordará a Adonái y evitará el pecado.
Textos Fuentes y Apócrifos:
- Libro de los Jubileos: Aunque no menciona los tzitzit explícitamente en relación con Números 15, el Libro de los Jubileos (un texto del Segundo Templo) enfatiza la santidad del Shabat y las severas consecuencias de su profanación, lo que resuena con el incidente del recolector de leña. En Jubileos 2:25-27, la violación del Shabat es castigada con la muerte, lo que muestra una continuidad en la comprensión de la gravedad de este mandamiento en el judaísmo del Segundo Templo.
- Filón de Alejandría: El filósofo judío Filón, en su obra De Specialibus Legibus (Sobre las Leyes Especiales), discute el simbolismo de las vestiduras sacerdotales y, por extensión, las instrucciones sobre los bordes y flecos. Él ve en el tekhelet una representación del aire o el cielo, y en los flecos una analogía con las leyes que rodean la vida, recordándonos la supervisión divina. Para Filón, la vestimenta se convierte en un símbolo del alma, y sus ornamentos reflejan las virtudes.
- Josefo: En Antigüedades Judías, Josefo menciona brevemente el uso del tzitzit como parte de la vestimenta judía y lo asocia con la observancia de la Toráh, aunque sin profundizar en el simbolismo.
- Libro de Tobit: Aunque no trata directamente el tzitzit, textos como Tobit (1:17-18) muestran la preocupación por la pureza ritual y la obediencia a la Toráh en la diáspora, lo cual es el espíritu subyacente al mandamiento del tzitzit.
Estos textos demuestran que la comprensión de los mandamientos de la Toráh, y en particular de la gravedad del pecado y la importancia del tzitzit, era un tema recurrente y profundamente arraigado en la tradición judía antigua y del Segundo Templo. Refuerzan la idea de que la obediencia no era meramente externa, sino que buscaba transformar el corazón y la mente para vivir en santidad ante Elohím.
Punto 10. Mandamientos Encontrados o principios y valores.
La Aliyáh 7 de Parashá Shelaj Lejá (Números 15:27-41) contiene varios mandamientos explícitos y principios éticos y valores espirituales fundamentales para la vida del pueblo de Elohím.
Mandamientos (Mitzvot) Directos:
- Mandamiento de la Ofrenda por Pecado Involuntario (Números 15:27-28): Si una persona comete un pecado “por error” (bishgagáh), debe presentar una cordera de un año como ofrenda por el pecado (חַטָּאת – jatát). Este mandamiento detalla el procedimiento para obtener expiación por transgresiones no intencionales.
- Aplicación en el Brit Hadasháh: En el Brit Hadasháh, Yeshúa haMashíaj es el Cordero de Elohím que quita el pecado del mundo (Juan 1:29)40. Su sacrificio único y perfecto en el madero es la expiación definitiva, no solo por nuestros pecados involuntarios, sino por todos nuestros pecados (Hebreos 9:11-14). Los creyentes en Yeshúa ya no necesitan ofrecer sacrificios de animales, pues Su sangre purifica nuestras conciencias de obras muertas (Hebreos 9:14)41414141. La confesión y el arrepentimiento sincero son la respuesta de fe a Su provisión (1 Juan 1:7-9)42.
- Prohibición de Pecar con “Mano Alzada” (Números 15:30-31): No se debe cometer un acto de desprecio consciente y deliberado contra Adonái y Su Toráh. La pena por tal transgresión es ser “cortado” (כָּרֵת – karet) de la comunidad de Israel.
- Aplicación en el Brit Hadasháh: El Brit Hadasháh enfatiza la gravedad del pecado deliberado, especialmente el rechazo consciente del Mashíaj (Hebreos 10:26-31). Sin embargo, a diferencia del sistema levítico que no ofrecía sacrificio para tal pecado, Yeshúa sí ofrece perdón para aquellos que se arrepienten incluso de la más profunda rebelión. El Ruaj HaKodesh convence de pecado (Juan 16:8), y la fe en Yeshúa permite la restauración completa, incluso para quienes han blasfemado o rechazado a Elohím, siempre que haya arrepentimiento genuino. El llamado a la santificación en el Mashíaj es una transformación del corazón que nos aleja del deseo de pecar deliberadamente (Romanos 6:1-2).
- Mandamiento de Observar el Shabat (Implícito en Números 15:32-36): El incidente del recolector de leña reitera la santidad del Shabat y la prohibición de trabajar en él. Aunque no es un mandamiento explícito formulado aquí, la narrativa sirve para reforzar la inviolabilidad del Shabat, un mandamiento ya establecido en los Diez Mandamientos (Éxodo 20:8-11).
- Aplicación en el Brit Hadasháh: Yeshúa afirmó ser “Adón del Shabat” (Mateo 12:8)43, no para abolirlo, sino para revelar su propósito divino de ser un día de reposo, sanidad y servicio a Elohím. Los creyentes mesiánicos reconocen la importancia del Shabat como un tiempo apartado para Elohím, buscando reposar en Yeshúa, quien es nuestro verdadero descanso (Hebreos 4:9-11). La observancia del Shabat en el Brit Hadasháh se centra en el espíritu de adoración y descanso en la obra consumada del Mashíaj.
- Mandamiento de Usar Tzitzit (Flecos) (Números 15:37-38): Los hijos de Israel deben hacerse flecos en las esquinas de sus vestidos por sus generaciones, y poner en cada fleco un cordón de tekhelet (azul).
- Aplicación en el Brit Hadasháh: Este mandamiento se entiende como un recordatorio visual y físico de la Toráh de Adonái. En Yeshúa, los creyentes son exhortados a recordar y vivir los mandamientos de Elohím a través de la guía del Ruaj HaKodesh. La mujer que toca el tzitzit de Yeshúa (Mateo 9:20-22) muestra que en Él se encuentra el poder y la plenitud de la Toráh. Para los seguidores de Yeshúa, la obediencia a este mandamiento puede ser una expresión de identidad y de un recordatorio constante de la Toráh viva en Yeshúa. La “circuncisión espiritual en Yeshúa” (Colosenses 2:11-14) 45y las “vestiduras espirituales” (Efesios 6:10-18) 46 son metáforas que amplían el concepto de la vestimenta como un reflejo de nuestra identidad en el Mesías.
Principios y Valores:
- Misericordia y Justicia Divina: Adonái es tanto justo al castigar el pecado deliberado como misericordioso al proveer expiación para el pecado involuntario. Esto establece un equilibrio entre Su santidad y Su amor.
- Responsabilidad Personal: Cada individuo es responsable de sus acciones ante Elohím, ya sean errores o actos de rebelión consciente.
- Santidad y Separación: El propósito final de los mandamientos es que Israel sea un pueblo “santo para su Elohím” (Números 15:40), separado de las prácticas idólatras de las naciones. Esto implica una vida de pureza moral y espiritual.
- Memoria y Recordatorio: Los tzitzit sirven como un dispositivo de memoria para mantener los mandamientos de Elohím presentes en la mente y el corazón, evitando el desvío hacia los deseos pecaminosos. La importancia de “recordar” es un principio recurrente en la Toráh.
- La Integridad del Corazón y los Ojos: La advertencia de no ir tras el corazón y los ojos subraya la importancia de la pureza interior y la disciplina de los sentidos para evitar la idolatría y la inmoralidad (Números 15:39)484848484848484848.
- Igualdad ante la Ley: La misma ley se aplica tanto al nativo como al extranjero en Israel, reflejando el valor de la justicia y la imparcialidad de Elohím.
En el Brit Hadasháh, estos principios se perfeccionan en Yeshúa, quien no solo nos enseña sobre la santidad y la obediencia, sino que también nos capacita, a través del Ruaj HaKodesh, para vivir una vida que honre a Adonái. Él es el cumplimiento de la Toráh, y al seguirlo, los creyentes son transformados para reflejar Su santidad y vivir de acuerdo con los principios del Reino de Elohím.
Punto 11. Preguntas de Reflexión.
Aquí se presentan 5 preguntas para cada Aliyáh que inviten a la reflexión y al debate profundo. Dado que la solicitud es para una sola Aliyáh (Aliyáh 7), las preguntas se centrarán en esta sección.
- La Toráh distingue entre el pecado “por error” y el pecado “con mano alzada”. ¿Cómo esta distinción revela la naturaleza de la justicia y la misericordia de Adonái? ¿De qué manera el sacrificio de Yeshúa haMashíaj aborda ambos tipos de pecado de una manera que el sistema levítico no podía plenamente?
- El incidente del recolector de leña en Shabat resulta en una pena severa. ¿Qué nos enseña este evento sobre la santidad del Shabat y la gravedad de la desobediencia consciente a la Toráh? ¿Cómo los creyentes en Yeshúa deben abordar el mandamiento del Shabat hoy, considerando que Yeshúa es el “Adón del Shabat”?
- El mandamiento de los tzitzit es para “recordar todos los mandamientos de Adonái” y para no ir “tras su corazón y tras sus ojos” ¿Cómo puede esta mitzváh, ya sea practicada literalmente o en su espíritu, ayudarnos a mantenernos enfocados en la Toráh de Elohím en un mundo lleno de distracciones y tentaciones?
- La mujer con el flujo de sangre en Mateo 9:20-22 toca el tzitzit de Yeshúa y es sanada. ¿Qué simbolismo profundo tiene este acto de tocar el tzitzit de Yeshúa en relación con la autoridad de la Toráh, la fe y la santidad de Yeshúa? ¿Cómo se conecta esto con la profecía de Zacarías 8:23 sobre las naciones aferrándose al “fleco de un hombre judío”?
- La Aliyáh concluye con la afirmación: “Yo soy Adonái, su Elohím, el que los saqué de la tierra de Egipto para ser para ustedes Elohím” (Números 15:41). ¿Cómo esta declaración de identidad y redención de Elohím fundamenta y motiva la obediencia a todos los mandamientos, incluyendo los de la santidad y el uso del tzitzit?
Punto 12. Resumen de la Aliyáh.
La Aliyáh 7 de la Parashá Shelaj Lejá (Números 15:27-41) aborda aspectos cruciales de la ley de Elohím y su aplicación práctica en la vida de Israel. Comienza estableciendo una clara distinción entre los pecados cometidos “por error” y aquellos realizados “con mano alzada” o deliberadamente. Para los pecados involuntarios, se prescribe una ofrenda por el pecado, una cordera de un año, tanto para el nativo de Israel como para el extranjero que reside entre ellos, lo que demuestra la misericordia y la provisión de expiación de Adonái. Sin embargo, para la persona que peca deliberadamente, desafiando la autoridad de Adonái, la Toráh decreta la pena de ser “cortado” del pueblo53, lo que subraya la gravedad de la rebelión consciente contra la palabra de Elohím.
El pasaje ilustra esta distinción con el incidente del hombre que fue encontrado recogiendo leña en Shabat. Ante la ausencia de una ley específica para este caso, Moshé consulta a Adonái, quien ordena que el hombre sea apedreado hasta morir fuera del campamento. Este evento sirve como una severa advertencia sobre la santidad del Shabat y las consecuencias de la desobediencia deliberada.
Finalmente, la Aliyáh concluye con el mandamiento de los tzitzit, los flecos que se deben colocar en las esquinas de las vestimentas, con un cordón de azul (tekhelet). El propósito de los tzitzit es que el pueblo los vea, recuerde todos los mandamientos de Adonái y los cumpla, y así no se desvíe siguiendo los deseos de su corazón y sus ojos, lo que podría llevar a la prostitución espiritual. El objetivo es que Israel sea un pueblo santo para Elohím, quien los redimió de Egipto.
Aplicación en Mashíaj:
En Yeshúa haMashíaj, estos temas encuentran su cumplimiento y significado más profundo. El problema del pecado “con mano alzada”, para el cual no había expiación en el sistema levítico, es resuelto por el sacrificio perfecto de Yeshúa en el madero. Él es el Cordero de Elohím que quita el pecado del mundo, ofreciendo perdón y redención para todos los pecados, incluidos aquellos que el sistema de sacrificios no podía cubrir. Su sacrificio es la única y definitiva expiación, permitiendo la reconciliación plena con Adonái.
Los tzitzit, como recordatorio constante de la Toráh, apuntan a Yeshúa, quien es la Toráh viviente y encarnada. La sanidad de la mujer con el flujo de sangre, al tocar el tzitzit de Yeshúa, demuestra que en Él reside la plenitud de la Toráh y el poder de Elohím para purificar y sanar. Yeshúa no solo nos da mandamientos, sino que nos capacita a través del Ruaj HaKodesh para cumplirlos, guiando nuestro corazón y nuestros ojos hacia la verdadera santidad y una relación íntima con Adonái. Él es el que nos permite ser verdaderamente “santos para su Elohím”, tal como se promete en la Toráh.
Punto 13. Tefiláh de la Aliyáh.
Bendito seas Tú, Adonái Eloheinu, Melej haOlam, que nos has dado Tu Toráh de verdad y has puesto vida eterna en medio de nosotros a través de Yeshúa haMashíaj.
Adonái, te agradecemos por Tu misericordia infinita, que provees expiación para nuestros errores y transgresiones. Reconocemos que, por nosotros mismos, somos incapaces de cumplir perfectamente Tu Toráh y que nuestro corazón y nuestros ojos a menudo nos desvían hacia el pecado. Te pedimos perdón por nuestras faltas involuntarias y por cualquier acto en el que, consciente o inconscientemente, hayamos despreciado Tu palabra.
Te damos gracias, Abba Kadosh, por la perfecta provisión de Yeshúa haMashíaj, nuestro Cordero de Elohím, cuyo sacrificio único y definitivo cubre todos nuestros pecados, incluso aquellos que fueron cometidos con “mano alzada”. En Él encontramos el perdón completo y la restauración de nuestra relación contigo. Ayúdanos, por el poder de Tu Ruaj HaKodesh, a no tomar Tu gracia por sentado, sino a vivir en arrepentimiento constante y agradecimiento.
Te imploramos, Soberano del universo, que nos ayudes a recordar siempre Tus mandamientos, así como los tzitzit nos recuerdan la totalidad de Tu Toráh. Que podamos, al igual que la mujer con el flujo de sangre, acercarnos a Yeshúa con fe, sabiendo que en Su toque y en Su persona reside la sanidad y la pureza que anhelamos. Que Su ejemplo y Su Espíritu nos guíen para no ir tras nuestro corazón y nuestros ojos, sino para vivir una vida de santidad y obediencia que te honre.
Que Tu Shabat sea santo para nosotros, y que lo respetemos como un pacto eterno. Que cada mandamiento de Tu Toráh, revelado en Yeshúa, sea escrito en lo profundo de nuestros corazones, y que nos transformes para ser un pueblo santo, reflejando Tu gloria ante todas las naciones. Que podamos ser luz y sal en este mundo, mostrando que Elohím está con nosotros, y que otros, como en la profecía de Zacarías, deseen aferrarse a Yeshúa, el Judío por excelencia, para conocerte.
Pedimos todo esto en el nombre precioso de Yeshúa haMashíaj, nuestro Adón y Redentor. Amén.
+Recursos del Ministerio Judío Mesiánico de Biblia Toráh Viviente Para Maestros, Traductores y Estudiantes: https://bibliatorahviviente.github.io/recursos/