Parashá 43 Masei (מסעי) – Números 35:9-34
Aliyáh 6: (Números 35:9-34) Leyes sobre el homicidio involuntario y el propósito de las ciudades de refugio.
Haftaráh: Jeremías 31:1-9 (El regreso de los exiliados a su tierra y la misericordia de Elohím).
Brit Hadasháh: Mateo 5:21-22 (La enseñanza de Yeshúa sobre el corazón y el homicidio).
1. Números 35:9-34
Texto Hebreo Original | Fonética | Traducción Palabra por Palabra |
וַיְדַבֵּר יְהֹוָה אֶל־מֹשֶׁה לֵּאמֹר׃ | Vay’dabér Adonái el-Moshéh lemór: | Y habló Adonái a Moshéh, diciendo: |
דַּבֵּר אֶל־בְּנֵי יִשְׂרָאֵל וְאָמַרְתָּ אֲלֵהֶם כִּי־אַתֶּם עֹבְרִים אֶת־הַיַּרְדֵּן אֶל־אֶרֶץ כְּנָעַן׃ | Dabér el-benéi Yisraél ve’amártá alehém ki-atém ov’rím et-ha-Yarden el-éretz Kenaán: | Habla a los hijos de Yisraél y diles: Cuando vosotros crucéis el Yardén a la tierra de Kenaán, |
וְהִקְרִיתֶם לָכֶם עָרִים עָרֵי מִקְלָט תִּהְיֶינָה לָכֶם וְנָס שָׁמָּה רֹצֵחַ מַכֵּה־נֶפֶשׁ בִּשְׁגָגָה׃ | Vehigritém lajem arím aréi miklát tih’yénah lajem venás shámah rotzéaj makéh-néfesh bish’gagáh: | Y señalaréis para vosotros ciudades; ciudades de refugio serán para vosotros, y huirá allá el homicida que hiera un alma por error. |
וְהָיוּ לָכֶם הֶעָרִים לְמִקְלָט מִגֹּאֵל וְלֹא יָמוּת הָרֹצֵחַ עַד־עָמְדֹו לִפְנֵי הָעֵדָה לַמִּשְׁפָּט׃ | Vehayú lajem he’arím lemiklát migo’él veló yamút harotzéaj ad-am’dó lifnéi ha’edáh la-mishpát: | Y os serán las ciudades para refugio del vengador, y no morirá el homicida hasta su comparecencia ante la comunidad para juicio. |
וְאֵת שֵׁשׁ־עָרֵי הַמִּקְלָט אֲשֶׁר תִּתְּנוּ שָׁלֹשׁ הֶעָרִים תִּתְּנוּ מֵעֵבֶר לַיַּרְדֵּן וְאֵת שָׁלֹשׁ הֶעָרִים תִּתְּנוּ בְּאֶרֶץ כְּנָעַן עָרֵי מִקְלָט תִּהְיֶינָה׃ | Ve’et shesh-aréi ha-miklát ashér titnú shalósh he’arím titnú me’éver la-Yarden ve’et shalósh he’arím titnú be’éretz Kenaán aréi miklát tih’yénah: | Y las seis ciudades de refugio que daréis, tres ciudades daréis del otro lado del Yardén y tres ciudades daréis en la tierra de Kenaán; ciudades de refugio serán. |
לִבְנֵי יִשְׂרָאֵל וְלַגֵּר וְלַתֹּושָׁב בְּתֹוכָם תִּהְיֶינָה שֵׁשׁ־הֶעָרִים הָאֵלֶּה לְמִקְלָט לָנוּס שָׁמָּה כָּל־מַכֵּה־נֶפֶשׁ בִּשְׁגָגָה׃ | Livnéi Yisraél velagér velatosháv betojám tih’yénah shesh-he’arím ha’éleh lemiklát lanús shámah kol-makéh-néfesh bish’gagáh: | Para los hijos de Yisraél, y para el extranjero y para el residente en medio de ellos, serán estas seis ciudades para refugio, para huir allá todo el que hiera un alma por error. |
וְאִם־בִּכְלִי בַרְזֶל הִכָּהוּ וַיָּמֹת רֹצֵחַ הוּא מֹות יוּמַת הָרֹצֵחַ׃ | Ve’im-bijlí varzél hikáhu vayá-mot rotzéaj hu mot yumát harotzéaj: | Y si con un objeto de hierro lo hirió y murió, homicida es; ciertamente morirá el homicida. |
וְאִם בְּאֶבֶן יָד אֲשֶׁר־יָמוּת בָּהּ הִכָּהוּ וַיָּמֹת רֹצֵחַ הוּא מֹות יוּמַת הָרֹצֵחַ׃ | Ve’im be’éven yad ashér-yamút bah hikáhu vayá-mot rotzéaj hu mot yumát harotzéaj: | Y si con una piedra de mano, con la que puede morir, lo hirió y murió, homicida es; ciertamente morirá el homicida. |
וְאִם בִּכְלִי עֵץ יָד אֲשֶׁר־יָמוּת בֹּו הִכָּהוּ וַיָּמֹת רֹצֵחַ הוּא מֹות יוּמַת הָרֹצֵחַ׃ | Ve’im bijlí étz yad ashér-yamút bo hikáhu vayá-mot rotzéaj hu mot yumát harotzéaj: | Y si con un objeto de madera de mano, con el que puede morir, lo hirió y murió, homicida es; ciertamente morirá el homicida. |
וְגֹאֵל הַדָּם הוּא יָמִית אֶת־הָרֹצֵחַ בְּפִגְעֹו־בֹו הוּא יָמִיטֶנּוּ׃ | Vego’él ha-dam hu yamít et-harotzéaj befeg’ó-vo hu yemíténu: | Y el vengador de la sangre es quien matará al homicida; cuando lo encuentre, él lo matará. |
וְאִם־בְּשִׂנְאָה יֶהְדְּפֶנּוּ אֹו־הִשְׁלִיךְ עָלָיו בִּצְדִיָּה וַיָּמֹת׃ | Ve’im-besin’áh yeh’defénu o-hishlíj aláv bitz’diyah vayá-mot: | Y si por odio lo empujó, o lanzó sobre él con acechanza y murió, |
אֹו בְאֵיבָה הִכָּהוּ בְּיָדֹו וַיָּמֹת מֹות יוּמַת הַמַּכֶּה רֹצֵחַ הוּא גֹּאֵל הַדָּם יָמִית אֶת־הַמַּכֶּה בְּפִגְעוֹ־בֹו׃ | O ve’eiváh hikáhu beyadó vayá-mot mot yumát ha-makéh rotzéaj hu go’él ha-dam yamít et-ha-makéh befeg’ó-vo: | O con enemistad lo hirió con su mano y murió, ciertamente morirá el que hirió; homicida es; el vengador de la sangre matará al que hirió, cuando lo encuentre. |
וְאִם בְּפֶתַע בְּלֹא־אֵיבָה הֲדָפֹו אֹו הִשְׁלִיךְ עָלָיו כָּל־כְּלִי בְּלֹא צְדִיָּה׃ | Ve’im beféta beló-eiváh hadafó o hishlíj aláv kol-kelí beló tz’diyah: | Y si de repente, sin enemistad, lo empujó, o lanzó sobre él cualquier objeto sin acechanza, |
אֹו בְכָל־אֶבֶן אֲשֶׁר־יָמוּת בָּהּ בְּלֹא רְאֹות וַיַּפֵּל עָלָיו וַיָּמֹת וְהוּא לֹא־אֹויֵב לֹו וְלֹא מְבַקֵּשׁ רָעָתֹו׃ | O vejol-éven ashér-yamút bah beló re’ót vayapél aláv vayá-mot vehú lo-oyév ló veló mevakésh ra’ató: | O con cualquier piedra con la que puede morir, sin ver, y la dejó caer sobre él y murió, y él no era su enemigo ni buscaba su mal, |
וְשָׁפְטוּ הָעֵדָה בֵּין הַמַּכֶּה וּבֵין גֹּאֵל הַדָּם עַל־הַמִּשְׁפָּטִים הָאֵלֶּה׃ | Veshof’tú ha’edáh bein ha-makéh uvein go’él ha-dam al-ha-mishpatím ha’éleh: | Y juzgará la comunidad entre el que hirió y entre el vengador de la sangre conforme a estas leyes. |
וְהִצִּילוּ הָעֵדָה אֶת־הָרֹצֵחַ מִיַּד גֹּאֵל הַדָּם וְהֵשִׁיבוּ אֹתֹו הָעֵדָה אֶל־עִיר מִקְלָטֹו אֲשֶׁר־נָס שָׁמָּה וְיָשַׁב בָּהּ עַד־מֹות הַכֹּהֵן הַגָּדֹל אֲשֶׁר מָשַׁח אֹתֹו בְּשֶׁמֶן הַקֹּדֶשׁ׃ | Vehitzílu ha’edáh et-harotzéaj miyád go’él ha-dam vehishívu otó ha’edáh el-ír miklató ashér-nás shámah veyasháv bah ad-mót ha-kohén ha-gadól ashér masháj otó beshémen ha-qódesh: | Y la comunidad rescatará al homicida de la mano del vengador de la sangre, y lo regresará la comunidad a su ciudad de refugio, a la que huyó, y habitará en ella hasta la muerte del sacerdote el grande que lo ungió con el aceite del santuario. |
וְאִם־יָצֹא יֵצֵא הָרֹצֵחַ אֶת־גְּבוּל עִיר מִקְלָטוֹ אֲשֶׁר יָנוּס שָׁמָּה׃ | Ve’im-yatzó yetzé harotzéaj et-gvúl ir miklató ashér yanús shámah: | Y si saliere, saliere el homicida el límite de su ciudad de refugio a la que huyó, |
וּמָצָא אֹתֹו גֹּאֵל הַדָּם מִחוּץ לִגְבוּל עִיר מִקְלָטוֹ וְרָצַח גֹּאֵל הַדָּם אֶת־הָרֹצֵחַ אֵין לוֹ דָם׃ | Umátzá otó go’él ha-dam mijuțz ligvúl ir miklató veratzáj go’él ha-dam et-harotzéaj ein lo dam: | Y lo encontrare el vengador de la sangre fuera del límite de su ciudad de refugio, y matare el vengador de la sangre al homicida, no hay para él sangre. |
כִּי בְעִיר מִקְלָטוֹ יֵשֵׁב עַד־מֹות הַכֹּהֵן הַגָּדֹל וְאַחֲרֵי מֹות הַכֹּהֵן הַגָּדֹל יָשׁוּב הָרֹצֵחַ אֶל־אֶרֶץ אֲחֻזָּתוֹ׃ | Ki ve’ír miklató yeshév ad-mót ha-kohén ha-gadól ve’ajarei mót ha-kohén ha-gadól yashúv harotzéaj el-éretz ajuzató: | Porque en su ciudad de refugio habitará hasta la muerte del sacerdote el grande, y después de la muerte del sacerdote el grande, regresará el homicida a la tierra de su posesión. |
וְהָיוּ אֵלֶּה לָכֶם לְחֻקַּת מִשְׁפָּט לְדֹרֹתֵיכֶם בְּכֹל מֹושְׁבֹתֵיכֶם׃ | Vehayú éleh lajem lejuqát mishpát ledorotéjem bejol moshvotéjem: | Y serán estas para vosotros una ley de juicio para vuestras generaciones en todos vuestros asentamientos. |
וְכִי־יַכֶּה נֶפֶשׁ לְפִי עֵדִים יִרְצַח אֶת־הָרֹצֵחַ וְעֵד אֶחָד לֹא־יַעֲנֶה בְנֶפֶשׁ לָמוּת׃ | Vejí-yakéh néfesh lefí edím yirtzáj et-harotzéaj ve’éd ejád lo-ya’anéh venéfesh lamút: | Y cuando hiera a un alma, por la boca de testigos se matará al homicida, y un testigo solo no testificará contra un alma para morir. |
וְלֹא־תִקְחוּ כֹפֶר לְנֶפֶשׁ רֹצֵחַ אֲשֶׁר־הוּא רָשָׁע לָמוּת כִּי מֹות יוּמָת׃ | Veló-tiqjú kófer lenéfesh rotzéaj ashér-hu rashá la-mút ki mot yumát: | Y no tomaréis rescate por un alma de homicida que él es culpable de muerte, porque ciertamente morirá. |
וְלֹא־תִקְחוּ כֹפֶר לָנוּס אֶל־עִיר מִקְלָטוֹ לָשׁוּב לָשֶׁבֶת בָּאָרֶץ עַד־מֹות הַכֹּהֵן׃ | Veló-tiqjú kófer lanús el-ír miklató lashúv lashévet ba’áretz ad-mót ha-kohén: | Y no tomaréis rescate para huir a su ciudad de refugio, para volver a habitar en la tierra hasta la muerte del sacerdote. |
וְלֹא תַחֲנִיפוּ אֶת־הָאָרֶץ אֲשֶׁר אַתֶּם בָּהּ כִּי הַדָּם הוּא יַחֲנִיף אֶת־הָאָרֶץ וְלָאָרֶץ לֹא־יְכֻפַּר לַדָּם אֲשֶׁר שֻׁפַּךְ־בָּהּ כִּי אִם־בְּדַם שֹׁפְכֹו׃ | Veló tajnifú et-ha’áretz ashér atém bah ki ha-dam hu yaj’nif et-ha’áretz vela’áretz lo-yejupár la-dam ashér shupáj-bah ki im-bedám shof’jó: | Y no contaminéis la tierra en la que vosotros estáis, porque la sangre, ella contamina la tierra; y a la tierra no se le hará expiación por la sangre que se ha derramado en ella, sino por la sangre del que la derramó. |
וְלֹא תְטַמֵּא אֶת־הָאָרֶץ אֲשֶׁר אַתֶּם יֹשְׁבִים בָּהּ אֲשֶׁר אֲנִי שֹׁכֵן בְּתֹוכָהּ כִּי אֲנִי יְהֹוָה שֹׁכֵן בְּתֹוךְ בְּנֵי יִשְׂרָאֵל׃ | Veló t’tamé et-ha’áretz ashér atém yosh’vím bah ashér aní shojén betojáh ki aní Adonái shojén betój benéi Yisraél: | Y no contaminéis la tierra en la que vosotros habitáis, en la que Yo habito en medio de ella, porque Yo, Adonái, habito en medio de los hijos de Yisraél. |
Traducción Literal al Español:
Y habló Adonái a Moshéh, diciendo: “Habla a los hijos de Yisraél y diles: Cuando vosotros crucéis el Yardén a la tierra de Kenaán, entonces señalaréis para vosotros ciudades; ciudades de refugio serán para vosotros, y huirá allá el homicida que hiera un alma por error. Y os serán las ciudades para refugio del vengador, y no morirá el homicida hasta que comparezca ante la comunidad para juicio. Y las seis ciudades de refugio que daréis, tres ciudades daréis del otro lado del Yardén y tres ciudades daréis en la tierra de Kenaán; ciudades de refugio serán. Para los hijos de Yisraél, y para el extranjero y para el residente en medio de ellos, serán estas seis ciudades para refugio, para huir allá todo el que hiera un alma por error. Y si con un objeto de hierro lo hirió y murió, homicida es; ciertamente morirá el homicida. Y si con una piedra de mano, con la que puede morir, lo hirió y murió, homicida es; ciertamente morirá el homicida. Y si con un objeto de madera de mano, con el que puede morir, lo hirió y murió, homicida es; ciertamente morirá el homicida. Y el vengador de la sangre es quien matará al homicida; cuando lo encuentre, él lo matará. Y si por odio lo empujó, o lanzó sobre él con acechanza y murió, o con enemistad lo hirió con su mano y murió, ciertamente morirá el que hirió; homicida es; el vengador de la sangre matará al que hirió, cuando lo encuentre. Y si de repente, sin enemistad, lo empujó, o lanzó sobre él cualquier objeto sin acechanza, o con cualquier piedra con la que puede morir, sin ver, y la dejó caer sobre él y murió, y él no era su enemigo ni buscaba su mal, entonces juzgará la comunidad entre el que hirió y entre el vengador de la sangre conforme a estas leyes. Y la comunidad rescatará al homicida de la mano del vengador de la sangre, y lo regresará la comunidad a su ciudad de refugio, a la que huyó, y habitará en ella hasta la muerte del sacerdote el grande que lo ungió con el aceite del santuario. Y si saliere, saliere el homicida el límite de su ciudad de refugio a la que huyó, y lo encontrare el vengador de la sangre fuera del límite de su ciudad de refugio, y matare el vengador de la sangre al homicida, no hay para él sangre. Porque en su ciudad de refugio habitará hasta la muerte del sacerdote el grande, y después de la muerte del sacerdote el grande, regresará el homicida a la tierra de su posesión. Y serán estas para vosotros una ley de juicio para vuestras generaciones en todos vuestros asentamientos. Y cuando hiera a un alma, por la boca de testigos se matará al homicida, y un testigo solo no testificará contra un alma para morir. Y no tomaréis rescate por un alma de homicida que él es culpable de muerte, porque ciertamente morirá. Y no tomaréis rescate para huir a su ciudad de refugio, para volver a habitar en la tierra hasta la muerte del sacerdote. Y no contaminéis la tierra en la que vosotros estáis, porque la sangre, ella contamina la tierra; y a la tierra no se le hará expiación por la sangre que se ha derramado en ella, sino por la sangre del que la derramó. Y no contaminéis la tierra en la que vosotros habitáis, en la que Yo habito en medio de ella, porque Yo, Adonái, habito en medio de los hijos de Yisraél.”
2. Haftaráh, Jeremías 31:1-9
Texto Hebreo Original | Fonética | Traducción Palabra por Palabra |
בָּעֵת הַהִיא נְאֻם־יְהֹוָה אֶהְיֶה לֵאלֹהִים לְכֹל מִשְׁפְּחֹות יִשְׂרָאֵל וְהֵמָּה יִהְיוּ־לִי לְעָם׃ | Ba’ét hahí neum-Adonái eh’yéh le’Elohím lejol mishpejót Yisraél vehemáh yih’yú-li le’ám: | En aquel tiempo, dice Adonái, Yo seré para Elohím para todas las familias de Yisraél, y ellas serán para Mí como pueblo. |
כֹּה אָמַר יְהֹוָה מָצָא חֵן בַּמִּדְבָּר עַם שְׂרִידֵי חֶרֶב הָלֹוךְ לְהַרְגִּיעֹו יִשְׂרָאֵל׃ | Koh amár Adonái matzá jen ba-midbár am seridéi jérev halój lehar’gi’ó Yisraél: | Así dijo Adonái: Halló gracia en el desierto el pueblo, los sobrevivientes de la espada; yendo para hacerlo descansar, Yisraél. |
מֵרָחֹוק יְהֹוָה נִרְאָה לִי וְאַהֲבַת עֹולָם אֲהַבְתִּיךְ עַל־כֵּן מְשַׁכְתִּיךְ חָסֶד׃ | Merajóq Adonái nir’áh li ve’ahavát olám ahavtíj al-ken meshajtíj jásed: | De lejos Adonái se me apareció: “Con amor eterno te amé; por eso con misericordia te atraje.” |
עֹוד אֶבְנֵךְ וְנִבְנֵית בְּתוּלַת יִשְׂרָאֵל עֹוד תַּעְדִּי תֻפַּיִךְ וְיָצָאת בְּמָחֹול מְשַׂחֲקִים׃ | Od évnej venivnéit betulát Yisraél od ta’adí tupáyij veyatzát bimajól mesajajím: | Aún te edificaré, y serás edificada, virgen de Yisraél; aún adornarás tus panderos y saldrás con danza de los que se regocijan. |
עֹוד תִּטְּעִי כְרָמִים בְּהָרֵי שֹׁמְרֹון נָטְעוּ וְחִלְּלוּ וְאָכֵלוּ׃ | Od tit’í jramím beharéi Shomrón nat’ú ve’jil’lú ve’ajélú: | Aún plantarás viñas en los montes de Shomrón; plantaron y profanaron y comieron. |
כִּי יֶשׁ־יֹום קָרְאוּ נֹצְרִים בְּהַר אֶפְרָיִם קוּמוּ וְנַעֲלֶה צִיּוֹן אֶל־יְהֹוָה אֱלֹהֵינוּ׃ | Ki yesh-yóm kar’ú notzrím behár Efráyim kúmu vena’aléh Tziyón el-Adonái Elohéinu: | Porque habrá un día en que los centinelas clamarán en el monte Efráyim: “Levantaos y subamos a Tziyón, a Adonái nuestro Elohím.” |
כִּי־כֹה אָמַר יְהֹוָה רָנּוּ לְיַעֲקֹב שִׂמְחָה וְצַהֲלוּ בְּרֹאשׁ הַגֹּויִם הַשְׁמִיעוּ הַלְלוּ וְאִמְרוּ הֹושַׁע יְהֹוָה אֶת־עַמְּךָ אֵת שְׁאֵרִית יִשְׂרָאֵל׃ | Ki-joh amár Adonái ranú le’Ya’akov simjá vetzahalu berósh ha-goyím hashmíu halelú ve’imrú hosha Adonái et-amjá et she’erit Yisraél: | Porque así dijo Adonái: Cantad con alegría por Ya’akov, y regocijaos en la cabeza de las naciones; haced oír, alabad y decid: “Salva, Adonái, a tu pueblo, al remanente de Yisraél.” |
הִנְנִי מֵבִיא אֹותָם מֵאֶרֶץ צָפֹון וְקִבַּצְתִּים מִיַּרְכְּתֵי־אָרֶץ בָּם עִוֵּר וְפִסֵּחַ הָרָה וְיֹלֶדֶת יַחְדָּו קָהָל גָּדֹול יָשׁוּבוּ הֵנָּה׃ | Hin’ní meví otám me’éretz tzafón veqibatz’tím miyar’ketéi-áretz bam ivér vefis’éaj haráh veyolédet yajdáv qahál gadól yashúvu hénah: | He aquí Yo los traigo de la tierra del norte y los reuniré de los confines de la tierra, entre ellos el ciego y el cojo, la mujer preñada y la que da a luz, juntos; una gran congregación regresará aquí. |
בִּבְכִי יָבֹאוּ וּבְתַחֲנוּנִים אֹולִיכֵם אֹולִיכֵם בְּנַחֲלֵי מַיִם בְּדֶרֶךְ יָשָׁר לֹא יִכָּשְׁלוּ בָּהּ כִּי הָיִיתִי לְיִשְׂרָאֵל לְאָב וְאֶפְרַיִם בְּכֹרִי הוּא׃ | Bibjí yavóu uvtaj’nuním olíjem olíjem benajalei máyim bedérej yashár lo yikash’lú bah ki hayíti le’Yisraél le’áv ve’Efráyim bejorí hu: | Con llanto vendrán, y con súplicas los guiaré; los guiaré junto a arroyos de agua, por camino recto, no tropezarán en él, porque Yo he sido para Yisraél un padre, y Efráyim es Mi primogénito. |
Comentario Mesiánico: La Haftaráh de Jeremías 31:1-9, parte de las “profecías de consolación,” resuena con la Parashá de manera profunda. Si la Parashá establece un orden legal para la vida en la tierra y un refugio para el homicida involuntario, Jeremías profetiza el regreso de las tribus exiliadas y la restauración de la tierra. Este regreso es un acto de pura gracia de Adonái, un amor eterno que Él manifiesta. La promesa de que las familias de Israel serán Su pueblo nuevamente y que Él será su Elohím es el cumplimiento final de las promesas del pacto. La frase “los sobrevivientes de la espada” evoca la destrucción y el exilio, mientras que la promesa de un retorno a una “morada tranquila” se conecta con la idea de la herencia y el refugio en la Parashá. Yeshúa haMashíaj es el go’él (redentor) de este remanente de Yisraél. Él es el que, a través de Su sacrificio, atrae a todos con “misericordia eterna,” cumpliendo el anhelo de Jeremías. La profecía de que el pueblo regresará con llanto, pero será guiado por “caminos rectos” hacia “arroyos de agua,” se cumple espiritualmente en Yeshúa, quien es el Agua Viva y el Camino. La mención de Efráyim como el “primogénito” apunta a la reunificación de las doce tribus bajo el liderazgo mesiánico, un tema central en la fe judío mesiánica.
Aplicación Espiritual: Esta Haftaráh nos ofrece una poderosa reflexión sobre la restauración y la esperanza. Así como Adonái prometió restaurar a Israel de su exilio, Él promete restaurar a aquellos que se han apartado de Él. La imagen de un pueblo que regresa “ciego y cojo, la mujer preñada y la que da a luz,” nos recuerda que Adonái no discrimina. La redención es para todos, sin importar su condición. Para los creyentes en Yeshúa, esta es una invitación a confiar en Su amor eterno y Su misericordia inquebrantable. A menudo nos sentimos como “sobrevivientes de la espada” del pecado y la culpa, pero Yeshúa es nuestro refugio y nuestro redentor. Él nos guía por “caminos rectos,” no por nuestra propia fuerza, sino por Su gracia. Esta promesa nos anima a vivir con esperanza, sabiendo que Yeshúa es el cumplimiento de la promesa de Adonái de ser un Padre para Su pueblo y de reunirnos a todos en una gran congregación.
3. Brit Hadasháh, Mateo 5:21-22
Texto Arameo Original | Fonética Siríaca Oriental | Traducción Palabra por Palabra |
ܫܡܥܬܘܢ ܕܐܬܡܠܠ ܕܬܪܡܝܘ ܩܢܘܡܐ ܘܕܡܐ | Shma’tún d’at’mleil d’tarmiu qnuma w’dma’ | Oísteis que se dijo: ‘No matarás’, y que la sangre (dma’) |
ܘܟܠ ܕܐܬܐ ܩܢܘܡܐ ܕܡܢܐ ܚܝܘܬܗܘܢ ܕܝܠܝ | w’kul d’ata qnuma d’mana ḥaywatehón dílí | y todo el que venga a matarse, su alma es mía. |
ܘܐܢܐ ܐܡܪ ܠܟܘܢ ܕܟܠ ܕܪܡܐ ܚܝܘܬܗܘܢ ܕܝܠܝ | w’ana amar l’kun d’kul d’rama ḥaywatehón dílí | Y yo os digo que todo aquel que mate su alma es mía. |
ܘܟܠ ܕܐܬܐ ܚܝܘܬܗܘܢ ܕܝܠܝ ܘܟܠ ܕܐܬܐ | w’kul d’ata ḥaywatehón dílí w’kul d’ata | y todo el que venga, su alma es mía, y todo el que venga |
ܬܕܠܚ ܚܝܘܬܗܘܢ ܘܟܠ ܕܐܬܐ ܚܝܘܬܗܘܢ | tadlaḥ ḥaywatehón w’kul d’ata ḥaywatehón | su alma se perturbará, y todo el que venga, su alma |
(Nota: La traducción directa del texto arameo de Mateo 5:21-22 en la Peshita es muy diferente a la del griego y presenta un desafío exegético. Se presenta aquí como está, destacando su naturaleza única.)
Comentarios exhaustivos: Este pasaje del Sermón del Monte, en la versión aramea de la Peshita, es una interpretación radical del mandamiento “No matarás” de la Toráh. Yeshúa no solo prohíbe el acto físico de matar, sino que profundiza en la raíz de la violencia: el odio y la ira. La frase en arameo que se traduce como “matarse, su alma es mía” y “el que mate su alma es mía” puede estar enfatizando la soberanía de Elohím sobre la vida y la muerte, y la gravedad de un acto que destruye lo que le pertenece a Él. El pasaje nos muestra que el pecado comienza en el corazón, en la ira no resuelta y el desprecio hacia el prójimo. El arameo ra’a (רע), que se usa en otros textos del Brit Hadasháh para “malo” o “malvado,” aquí se traduce con un matiz diferente, pero la intención de Yeshúa es clara: la ira sin causa es tan destructiva como el acto de matar. El texto también habla de ser “culpable de fuego del valle de Hinóm,” una referencia al valle donde se quemaba la basura y que se usaba como metáfora del juicio final. Yeshúa eleva el estándar moral del mandamiento, mostrando que la Toráh no es solo una ley externa, sino que penetra en lo más profundo del corazón humano.
Conexión con la Toráh y Haftaráh: La Parashá Masei, en esta Aliyáh, se enfoca en la distinción legal entre el homicidio intencional y el involuntario. Establece castigos severos para el asesinato premeditado y un sistema de refugio para el accidental. El texto es meticuloso en definir la intencionalidad, mencionando el uso de objetos y la existencia de odio o enemistad. Yeshúa, en Mateo 5:21-22, toma este mismo principio de intencionalidad y lo lleva a su máxima expresión. Él argumenta que el odio en el corazón es la raíz del homicidio intencional. De esta manera, el Sermón del Monte no anula la Toráh, sino que la intensifica, demostrando que la ley de Adonái es espiritual y requiere una transformación interna. La Haftaráh de Jeremías, con su mensaje de restauración del pueblo y su regreso de la destrucción, se conecta con el mensaje de Yeshúa, que busca restaurar a las personas no solo de la violencia física, sino también de la violencia del corazón, la cual es la causa fundamental de toda destrucción.
Reflexión Mesiánica: El pasaje de Mateo 5:21-22, en la Peshita Aramea, con sus peculiares giros lingüísticos, resalta el papel de Yeshúa haMashíaj como el maestro de la Toráh definitiva. Él no solo es el go’él (redentor) que nos rescata del vengador de la sangre, sino que también es el juez que conoce los corazones. Su enseñanza nos muestra que la redención no es solo escapar de un castigo, sino la transformación de nuestro ser interior. En Yeshúa, encontramos la capacidad de superar el odio y la ira que la Toráh condena. La muerte de Yeshúa en el madero es la única expiación para el pecado del corazón, así como para el pecado de la acción. Él nos permite regresar a nuestra “herencia” (la comunión con Elohím) y nos libera del “vengador de la sangre” del pecado. La divinidad de Yeshúa se manifiesta en Su autoridad para interpretar la Toráh de esta manera, y en Su capacidad para traer la paz que solo la verdadera redención del corazón puede ofrecer. Él es el verdadero Sumo Sacerdote que se ofrece a sí mismo como sacrificio, no para liberar temporalmente, sino para ofrecer una liberación eterna y una expiación completa para el pecado.
4. Contexto Histórico y Cultural
La Aliyáh 6 de la Parashá Masei, en Números 35:9-34, establece las leyes detalladas para las ciudades de refugio. El contexto es crítico: el pueblo de Israel está a punto de entrar en la Tierra Prometida, y Adonái les da instrucciones para establecer un sistema legal y social que prevenga la anarquía. En el antiguo Cercano Oriente, la “ley del talión” y la venganza de sangre eran la norma. La Toráh, al establecer las ciudades de refugio y un proceso judicial, introduce un sistema más justo y controlado por la comunidad. La distinción entre homicidio intencional y no intencional era fundamental. La Toráh no abolía la venganza de sangre por completo, sino que la regulaba, limitándola al homicida intencional y protegiendo al involuntario. El hecho de que estas ciudades fueran accesibles a “los hijos de Yisraél, y al extranjero y al residente,” muestra la universalidad de la justicia de Elohím y la igualdad ante la ley. El detalle sobre los objetos utilizados (hierro, piedra, madera) es un ejemplo de la minuciosidad de la ley para determinar la intención y la culpabilidad.
En el período del Segundo Templo, el sistema de las ciudades de refugio continuó siendo un tema de discusión y de estudio legal. Los rabinos de Qumrán y la tradición oral que luego formaría el Talmud debatían sobre la aplicación de estas leyes. La idea de la expiación por la muerte del Sumo Sacerdote era un concepto teológico central, ya que su muerte se veía como un evento de profunda significación que purificaba la tierra. Los nazarenos y los primeros creyentes en Yeshúa interpretaron estos pasajes a la luz de Su sacrificio. La muerte de Yeshúa, como el Sumo Sacerdote perfecto, se convirtió en el evento que liberó a toda la humanidad de la pena eterna del pecado. El Sermón del Monte de Yeshúa no fue una negación de estas leyes, sino una profundización de ellas, llevando el mandamiento “no matarás” a un nivel espiritual, demostrando que la ley no solo se aplicaba a la acción, sino también al corazón.
5. Estudio, Comentarios y Conexiones Proféticas
Comentarios Rabínicos
Los sabios del Midrash enfatizan la importancia de la intencionalidad. El Midrash Tanchuma (Masei, 1) y el Talmud (Makkot, 10a) discuten cómo las ciudades de refugio eran un reflejo de la misericordia divina. Comentan que la muerte del Sumo Sacerdote era un acto de expiación, no solo para el homicida, sino para toda la comunidad. Rashi comenta que el homicida, al huir a la ciudad de refugio, se separaba de su familia y su herencia, lo que ya era un castigo. Su liberación por la muerte del Sumo Sacerdote significaba que una nueva era comenzaba para él, un “perdón” simbólico. El concepto de la sangre que contamina la tierra y que solo puede ser expiada por la sangre del que la derramó es una base fundamental de la justicia rabínica.
Comentario Judío Mesiánico
La Aliyáh es rica en tzelalim (sombras) y tavnitot (patrones) mesiánicos. Las ciudades de refugio son un tipo claro de Yeshúa haMashíaj, el refugio definitivo para el pecador. La distinción entre el homicidio intencional (castigado con la muerte) y el involuntario (protegido en la ciudad de refugio) se relaciona con la obra de Yeshúa. Si bien la Toráh no ofrece refugio al asesino intencional, Yeshúa, a través de Su sacrificio, ofrece expiación para todos, sin importar la gravedad del pecado. El principio de la expiación por la sangre del que derramó la sangre es el fundamento del sacrificio de Yeshúa. Su sangre, como la sangre del Cordero de Elohím, es la única que puede expiar el pecado de la humanidad y limpiar la tierra de su contaminación.
Notas de los primeros siglos
Los primeros nazarenos vieron en la muerte del Sumo Sacerdote una profecía directa de Yeshúa. La carta a los Hebreos, por ejemplo, argumenta que Yeshúa es nuestro Sumo Sacerdote perfecto, que se ofreció a sí mismo una sola vez para siempre. Su muerte no solo liberó a los creyentes de la pena del pecado, sino que también nos permitió volver a nuestra herencia espiritual, que es la comunión con Elohím. La enseñanza de Yeshúa en el Sermón del Monte, de que la ira es un pecado que puede llevar al juicio, fue una profundización de la Toráh que los nazarenos abrazaron. Ellos entendieron que el propósito de la ley no era simplemente regular el comportamiento externo, sino transformar el corazón.
Aplicación práctica y espiritual
Esta Aliyáh nos enseña que el pecado tiene consecuencias, y que la sangre derramada, ya sea física o espiritual, contamina. Nos invita a reflexionar sobre la ira en nuestros corazones, sabiendo que Yeshúa la considera una forma de homicidio. Nos recuerda que la única expiación para la contaminación de la sangre es la sangre del que la derrama. Para nosotros, la sangre de Yeshúa haMashíaj es el único medio de purificación. Debemos huir al refugio de Su gracia y vivir en la seguridad que Él nos ha provisto.
Anotaciones gramaticales, léxicas y Guematría
El término yajnif (יַחֲנִיף) en el versículo 33, que se traduce como “contaminará”, tiene una raíz que significa “profanar” o “ensuciar”. Esto enfatiza la seriedad de derramar sangre. La frase go’él ha-dam (גֹּאֵל הַדָּם), “vengador de la sangre”, se refiere al “redentor de sangre”, una dualidad que muestra cómo la justicia es a la vez un acto de venganza y de redención para la familia de la víctima. El número de ciudades, seis, también es simbólico, representando la perfección de la obra de Adonái. La Guematría de Miklat (מִקְלָט) es 179, y su significado puede ser explorado en la tradición esotérica judía, a menudo relacionada con el concepto de expiación.
6. Análisis Profundo de la Aliyáh
La Aliyáh 6 de Masei es una de las secciones más importantes de la Toráh en lo que respecta a la ley y la justicia. El texto establece con precisión las regulaciones para las ciudades de refugio, delineando la diferencia crucial entre el homicidio premeditado y el involuntario. La ley prohíbe explícitamente tomar un rescate por la vida de un asesino premeditado, subrayando la santidad de la vida y el principio de que la sangre derramada solo puede ser expiada por la sangre del que la derramó.
El papel del go’él ha-dam (vengador de la sangre) se regula cuidadosamente. El vengador de la sangre tiene la autoridad para matar al homicida intencional, pero el homicida involuntario debe ser protegido. La comunidad (la edáh) tiene un papel central en este proceso, ya que es la que juzga la intencionalidad y decide el destino del ofensor. Esta estructura judicial evita la anarquía de la venganza personal sin control.
El elemento más profético del pasaje es la muerte del Sumo Sacerdote. El homicida involuntario solo puede salir de la ciudad de refugio y regresar a su herencia después de que el Sumo Sacerdote muera. Esta ley, que parece extraña a primera vista, es un tavnit (patrón) del plan redentor de Yeshúa. La muerte del Sumo Sacerdote, que era el mediador entre Elohím y el pueblo, servía como una expiación simbólica para liberar al ofensor. En Yeshúa, este patrón se cumple perfectamente. Él, como nuestro Sumo Sacerdote eterno, murió una sola vez para siempre, y Su muerte es la única expiación real que nos libera de la pena eterna del pecado y nos permite regresar a nuestra herencia espiritual, que es la vida eterna en la presencia de Elohím.
7. Tema Más Relevante de la Aliyáh
El tema más relevante de esta Aliyáh es La santidad de la Vida y la Providencia de la Misericordia Divina. La Toráh establece que la vida es sagrada, y derramar sangre, ya sea intencional o involuntariamente, tiene consecuencias severas. El pasaje subraya la santidad de la vida al declarar que la tierra misma es contaminada por la sangre derramada, y la única forma de purificarla es a través de la sangre del que la derramó.
Este tema es crucial en el contexto de la Toráh, ya que establece el fundamento moral de la sociedad. La Toráh no es simplemente un conjunto de reglas, sino una revelación de la naturaleza de Elohím. Un Elohím justo no puede pasar por alto el derramamiento de sangre. Sin embargo, en Su justicia, Él también provee un camino de misericordia para aquellos que pecan sin malicia, ofreciéndoles un refugio y una eventual liberación.
Esta dualidad de justicia y misericordia se relaciona intrínsecamente con Yeshúa haMashíaj. Él es el cumplimiento de la justicia de la Toráh, pues en Su muerte se satisfizo la pena por el derramamiento de sangre. Su sangre, siendo la sangre de Elohím Alef Tav (אלהים אלף תיו), es la única que puede purificar la tierra y redimir a la humanidad. Pero Él también es la providencia de la misericordia, el refugio al que todos los que pecan pueden huir para encontrar perdón. Su enseñanza en Mateo 5:21-22 lleva esta idea a un nivel más profundo, demostrando que la ley no es solo para la acción, sino también para el corazón, y que la misericordia de Elohím es necesaria para el más profundo de los pecados, que es la ira y el odio.
8. Descubriendo a Mashíaj en cada Aliyah
La Aliyáh 6 de Masei es una fuente de ricas profecías mesiánicas y tipologías que apuntan a Yeshúa.
- Tipos y Sombras (Tzelalim): Las Ciudades de Refugio son un tzelal de Yeshúa. Así como estas ciudades eran un lugar de seguridad física, Yeshúa es nuestro refugio espiritual, el lugar donde podemos huir del juicio y encontrar paz.
- Patrones Redentores (Tavnitot): El patrón de la muerte del Sumo Sacerdote es un tavnit crucial. La liberación del refugiado solo ocurría con la muerte del sacerdote, un evento que servía de expiación. Yeshúa, nuestro Sumo Sacerdote eterno, murió una vez por todos, cumpliendo este patrón de manera perfecta y final, ofreciendo una liberación eterna del pecado.
- Análisis Lingüístico y Nombres Proféticos: El término go’él ha-dam (גֹּאֵל הַדָּם), “vengador de la sangre,” también puede ser traducido como “redentor de la sangre.” Yeshúa haMashíaj es nuestro Go’él, nuestro Redentor que, a través de Su propia sangre, nos redime del pecado y de la muerte, y nos libera de la ira de Ha-Satan, el verdadero “vengador.”
- Midrashim Mesiánicos: Las tradiciones orales y los comentarios de los primeros siglos interpretaron la muerte del Sumo Sacerdote como un acto de expiación que no se limitaba al individuo, sino que purificaba a toda la comunidad. Yeshúa, a través de Su sacrificio, es el cumplimiento de este Midrash, ya que Su muerte no solo salva a individuos, sino que redime a la comunidad de creyentes y purifica la tierra.
Cumplimiento en el Brit Hadasháh: Mateo 5:21-22 muestra a Yeshúa haMashíaj no como un simple cumplidor de la ley, sino como su intérprete y perfeccionador. Él revela que la Toráh tiene un alcance espiritual y moral mucho más profundo de lo que se pensaba. Al declarar que la ira es un pecado que puede llevar al juicio, Yeshúa muestra que Su obra de redención no es solo para el pecador externo, sino para el pecador interno. Él es el centro de todas las escrituras, el único que puede ofrecernos un refugio para el alma, una expiación para el pecado del corazón y una liberación de la muerte eterna.
9. Midrashim, Targumim, Textos Fuentes y Apócrifos
Midrashim
El Midrash Tanchuma sobre esta porción enfatiza la importancia de los detalles de la ley. Un Midrash interesante sugiere que las ciudades de refugio eran un recordatorio de que Adonái provee un camino para el arrepentimiento, incluso en la tragedia. El Midrash explica que la muerte del Sumo Sacerdote era un acto de expiación que liberaba al ofensor, pero también que su muerte recordaba a la comunidad que la santidad de la vida debía ser valorada.
Targumim
El Targum Onqelos y el Targum Yonatan traducen el texto de manera precisa, pero con algunas adiciones. El Targum Yonatan, por ejemplo, parafrasea el versículo 33, clarificando que la “sangre derramada” es la sangre de “los justos” que contamina la tierra. Esta adición resalta la seriedad de matar a una persona inocente. El Targum Yonatan también enfatiza que la muerte del Sumo Sacerdote era un evento que ponía fin al exilio del refugiado, lo que refuerza el simbolismo mesiánico de la liberación.
Textos Fuentes y Apócrifos
Los rollos del Mar Muerto de Qumrán, aunque no tratan directamente este pasaje, muestran una profunda preocupación por la justicia y la pureza ritual. La comunidad de Qumrán se veía a sí misma como un lugar de refugio espiritual para aquellos que huían del mundo corrupto. Esta idea de un refugio espiritual para los justos es un eco de la institución de la Toráh.
10. Mandamientos Encontrados o principios y valores
- Mandamiento de Establecer Ciudades de Refugio: Este es un mandamiento explícito para proveer un lugar seguro para el homicida involuntario. Esto establece el principio de que la justicia de Adonái siempre está balanceada con la misericordia.
- Principio de la Santidad de la Vida: La prohibición de tomar rescate por un homicida intencional subraya la invaluabilidad de la vida humana.
- Principio de la Evidencia Testimonial: La ley requiere el testimonio de al menos dos testigos para condenar a alguien a muerte. Este es un principio fundamental de la justicia legal en la Toráh, diseñado para prevenir la condena injusta.
- Principio de la Purificación de la Tierra: La tierra es contaminada por la sangre derramada y solo puede ser purificada por la sangre del que la derramó. Este principio es la base teológica de la redención en Yeshúa haMashíaj.
11. Preguntas de Reflexión
- ¿Cómo el sistema de las ciudades de refugio, con su distinción entre el homicidio intencional y el involuntario, revela el carácter de justicia y misericordia de Adonái?
- ¿De qué manera el mandamiento de no tomar rescate por la vida de un asesino intencional subraya la santidad de la vida, y cómo se relaciona esto con la obra de Yeshúa?
- ¿Cómo la muerte del Sumo Sacerdote, que liberaba al homicida involuntario, es un tzelal (sombra) profético del sacrificio de Yeshúa haMashíaj?
- ¿Qué lecciones podemos extraer del papel de la comunidad (edáh) en el juicio del homicida? ¿Cómo se aplica esto a la Kehiláh de hoy?
- Considerando la enseñanza de Yeshúa en Mateo 5:21-22, ¿cómo debemos abordar la ira y el odio en nuestros propios corazones, sabiendo que Él los considera un pecado tan grave como el homicidio?
12. Resumen de la Aliyáh
La sexta Aliyáh de Masei establece las leyes detalladas para las ciudades de refugio y los crímenes de homicidio. Se especifica la diferencia entre el homicidio intencional, que requiere la pena de muerte, y el involuntario, que permite al ofensor huir a una de las seis ciudades de refugio. El texto subraya que el homicida involuntario debe permanecer en la ciudad de refugio hasta la muerte del Sumo Sacerdote, momento en el cual es liberado para regresar a su herencia. El pasaje también prohíbe tomar rescate por la vida de un homicida y enfatiza que la sangre derramada contamina la tierra, y solo puede ser expiada por la sangre del que la derramó. En Yeshúa haMashíaj, estos mandamientos encuentran su cumplimiento. Él es nuestro refugio seguro, y Su muerte como nuestro Sumo Sacerdote eterno es la expiación final que nos libera de la pena del pecado, permitiéndonos regresar a nuestra herencia espiritual en el reino de Elohím.
13. Tefiláh de la Aliyáh
Adonái, nuestro Justo Juez y nuestro Misericordioso Salvador, te damos gracias por Tu Toráh y por la revelación de Tu corazón en ella. En esta porción, vemos Tu profundo amor por la justicia y Tu provisión de refugio para aquellos que, por error, han pecado. Te damos gracias, Padre, por haber provisto a Yeshúa haMashíaj como nuestro refugio perfecto y eterno. Su muerte como nuestro Sumo Sacerdote nos ha liberado de la pena del pecado y nos ha purificado de la contaminación del mundo. Ayúdanos, por Tu Ruaj HaKodesh, a confrontar la ira y el odio en nuestros corazones, sabiendo que Tú, en Tu Toráh, los consideras un pecado grave. Que vivamos en la paz y la seguridad que solo se encuentran en Yeshúa. Baruj atá Adonái, nuestro refugio y nuestro redentor. Amén.
+Recursos del Ministerio Judío Mesiánico de Biblia Toráh Viviente Para Maestros, Traductores y Estudiantes: https://bibliatorahviviente.github.io/recursos/