Leer o Descargar PDF - Parashá 48 Shoftim – שֹׁפְטִים – Aliyá 2

Listen to this article

Aliyáh 2: (Deuteronomio 17:14-20) Instrucciones para el futuro rey de Israel y la importancia de que él estudie la Toráh.
Haftaráh: 1 Samuel 8:1-22 (El pedido de Israel por un rey y la advertencia de Samuel).
Brit Hadasháh: 1 Timoteo 3:1-7 (Cualidades de un líder dentro de la comunidad mesiánica).

1. Texto Hebreo Interlineal

Pasaje: Deuteronomio 17:14-18:8

Texto Hebreo OriginalFonética TiberianaTraducción Palabra por PalabraTraducción Literal del Verso
——————-——————-——————-——————-
כִּי־תָבֹאKi-tavoCuando vengasCuando vengas a la tierra
אֶל־הָאָרֶץEl-ha-areṣa la tierraque Adonái tu Elohím te da,
אֲשֶׁרašerquey la heredes, y habites en ella,
יְהוָהAdonáiAdonáiy digas:
אֱלֹהֶיךָEloheikhatu Elohím“Pondré sobre mí un rey,
נֹתֵןnotendacomo todas las naciones que me rodean.”
לָךְlakha ti
וִירִשְׁתָּהּvi-rištahy la heredarás
וְיָשַׁבְתָּהve-yašavtahy habitarás
בָּהּbahen ella
וְאָמַרְתָּve-amartay dirás
אָשִׂימָהasimahpondré
עָלַיalaisobre mí
מֶלֶךְmelekhun rey
כְּכָל־הַגּוֹיִםke-khol-ha-goyimcomo todas las naciones
אֲשֶׁרašerque
סְבִיבֹתָי׃sevivotaime rodean
שׂוֹםSomPonerCiertamente pondrás sobre ti un rey
תָּשִׂיםtasimpondrása quien Adonái tu Elohím elija.
עָלֶיךָalekhasobre tiDe entre tus hermanos pondrás un rey sobre ti;
מֶלֶךְmelekhun reyno podrás poner sobre ti
אֵתetaun hombre extranjero,
אֲשֶׁרašera quienque no sea tu hermano.
יִבְחַרyivḥarelija
יְהוָהAdonáiAdonái
אֱלֹהֶיךָEloheikhatu Elohím
בּוֹboen él
מִקֶּרֶבmi-qerevde en medio de
אַחֶיךָaḥeikhatus hermanos
תָּשִׂיםtasimpondrás
עָלֶיךָalekhasobre ti
מֶלֶךְmelekhun rey
לֹאlono
תוּכַלtukhalpodrás
לָתֵתlatetdar/poner
עָלֶיךָalekhasobre ti
אִישׁishun hombre
נָכְרִיnakhriextranjero
אֲשֶׁרašerque
לֹא־אָחִיךָlo-aḥikhano tu hermano
הוּא׃huél
רַקRaqSolamentePero él no deberá multiplicar para sí caballos,
לֹא־יַרְבֶּה־לּוֹlo-yarbeh-lono multiplicará para élni hará volver al pueblo a Mitzrayim
סוּסִיםsusimcaballospara multiplicar caballos;
וְלֹא־יָשִׁיבve-lo-yašivy no hará volverpues Adonái os ha dicho:
אֶת־הָעָםet-ha-amal pueblo“No volveréis más por este camino.”
מִצְרַיְמָהmitzraymaha Mitzrayim
לְמַעַןle-maancon el fin de
הַרְבּוֹתharbótmultiplicar
סוּסsuscaballo
וַיהוָהva-Adonáiy Adonái
אָמַרamardijo
לָכֶםlakhema vosotros
לֹאlono
תֹסִפוּןtoṣifunañadiréis
לָשׁוּבlašuvvolver
בַּדֶּרֶךְba-derekhen el camino
הַזֶּהha-zeheste
עוֹד׃odmás
וְלֹאVe-loY noY no deberá multiplicar para sí mujeres,
יַרְבֶּה־לּוֹyarbeh-lomultiplicará para élpara que su corazón no se desvíe;
נָשִׁיםnašimmujerestampoco deberá multiplicar para sí
וְלֹא־יָסוּרve-lo-yasury no se desviaráplata y oro en gran cantidad.
לְבָבוֹlevavosu corazón
וְכֶסֶףve-khesefy plata
וְזָהָבve-zahavy oro
לֹאlono
יַרְבֶּה־לּוֹyarbeh-lomultiplicará para él
מְאֹד׃me’odmucho
וְהָיָהVe-hayahY seráY será que, cuando se siente
כְשִׁבְתּוֹkhe-shivtocuando se siente élen el trono de su reino,
עַלalsobreescribirá para sí una copia de esta Torah
כִּסֵּאkisseel tronoen un libro,
מַמְלַכְתּוֹmamlakhtode su reinode delante de los sacerdotes levitas.
וְכָתַבve-khatavy escribirá
לוֹlopara él
אֶת־מִשְׁנֵהet-mišnehla copia de
הַתּוֹרָהha-Torahla Torah
הַזֹּאתha-zotesta
עַל־סֵפֶרal-seferen un libro
מִלִּפְנֵיmi-lifneide delante de
הַכֹּהֲנִיםha-kohanimlos sacerdotes
הַלְוִיִּם׃ha-levi’imlos levitas
וְהָיְתָהVe-haytahY estaráY estará con él,
עִמּוֹimmocon ély leerá en ella todos los días de su vida,
וְקָרָאve-qaray leerápara que aprenda a temer a Adonái su Elohím,
בוֹboen ellapara guardar todas las palabras de esta Torah
כָּל־יְמֵיkol-yemeitodos los días dey estos estatutos, para ponerlos por obra;
חַיָּיוḥayavsu vida
לְמַעַןle-maancon el fin de
יִלְמַדyilmadaprenda
לְיִרְאָהle-yir’aha temer
אֶת־יְהוָהet-Adonáia Adonái
אֱלֹהָיוElohavsu Elohím
לִשְׁמֹרli-šmorpara guardar
אֶת־כָּל־דִּבְרֵיet-kol-divreitodas las palabras de
הַתּוֹרָהha-Torahla Torah
הַזֹּאתha-zotesta
וְאֶת־הַחֻקִּיםve-et-ha-ḥuqimy los estatutos
הָאֵלֶּהha-elehestos
לַעֲשֹׂתָם׃la-asotampara hacerlos
לְבִלְתִּיLe-viltiPara nopara que su corazón no se eleve sobre sus hermanos,
רוּםrumelevarsey para no desviarse del mandamiento
לְבָבוֹlevavosu corazónni a la derecha ni a la izquierda;
מֵאֶחָיוme-eḥavde sus hermanospara que prolongue sus días en su reino,
וּלְבִלְתִּיu-le-viltiy para noél y sus hijos, en medio de Yisra’el.
סוּרsurdesviarse
מִן־הַמִּצְוָהmin-ha-mitzvahdel mandamiento
יָמִיןyaminderecha
וּשְׂמֹאולu-semole izquierda
לְמַעַןle-maancon el fin de
יַאֲרִיךְya’arikhprolongue
יָמִיםyamimdías
עַל־מַמְלַכְתּוֹal-mamlakhtosobre su reino
הוּאhuél
וּבָנָיוu-vanavy sus hijos
בְּקֶרֶבbe-qereven medio de
יִשְׂרָאֵל׃Yisra’elYisra’el
לֹאLoNoNo tendrán los sacerdotes levitas,
יִהְיֶהyihyehserátoda la tribu de Levita,
לַכֹּהֲנִיםla-kohanimpara los sacerdotesparte ni heredad con Yisra’el;
הַלְוִיִּםha-levi’imlos levitaslos sacrificios de fuego de Adonái
כָּל־שֵׁבֶטkol-ševettoda la tribu dey su heredad comerán.
לֵוִיLeviLevi
חֵלֶקḥeleqparte
וְנַחֲלָהve-naḥalahy heredad
עִם־יִשְׂרָאֵלim-Yisra’elcon Yisra’el
אִשֵּׁיisheilos sacrificios de fuego de
יְהוָהAdonáiAdonái
וְנַחֲלָתוֹve-naḥalatoy su heredad
יֹאכֵלוּן׃yokheluncomerán
וְחֵלֶקVe-ḥeleqY parteY parte no tendrá él en medio de sus hermanos;
לֹא־יִהְיֶה־לּוֹlo-yihyeh-lono será para élAdonái es su heredad,
בְּקֶרֶבbe-qereven medio decomo le ha dicho.
אֶחָיוeḥavsus hermanos
יְהוָהAdonáiAdonái
הוּאhuél
נַחֲלָתוֹnaḥalatosu heredad
כַּאֲשֶׁרka-ašercomo
דִּבֶּר־לוֹ׃dibber-lohabló a él
וְזֶהVe-zehY estaY este será el derecho de los sacerdotes
יִהְיֶהyihyehseráde parte del pueblo,
מִשְׁפַּטmišpaṭel derechode parte de los que sacrifican un sacrificio,
הַכֹּהֲנִיםha-kohanimde los sacerdotesya sea buey, ya sea cordero;
מֵאֵתme-etde parte dey dará al sacerdote la espaldilla,
הָעָםha-amel pueblolas quijadas y el cuajar.
מֵאֵתme-etde parte de
זֹבְחֵיzovḥeilos que sacrifican
הַזֶּבַחha-zevakhel sacrificio
אִם־שׁוֹרim-šorsi un buey
אִם־שֶׂהim-sehsi un cordero
וְנָתַןve-natany dará
לַכֹּהֵןla-kohenal sacerdote
הַזְּרֹעַha-zeroala espaldilla
וְהַלְּחָיַיִםve-ha-leḥayayimy las quijadas
וְהַקֵּבָה׃ve-ha-qevahy el cuajar
רֵאשִׁיתRešitLa primicia deLa primicia de tu grano, de tu mosto
דְּגָנְךָdeganekhatu granoy de tu aceite,
תִּירֹשְׁךָtirošekhatu mostoy la primicia de la lana de tus ovejas,
וְיִצְהָרֶךָve-yitzharekhay tu aceitele darás.
וְרֵאשִׁיתve-rešity la primicia de
גֵּזgezla lana de
צֹאנְךָtzo’anekhatus ovejas
תִּתֶּן־לּוֹ׃titen-lole darás
כִּיKiPorquePorque a él ha escogido Adonái tu Elohím
בוֹboen élde entre todas tus tribus,
בָּחַרbaḥarescogiópara estar de pie y ministrar
יְהוָהAdonáiAdonáien el nombre de Adonái,
אֱלֹהֶיךָEloheikhatu Elohímél y sus hijos, todos los días.
מִכָּל־שְׁבָטֶיךָmi-kol-ševaṭekhade todas tus tribus
לַעֲמֹדla-amodpara estar de pie
לְשָׁרֵתle-šaretpara ministrar
בְּשֵׁםbe-šemen el nombre de
יְהוָהAdonáiAdonái
הוּאhuél
וּבָנָיוu-vanavy sus hijos
כָּל־הַיָּמִים׃kol-ha-yamimtodos los días
וְכִי־יָבֹאVe-khi-yavoY si vieneY si viene el levita
הַלֵּוִיha-leviel levitade una de tus ciudades,
מֵאַחַדme-aḥadde una dede todo Yisra’el,
שְׁעָרֶיךָše’areikhatus ciudadesdonde él resida,
מִכָּל־יִשְׂרָאֵלmi-kol-Yisra’elde todo Yisra’ely viene con todo el deseo de su alma
אֲשֶׁר־הוּאašer-huque élal lugar que Adonái elija;
גָּרgarreside
שָׁםšamallí
וּבָאu-vay viene
בְּכָל־אַוַּתbe-khol-avatcon todo el deseo de
נַפְשׁוֹnafšosu alma
אֶל־הַמָּקוֹםel-ha-maqomal lugar
אֲשֶׁרašerque
יִבְחַרyivḥarelija
יְהוָה׃AdonáiAdonái
וְשֵׁרֵתVe-šeretY ministraráY ministrará en el nombre de Adonái su Elohím
בְּשֵׁםbe-šemen el nombre decomo todos sus hermanos levitas
יְהוָהAdonáiAdonáique están allí
אֱלֹהָיוElohavsu Elohímdelante de Adonái.
כְּכָל־אֶחָיוke-khol-eḥavcomo todos sus hermanos
הַלְוִיִּםha-levi’imlos levitas
הָעֹמְדִיםha-omdimlos que están de pie
שָׁםšamallí
לִפְנֵיlifneidelante de
יְהוָה׃AdonáiAdonái
חֵלֶקḤeleqParteComerán parte igual,
כְּחֵלֶקke-ḥeleqcomo parteademás de lo que les venga por la venta
יֹאכֵלוּyokhelucomeránde sus bienes ancestrales.
לְבַדle-vadaparte de
מִמְכָּרָיוmimkaravde sus ventas
עַל־הָאָבוֹת׃al-ha-avotde los padres

2. Haftaráh

Pasaje: Yesha’yahu 51:12-52:12

Análisis: La Haftaráh de la Parashá Shoftim, tomada de Yesha’yahu 51:12-52:12, resuena profundamente con los temas de justicia, liderazgo y redención que se encuentran en nuestra Aliyá. En Deuteronomio 17, se establecen las leyes para el rey, un liderazgo humano que debe regirse por la Torah de Elohím. Se le prohíbe acumular riqueza, caballos y mujeres, y se le manda a escribir y leer la Torah todos los días para que su corazón no se eleve sobre sus hermanos. De igual modo, en Deuteronomio 18, se describe el sostén y el propósito del sacerdocio levítico, cuya heredad es HaShem mismo, y su función es servir y ministrar en Su nombre.

En Yesha’yahu, el profeta consuela a un pueblo en el exilio, afligido y disperso, recordándoles la omnipotencia de Elohím y Su promesa de redención. El pasaje comienza con un llamado a no temer al hombre mortal, sino a temer a HaShem, el Creador de los cielos y la tierra (Yesha’yahu 51:12-13). Esto se conecta directamente con la exhortación al rey en Deuteronomio 17:19-20 de temer a Adonái y no elevar su corazón. El verdadero liderazgo, tanto real como sacerdotal, debe nacer de un temor reverente a Elohím y no de la búsqueda de poder o reconocimiento humano.

El profeta Yesha’yahu habla de la ira de Elohím que se aparta de Tziyon y el juicio que vendrá sobre los opresores (Yesha’yahu 51:22-23). Esta justicia divina es el estándar que se espera de los shofetim (jueces) y el melej (rey) descritos en la Parashá Shoftim. El rey no es un monarca absoluto, sino un siervo de HaShem, encargado de impartir la justicia de Elohím. El Targum Yonatán, en su interpretación de Yesha’yahu 51, a menudo enfatiza la justicia y la retribución divina, subrayando que Elohím castigará a aquellos que oprimieron a Su pueblo.

La Haftaráh concluye con una gloriosa visión de la redención de Yerushalayim, un llamado a “Despierta, despierta, vístete de tu fortaleza, oh Tziyon” (Yesha’yahu 52:1). Habla de la belleza del mensajero que trae buenas nuevas de paz, de salvación y que dice a Tziyon: “¡Tu Elohím reina!” (Yesha’yahu 52:7). Este es el ideal del Reino de Elohím, donde Su reinado se manifestará plenamente. El Midrash Konen (un midrash apócrifo) describe la futura gloria de Yerushalayim y el reinado del Mashíaj en términos que evocan esta visión profética. La autoridad del rey terrenal y el servicio del sacerdote levita son, en última instancia, sombras y prefiguraciones del reinado perfecto y el sacerdocio eterno del Mashíaj, quien establecerá la justicia y la salvación definitiva. La conexión es clara: el ideal de liderazgo humano expuesto en la Torah encuentra su realización y su plenitud en el reinado escatológico de HaShem a través de Su Mashíaj, Maran Yeshúa.

3. Brit Hadasháh (Arameo)

Pasaje: Hebreos 7:1-10 (ܕܝܠܝ ܠܥܒܪ̈ܝܐ 7:1-10)

Análisis: Este pasaje de la Brit Hadasháh, del libro a los Hebreos (ܕܝܠܝ ܠܥܒܪ̈ܝܐ), es fundamental para comprender cómo Yeshúa HaMashíaj cumple y trasciende las leyes concernientes tanto al rey como al sacerdote establecidas en la Aliyá de Shoftim. La Torah en Deuteronomio 17 y 18 delinea un sacerdocio levítico y un rey de linaje de Yisra’el, ambos con limitaciones y funciones específicas dentro de un pacto terrenal.

Hebreos 7:1-10 presenta a Malki-Tzedeq (ܡܠܟܝܙܕܩ), rey de Shalem y sacerdote del Elohím Altísimo, como una figura que prefigura el sacerdocio de Yeshúa HaMashíaj. Se le describe como “sin padre, sin madre, sin genealogía, que no tiene principio de días ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Elohím, permanece sacerdote para siempre” (Hebreos 7:3). Esta descripción contrasta fuertemente con la ley levítica que requiere genealogías específicas para el sacerdocio. En Deuteronomio 18, los sacerdotes levitas son elegidos “de entre todas tus tribus” (מִכָּל־שְׁבָטֶיךָ), y su heredad es Adonái mismo, sin tierra física. Malki-Tzedeq, al recibir diezmos de Avraham, demuestra una superioridad sobre el sacerdocio levítico, que aún estaba en los lomos de Avraham.

Yeshúa HaMashíaj, al ser un sacerdote según el orden de Malki-Tzedeq (Hebreos 7:17), es superior al sacerdocio levítico. Su sacerdocio no es por una ley carnal de mandamientos, sino por el poder de una vida indestructible (Hebreos 7:16). Esto conecta con la instrucción al rey en Deuteronomio 17 de no acumular posesiones que lo desvíen, sino de dedicarse a la Torah y al temor de HaShem. Yeshúa, como el Rey de reyes, no buscó riquezas terrenales ni poder corruptible, sino que ofreció Su vida como un sacrificio perfecto. Él es el Rey ideal que no se eleva sobre sus hermanos, sino que sirve. El libro eslavo de Henoc (2 Enoc) y el Testamento de Levi (parte de los Testamentos de los Doce Patriarcas, un texto pseudepigráfico) a menudo hablan de un sacerdocio eterno y de la preeminencia de Levi, pero la Brit Hadasháh eleva la figura de Yeshúa a un sacerdocio superior, trascendiendo las limitaciones de Levi y Aarón.

El Reino de los Cielos, proclamado por Mar Yeshúa, es donde se manifiesta este nuevo orden. El rey ideal de Deuteronomio 17 es un modelo imperfecto, una sombra de la justicia y la piedad que Yeshúa HaMashíaj encarna. Él es el Rey que gobierna con Torah en Su corazón (Deuteronomio 17:18-19), no solo leyéndola, sino siendo la Torah viviente. Él es el sacerdote que ofrece un sacrificio perfecto una vez y para siempre, validando un Brit Hadasháh (ברית חדשה) que provee un acceso directo a Elohím, no basado en heredad terrenal sino en la heredad de la vida eterna que es Adonái mismo. Así, Yeshúa unifica y perfecciona los roles de rey y sacerdote, como el “Rey de justicia” (מלך צדק) y “Rey de paz” (מלך שלם), y sumo sacerdote, estableciendo el fundamento de Su Reino, que no es de este mundo, pero está destinado a reinar sobre toda la creación.

4. Contexto Histórico

La Aliyá 2 de Parashá Shoftim se enmarca en el libro de Deuteronomio, el cual presenta los discursos finales de Moshéh a la nación de Yisra’el en las llanuras de Moav, justo antes de su entrada a la Tierra Prometida. Históricamente, este pasaje es crucial porque anticipa el establecimiento de una monarquía en Yisra’el, una institución que no existía en el momento de la entrega de la Torah. Moshéh, bajo la inspiración de Ruaj HaKodesh, establece leyes para una eventual monarquía, reconociendo la futura petición del pueblo por un rey “como todas las naciones” (Deuteronomio 17:14), pero con estipulaciones divinas para distinguirla de las monarquías paganas circundantes.

En la época de Moshéh, los reinos cananeos, egipcios y mesopotámicos eran la norma. Estos reyes a menudo eran vistos como divinidades o como representantes divinos absolutos, con poder ilimitado, grandes ejércitos (caballos y carros), vastos harenes para consolidar alianzas y riquezas acumuladas a expensas de sus súbditos. Las leyes de Deuteronomio 17 son una contra-narrativa radical a este modelo. La orden de no multiplicar caballos evita la confianza en la fuerza militar (un recuerdo de Mitzrayim, de donde HaShem los liberó con Su poder), no multiplicar mujeres previene la idolatría y la desviación del corazón (como se vería en Shelomó HaMelej), y no acumular plata y oro combate la opresión económica y la autosuficiencia. El rey de Yisra’el debía ser un “hermano”, no un déspota extranjero, y su autoridad derivaría de la Torah, no de su propia voluntad.

Las leyes sobre el sacerdocio levítico en Deuteronomio 18 complementan la estructura de liderazgo. Los sacerdotes y levitas no recibirían heredad territorial (a diferencia de las otras tribus), sino que HaShem sería su heredad y vivirían de las ofrendas y diezmos del pueblo. Esta separación de la propiedad de la tierra de la autoridad religiosa buscaba asegurar la pureza del culto y la dedicación completa al servicio de Elohím, evitando conflictos de intereses y la acumulación de poder terrenal. Arqueológicamente, los sistemas de gobierno y culto en el Antiguo Oriente Próximo muestran una fuerte centralización del poder y la riqueza en el monarca y los templos. Las leyes de Deuteronomio, por contraste, proponen un modelo descentralizado de heredad para los levitas y un rey cuya autoridad está sometida a un código moral y espiritual superior, la Torah de HaShem. Esto sentaría las bases para la teocracia de Yisra’el, donde incluso el rey era súbdito de Elohím, preparando el terreno para el Reino de los Cielos donde Yeshúa HaMashíaj es el único soberano absoluto y el Sumo Sacerdote eterno.

5. Comentarios Proféticos

El pasaje de Deuteronomio 17-18 no solo establece normas para el rey y el sacerdote, sino que resuena con un profundo eco profético que apunta directamente al Reino de Yeshúa HaMashíaj. La anticipación de un rey en Yisra’el, aunque inicialmente se manifiesta en la monarquía davídica, es fundamentalmente una profecía velada del Mesías.

Las restricciones impuestas al rey terrenal (no multiplicar caballos, mujeres ni riquezas) son proféticas de la naturaleza del verdadero Rey, Yeshúa HaMashíaj. Él no llegó con carros de guerra ni un vasto ejército, sino montado en un asno (Zekharyah 9:9), simbolizando Su reinado de paz y humildad. Él no buscó la acumulación de mujeres ni riquezas mundanas; Su Reino no es de este mundo (Yohanan 18:36), y Su corazón estaba totalmente dedicado a la voluntad de Su Padre, Adonái. La advertencia contra la desviación del corazón debido a las riquezas y las mujeres se cumplió trágicamente en reyes como Shelomó HaMelej, quien, a pesar de su sabiduría inicial, cayó en la idolatría debido a sus muchas esposas y la acumulación excesiva de oro. Yeshúa HaMashíaj, en contraste, es el Rey cuyo corazón nunca se desvió, cuya fidelidad es inquebrantable, y cuya Torah está grabada no en piedra, sino en Su propio ser.

El mandamiento de que el rey escriba para sí una copia de la Torah y la lea todos los días (Deuteronomio 17:18-19) prefigura a Yeshúa HaMashíaj como la Torah viviente. Él no solo la leyó y la guardó, sino que la encarnó y la reveló en Su plenitud. Él es la Palabra que se hizo carne. Su reinado se basa en la perfecta obediencia y aplicación de la Torah de Elohím.

En cuanto al sacerdocio levítico (Deuteronomio 18), su dependencia de HaShem como su heredad y su servicio perpetuo en Su nombre, anuncia el sacerdocio eterno de Yeshúa HaMashíaj según el orden de Malki-Tzedeq. Si bien los sacerdotes levitas ministraban en el Templo terrenal y ofrecían sacrificios temporales, Yeshúa, como el Sumo Sacerdote perfecto, entró una vez y para siempre en el verdadero Santuario celestial, ofreciendo Su vida como el sacrificio supremo y eterno por los pecados de Su pueblo. El Midrash Rabá sobre Deuteronomio a menudo conecta la futura monarquía con la promesa davídica, señalando hacia el Mesías como el cumplimiento definitivo de esa promesa.

Hoy, para los discípulos de Mashíaj, estas leyes nos recuerdan la naturaleza del liderazgo en el Reino de los Cielos: servicio humilde, obediencia a la Torah de Elohím y una total dependencia de HaShem. Nos enseña que el poder terrenal, las riquezas y la búsqueda de influencia mundana son trampas que desvían el corazón. El Reino de Yeshúa HaMashíaj llama a Sus seguidores a emular a Su Rey y Sumo Sacerdote, viviendo una vida de fidelidad, justicia y santidad, esperando el día de Su regreso glorioso para establecer plenamente Su Reino sobre toda la tierra.

6. Análisis Profundo

El pasaje de Deuteronomio 17:14-18:8 se estructura en dos secciones principales: las leyes para el rey y las leyes para los sacerdotes levitas. Cada sección revela profundos conceptos teológicos y principios para el Reino de Elohím.

Leyes sobre el Rey (Deuteronomio 17:14-20):

La previsión de un rey (“אָשִׂימָה עָלַי מֶלֶךְ” – asimah alai melekh, “pondré sobre mí un rey”) muestra la presciencia de HaShem y Su soberanía incluso sobre las decisiones futuras de Su pueblo. No es una orden de tener un rey, sino una regulación de una demanda anticipada. Esto contrasta con las monarquías paganas. El rey de Yisra’el debe ser:

1. Elegido por HaShem: “אֵת אֲשֶׁר יִבְחַר יְהוָה אֱלֹהֶיךָ בּוֹ” – et ašer yivḥar Adonái Eloheikha bo, “a quien Adonái tu Elohím elija en él”. Esto subraya que la autoridad verdadera emana de Elohím, no de la voluntad popular o la herencia dinástica (aunque la dinastía davídica fue divinamente establecida).

2. Un hermano: “מִקֶּרֶב אַחֶיךָ” – mi-qerev aḥeikha, “de en medio de tus hermanos”. Esto garantiza solidaridad y evita la tiranía de un extraño. El rey no debe elevar su corazón sobre sus hermanos (Deuteronomio 17:20).

3. Limitado en poder y posesiones: Las tres prohibiciones son cruciales:

No caballos: “לֹא־יַרְבֶּה־לּוֹ סוּסִים” – lo-yarbeh-lo susim*. Previene la confianza en la fuerza militar y el comercio con Mitzrayim, lugar de opresión (Deuteronomio 17:16). Es una lección de dependencia de Elohím.

No mujeres: “וְלֹא יַרְבֶּה־לּוֹ נָשִׁים” – ve-lo yarbeh-lo našim. Evita la idolatría y la desviación del corazón (“לֹא־יָסוּר לְבָבוֹ” – lo-yasur levavo*) que a menudo venían con alianzas matrimoniales con naciones paganas.

No oro y plata: “וְכֶסֶף וְזָהָב לֹא יַרְבֶּה־לּוֹ מְאֹד” – ve-khesef ve-zahav lo yarbeh-lo me’od*. Impide la tiranía económica y el materialismo, focos de corrupción.

4. Estudiante de la Torah: La orden de escribir una copia de la Torah y leerla diariamente es la piedra angular del reinado justo. “וְהָיָה כְשִׁבְתּוֹ עַל כִּסֵּא מַמְלַכְתּוֹ וְכָתַב לוֹ אֶת־מִשְׁנֵה הַתּוֹרָה הַזֹּאת עַל־סֵפֶר מִלִּפְנֵי הַכֹּהֲנִים הַלְוִיִּם” – ve-hayah khe-shivto al kisse mamlakhto ve-khatav lo et-mišneh ha-Torah ha-zot al-sefer mi-lifnei ha-kohanim ha-levi’im, “Y será que, cuando se siente en el trono de su reino, escribirá para sí una copia de esta Torah… de delante de los sacerdotes levitas.” La Torah es la constitución del reino, y el rey es su primer súbdito. Esto asegura que el rey tema a Adonái y guarde Sus estatutos.

El Targum Onkelos, al traducir “מִשְׁנֵה הַתּוֹרָה” (mišneh ha-Torah), lo interpreta como “copia de la Torah”, enfatizando la necesidad de una adherencia personal y fiel a la ley divina. El Midrash Tanḥuma (Shoftim 8) explica que el rey debe escribir no una, sino dos copias de la Torah, una para llevar consigo siempre y otra para guardar en su tesorería real, asegurando que la Torah sea su guía constante.

Leyes sobre el Sacerdocio (Deuteronomio 18:1-8):

Esta sección reitera y amplía las provisiones para los sacerdotes y levitas.

1. HaShem es su heredad: “לֹא יִהְיֶה לַכֹּהֲנִים הַלְוִיִּם כָּל־שֵׁבֶט לֵוִי חֵלֶק וְנַחֲלָה עִם־יִשְׂרָאֵל” – lo yihyeh la-kohanim ha-levi’im kol-ševet Levi ḥeleq ve-naḥalah im-Yisra’el, “No tendrán los sacerdotes levitas, toda la tribu de Levi, parte ni heredad con Yisra’el”. Su subsistencia proviene de las ofrendas a Elohím y de las porciones específicas de los sacrificios (“אִשֵּׁי יְהוָה וְנַחֲלָתוֹ יֹאכֵלוּן” – ishei Adonái ve-naḥalato yokhelun, “los sacrificios de fuego de Adonái y su heredad comerán”).

2. Porciones específicas: Se detallan las porciones del sacerdote de los animales sacrificados (la espaldilla, las quijadas y el cuajar) y las primicias de los productos agrícolas y ganaderos (grano, mosto, aceite, lana). Esto garantiza su sustento sin poseer tierra.

3. Libertad del Levita para servir: El pasaje enfatiza el derecho de cualquier levita de Yisra’el a venir al lugar elegido por HaShem (Yerushalayim más tarde) y ministrar junto a sus hermanos sacerdotes, recibiendo la misma porción. “חֵלֶק כְּחֵלֶק יֹאכֵלוּ” – ḥeleq ke-ḥeleq yokhelu, “Comerán parte igual”. Esto subraya la unidad y la igualdad en el servicio a HaShem. El Targum Neofiti expande sobre la dignidad del servicio levítico, enfatizando que su elección por HaShem es un honor que supera las posesiones terrenales.

En conjunto, estas leyes pintan un cuadro de liderazgo bajo la soberanía divina, donde el poder terrenal es limitado y el servicio espiritual es central. Ambos roles, el rey y el sacerdote, deben ser mediadores de la voluntad de Elohím y modelos de piedad para el pueblo, anticipando al único que cumpliría perfectamente ambos roles: Yeshúa HaMashíaj.

7. Tema Relevante

Un tema central y profundamente relevante de esta Aliyá es la naturaleza del liderazgo en el Reino de Elohím. La Torah no prohíbe el liderazgo humano, pero lo redefine radicalmente. Un rey, un líder, no debe gobernar como los déspotas de las naciones, sino como un siervo de HaShem y un hermano de su pueblo. Su autoridad no deriva de la acumulación de poder, riqueza o fuerza militar, sino de su obediencia y sumisión a la Torah de Elohím.

La instrucción de que el rey debe escribir una copia de la Torah y leerla todos los días subraya que la Torah es la verdadera constitución del Reino de Elohím. La ley divina no es un mero conjunto de reglas, sino el fundamento moral y espiritual de toda sociedad justa. El líder ideal, por lo tanto, no es el que promulga sus propias leyes o impone su voluntad, sino el que se somete humildemente a la voluntad revelada de HaShem. Su reinado debe ser un reflejo del reinado de Elohím.

Para los discípulos de Mashíaj en el Reino de los Cielos, este principio es transformador. Yeshúa HaMashíaj mismo enseñó que “el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor” (Marqos 10:43-45). El liderazgo en Su Reino es un liderazgo de servicio, humildad y sumisión a la voluntad divina. No se trata de acumular prestigio, poder o riquezas, sino de negarse a uno mismo y seguir Sus mandamientos. Las prohibiciones para el rey resuenan como advertencias para todos los que ostentan alguna forma de autoridad o influencia: cuidado con la confianza en la fuerza humana (caballos), con la desviación del corazón por placeres mundanos o alianzas impías (mujeres), y con el materialismo que corrompe (oro y plata).

Asimismo, el principio del sacerdocio levítico – cuya heredad es HaShem y su sustento proviene del pueblo en un acto de servicio – nos enseña sobre nuestra propia identidad como “real sacerdocio” (1 Pedro 2:9). No buscamos heredad terrenal, sino que nuestra vida entera y nuestra heredad es Adonái mismo. Nuestro “servicio” en el Reino no es para nuestra propia glorificación, sino para la edificación de la comunidad y la manifestación del nombre de Yeshúa HaMashíaj. Este pasaje, entonces, establece un modelo eterno de liderazgo y servicio que culmina y se perfecciona en Yeshúa, el Rey Siervo y Sumo Sacerdote, y nos llama a vivir conforme a esos principios en Su Reino.

8. Descubriendo a Mashíaj

El pasaje de Deuteronomio 17:14-18:8, con sus leyes sobre el rey y el sacerdote, es una prefiguración asombrosa y un apunte profético hacia Yeshúa HaMashíaj como el cumplimiento definitivo de ambos roles.

1. El Rey Ideal: La descripción del rey en Deuteronomio 17 anticipa las características de Yeshúa HaMashíaj.

* Elegido por Elohím: El rey debe ser “a quien Adonái tu Elohím elija” (Deuteronomio 17:15). Yeshúa es el ungido de HaShem por excelencia, el Mashíaj, elegido desde antes de la fundación del mundo para ser Rey. Su elección no fue por voluntad humana, sino por decreto divino (Tehilim 2:6-7).

* Un hermano: El rey debe ser “de en medio de tus hermanos” (Deuteronomio 17:15). Yeshúa se encarnó, tomando forma humana y naciendo en Beit Leḥem, convirtiéndose en nuestro “hermano” de la estirpe de David (Romanos 8:29, Hebreos 2:11-12). Él es el Rey davídico prometido que cumple las esperanzas mesiánicas de Yisra’el.

* Libre de las corrupciones del poder: Las prohibiciones de multiplicar caballos, mujeres y riquezas son una descripción perfecta de Yeshúa. Él no confió en la fuerza militar, sino en el poder de HaShem. No tuvo harenes, sino que se dedicó a Su prometida, la Kehilah (congregación). No acumuló riquezas terrenales; nació sin ellas y murió sin ellas, proclamando que “las zorras tienen guaridas y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar su cabeza” (Mateo 8:20). En el libro de Baruc (un texto apócrifo), se habla del Mesías como un rey que traerá justicia y rectitud, sin la corrupción de los reyes terrenales.

* Obediente a la Torah: El rey debe escribir y leer la Torah todos los días para temer a Adonái y no desviar su corazón. Yeshúa es la Torah viviente, la Palabra de Elohím encarnada. Él no solo obedeció perfectamente cada mandamiento, sino que es la perfecta manifestación de la voluntad de Elohím (Yohanan 1:1, 14). Él es el único Rey cuyo corazón nunca se elevó sobre Sus hermanos.

2. El Sacerdote Eterno: La sección sobre los levitas en Deuteronomio 18, cuya heredad es HaShem y que viven de las ofrendas, apunta al sacerdocio de Yeshúa.

* HaShem es su heredad: Los levitas no tenían heredad terrenal, sino que Adonái era su porción. Yeshúa, como el Sumo Sacerdote perfecto, no busca bienes terrenales. Su Reino no es de este mundo. Él es el que nos conecta con nuestra verdadera heredad, que es Elohím mismo.

* Servicio perpetuo: Los levitas eran llamados a servir “todos los días” (Deuteronomio 18:5). Yeshúa, como sacerdote según el orden de Malki-Tzedeq, tiene un sacerdocio inmutable y eterno (Hebreos 7:24), intercediendo perpetuamente por los Suyos. Los Rollos del Mar Muerto, particularmente los textos de Qumrán, hablan de un Mesías de Aarón y un Mesías de Yisra’el, mostrando una expectativa de figuras duales que Yeshúa unifica como Rey y Sacerdote.

En Maran Yeshúa, encontramos al Rey perfecto, el Ungido de Adonái, cuya humildad, obediencia y justicia trascienden cualquier monarca humano. Él es también el Sumo Sacerdote que se ofreció a Sí mismo, cumpliendo todos los sacrificios y estableciendo un nuevo y eterno Brit Hadasháh. Él es el fundamento del Reino de los Cielos, el único digno de sentarse en el trono, y a quien se le ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Las leyes de Moshéh nos preparan para comprender la gloria incomparable de nuestro Rey y Sumo Sacerdote, Yeshúa HaMashíaj.

9. Midrashim y Targumim

Los Midrashim y Targumim ofrecen valiosas perspectivas sobre el pasaje de Deuteronomio 17:14-18:8, enriqueciendo nuestra comprensión de las leyes sobre el rey y el sacerdote.

Sobre el Rey (Deuteronomio 17:14-20):

Anticipación del Rey: El Midrash Tanḥuma (Shoftim 8) y el Sifrei Devarim 156-157 discuten la expresión “אָשִׂימָה עָלַי מֶלֶךְ” (asimah alai melekh, “pondré sobre mí un rey”). Los sabios debaten si este versículo es un mandamiento positivo para nombrar un rey o una concesión a una futura demanda del pueblo. Generalmente, se entiende como una previsión divina de que Yisra’el desearía una monarquía, y que HaShem establece sus parámetros para asegurar que sea una monarquía teocrática y no una imitación de las naciones. Se subraya que HaShem permite* la monarquía, pero la sujeta a Sus leyes.

* Restricciones (Caballos, Mujeres, Riquezas):

* Caballos: El Midrash Rabá (Devarim 5:11) conecta la prohibición de multiplicar caballos con la dependencia en Mitzrayim y la vanidad de la fuerza militar. Se interpreta que el rey no debe confiar en su ejército, sino en Adonái, como está escrito en Tehilim 20:8, “Algunos confían en carros y otros en caballos, pero nosotros confiaremos en el nombre de Adonái nuestro Elohím”.

Mujeres: La restricción sobre las mujeres (“וְלֹא יַרְבֶּה־לּוֹ נָשִׁים” – ve-lo yarbeh-lo našim) se interpreta como una salvaguarda para el corazón del rey. El Sifrei Devarim 157 establece un límite de dieciocho esposas (basado en la guematria de “la no hará” – לֹא יַרְבֶּה), pero la preocupación principal es que el corazón no se desvíe (“לֹא־יָסוּר לְבָבוֹ” – lo-yasur levavo*). Este temor se materializó en Shelomó HaMelej (1 Reyes 11:3-4), cuya sabiduría fue superada por la influencia de sus muchas esposas extranjeras, que desviaron su corazón hacia la idolatría.

* Riquezas: La acumulación excesiva de oro y plata se ve como un peligro para la justicia y la humildad del rey, que podría llevar a la opresión del pueblo. El Midrash enfatiza que el rey debe vivir con moderación y no usar su posición para enriquecimiento personal.

La Copia de la Torah: El mandamiento de escribir una “מִשְׁנֵה הַתּוֹרָה” (mišneh ha-Torah, “copia de la Torah”) y leerla diariamente es de suma importancia. El Sifrei Devarim 161 interpreta que el rey debe escribir no una, sino dos copias: una para su tesoro real y otra para llevar consigo constantemente, incluso en batalla. Esto asegura que la Torah sea su guía constante. El Targum Pseudo-Jonatán para Deuteronomio 17:18 traduce “copia” como “segunda ley”, sugiriendo que el rey debe poseer una copia especial de la Torah que no solo es una réplica, sino una fuente de instrucción divina constante para su liderazgo. El objetivo final es que el rey aprenda a “לְיִרְאָה אֶת־יְהוָה אֱלֹהָיו” (le-yir’ah et-Adonái Elohav, “temer a Adonái su Elohím”) y que su “לְבָבוֹ מֵאֶחָיו” (levavo me’eḥav*, “corazón no se eleve sobre sus hermanos”).

Sobre el Sacerdocio (Deuteronomio 18:1-8):

HaShem como heredad: Los Targumim, como el Targum Onkelos y el Targum Pseudo-Jonatán, enfatizan la singularidad de la tribu de Levi al no recibir heredad territorial. “יְהוָה הוּא נַחֲלָתוֹ” (Adonái hu naḥalato*, “Adonái es su heredad”) se interpreta no solo como su sustento material, sino como su herencia espiritual y su propósito central. El Sifrei Devarim 163 afirma que esta distinción eleva a Levi por encima de las otras tribus, ya que su conexión directa con HaShem es su mayor riqueza.

* Porciones Sacerdotales: Los detalles de las porciones de los sacrificios y las primicias se interpretan como la provisión divina para aquellos dedicados al servicio. El Midrash Tanjuma (Shoftim 9) discute cómo estas porciones garantizan la dignidad y el sustento de los sacerdotes y levitas, permitiéndoles dedicarse plenamente a su ministerio sin preocupaciones materiales.

* Derecho del Levita a servir: El Targum Onkelos destaca que la ley que permite a cualquier levita de Yisra’el venir y ministrar en el lugar elegido por HaShem y recibir una porción igual subraya la unidad de la tribu en el servicio. No hay exclusividad local para el ministerio levítico, sino que todos tienen el derecho de participar en el servicio central una vez que se ha establecido un lugar.

En resumen, los Midrashim y Targumim no solo aclaran los detalles de estos mandamientos, sino que también profundizan en su significado teológico y ético, mostrando cómo el liderazgo, tanto real como sacerdotal, debe estar enraizado en la humildad, la dependencia de HaShem y la obediencia a Su Torah, sirviendo como modelos para la totalidad del pueblo de Yisra’el.

10. Mandamientos

De este pasaje fundamental de la Torah, podemos extraer varios mandamientos (mitzvot) y principios de vida esenciales, aplicables para los discípulos de Mashíaj en el Reino de los Cielos:

1. Aceptar el Liderazgo Divinamente Escogido (Deuteronomio 17:15): Si bien no buscamos un rey terrenal en el Reino de los Cielos, este principio nos enseña a reconocer y someternos a la autoridad que HaShem ha establecido, tanto espiritual como secular, en la medida en que no contradiga Su Torah. En el contexto del Reino, esto implica reconocer la soberanía de Yeshúa HaMashíaj como Rey de reyes y el liderazgo de aquellos a quienes Él ha llamado y equipado en Su Kehilah.

2. Confianza en Elohím, no en la Fuerza Humana (Deuteronomio 17:16): La prohibición de que el rey multiplique caballos es una mitzváh para no poner nuestra confianza en el poder militar, las posesiones materiales o las estrategias humanas. Para los discípulos de Mashíaj, esto significa depender de Elohím y de Su Ruaj HaKodesh para la victoria, no de nuestras propias habilidades, recursos o influencia mundana.

3. Proteger el Corazón de la Desviación (Deuteronomio 17:17): Las prohibiciones de multiplicar mujeres y riquezas advierten contra las distracciones y corrupciones que pueden desviar nuestro corazón de Adonái. En el Reino de los Cielos, esto se traduce en guardar nuestros corazones de la idolatría, la inmoralidad y el materialismo (avidez por plata y oro). Nuestra lealtad debe ser indivisa hacia HaShem, y nuestras pasiones deben ser por Su Reino y Su justicia.

4. Estudio y Adhesión Constante a la Torah de Elohím (Deuteronomio 17:18-19): El rey debía escribir y leer la Torah todos los días. Para los discípulos, esto es un mandamiento a la inmersión continua en la Palabra de Elohím, la Torah viva de Yeshúa. Debemos estudiar, meditar y aplicar Sus enseñanzas diariamente para temer a Adonái, vivir en obediencia y no desviarnos de Sus caminos ni a la derecha ni a la izquierda.

5. Humildad en el Liderazgo y entre los Hermanos (Deuteronomio 17:20): El rey no debía elevar su corazón sobre sus hermanos. Este es un principio fundamental del Reino: todo liderazgo debe ser humilde y servicial. Los discípulos de Mashíaj deben evitar la arrogancia, la jactancia y el orgullo, reconociendo que todos somos hermanos e iguales ante HaShem.

6. Reconocer a HaShem como Nuestra Única Herencia (Deuteronomio 18:1-2): El principio de que los sacerdotes levitas no tenían heredad terrenal sino que Adonái era su porción, nos enseña a los discípulos a no buscar la seguridad en posesiones materiales. Nuestra verdadera riqueza, nuestra herencia eterna, es Elohím mismo y la participación en Su Reino.

7. Sostener a Aquellos que Ministran (Deuteronomio 18:3-5): Aunque el sacerdocio levítico ha sido cumplido en Yeshúa HaMashíaj, el principio de sostener a quienes se dedican al ministerio a tiempo completo es relevante. Aquellos que sirven en la proclamación de la buena nueva y la edificación del Reino deben ser apoyados por la comunidad, permitiéndoles dedicarse plenamente a su llamado.

8. Libertad y Unidad en el Servicio (Deuteronomio 18:6-8): La ley que permite a los levitas de cualquier lugar unirse al servicio en el lugar central y recibir la misma porción, promueve la unidad y la libertad en el servicio a HaShem. En el Reino de los Cielos, todos los que son llamados a servir a Mashíaj tienen el derecho y la oportunidad de hacerlo, y deben ser recibidos y valorados por igual en su servicio.

Estos principios nos guían a vivir una vida de verdadera discipulado, reflejando el carácter de Yeshúa HaMashíaj en cada área de nuestras vidas y roles, construyendo el Reino de los Cielos aquí en la tierra.

11. Preguntas de Reflexión

1. Reflexionando sobre las restricciones impuestas al rey (no multiplicar caballos, mujeres, ni riquezas), ¿cómo pueden estas advertencias aplicarse a los discípulos de Yeshúa HaMashíaj hoy en día, en términos de nuestras prioridades, dependencias y las tentaciones que enfrentamos al buscar influencia o éxito en el Reino de los Cielos?

2. La instrucción para el rey de escribir una copia de la Torah y leerla diariamente es central. ¿De qué maneras prácticas podemos los discípulos de Mashíaj imitar esta devoción a la Palabra de Elohím, para asegurar que nuestros corazones no se eleven y que nuestra vida esté alineada con los principios del Reino?

3. Considerando que la heredad de los sacerdotes levitas era Adonái mismo, y que ellos ministraban en Su nombre, ¿cómo esta verdad redefine nuestra propia búsqueda de “seguridad” o “herencia” en el Reino de los Cielos? ¿De qué manera el discipulado en Yeshúa HaMashíaj nos llama a vivir con una dependencia similar en HaShem como nuestra porción suprema?

12. Resumen

La Aliyá 2 de Parashá Shoftim, Deuteronomio 17:14-18:8, establece las leyes fundamentales para el rey y el sacerdote en Yisra’el, delineando un modelo de liderazgo y servicio radicalmente distinto al de las naciones circundantes. El rey debe ser elegido por HaShem, ser un hermano para su pueblo, y someterse a estrictas limitaciones para no acumular poder, riquezas o influencias que desvíen su corazón, siendo su deber primordial escribir y leer la Torah diariamente. Los sacerdotes levitas, por su parte, no poseen heredad terrenal, siendo HaShem su porción, y se sustentan de las ofrendas para dedicarse plenamente al servicio divino. Estos estatutos prefiguran el Reino de Yeshúa HaMashíaj, en el cual Él encarna al Rey ideal y al Sumo Sacerdote eterno, estableciendo principios de liderazgo humilde, servicio dependiente de Elohím, y una vida en perfecta obediencia a la Torah, invitando a Sus discípulos a reflejar estos valores en la construcción de Su Reino.

13. Tefiláh (Oración)

Adonái, Elohím de Yisra’el y Padre de nuestro Maran Yeshúa HaMashíaj, te damos gracias por Tu Torah, que revela los principios eternos de Tu Reino. Te pedimos, Ruaj HaKodesh, que grabe en nuestros corazones las leyes de este pasaje, enseñándonos a buscar un liderazgo humilde y siervo, libre de la codicia por el poder, las riquezas y las distracciones mundanas. Que podamos, como nuestro Rey Yeshúa HaMashíaj, vivir en perfecta obediencia a Tu Torah, con nuestros corazones dedicados a Ti y sin elevarnos sobre nuestros hermanos. Ayúdanos a reconocer que Tú eres nuestra verdadera heredad y a ministrar en Tu nombre con integridad y unidad, para la expansión de Tu Reino de los Cielos en la tierra. Amén.

Más Recursos del Reino de Yeshúa HaMashíaj

Para estudios adicionales y recursos, visita nuestro sitio web dedicado al estudio profundo de la Torah desde la perspectiva del Reino de Yeshúa HaMashíaj.

Recursos Biblia Toráh Viviente 2025 


+Recursos del Ministerio Judío Mesiánico de Biblia Toráh Viviente Para Maestros, Traductores y Estudiantes:

TORA DE ESTUDIO
https://torahviviente.com

PARASHÁ DE LA SEMANA
https://laparashadelasemana.torahviviente.com/

ORANDO CON LOS TEHILÍM
https://torahviviente.com/orandotehilim

RECURSOS GRATIS
https://bibliatorahviviente.github.io/recursos

o Chatea con Toráh Viviente en WhatsApp:
https://wa.me/ais/24791720737112363?s=5

Menú Torah Viviente
Messianic Jewish Ministry 
👇👇👇
Chat en vivo, Tehilim Salmos, Biblioteca Pdfs, y Audios, Música, Parashot, Hebreo Fácil, Cinejudio, Amida, Tevilah, aplicaciones de estudio…etc.
Telegram:
t.me/menutorahviviente

OFRENDAS
https://t.me/menutorahviviente/2020

🇮🇱 Am Israel Jai
EN TODOS LOS IDIOMAS
🇺🇸 🇮🇱 🇨🇳 🇮🇳 🇪🇸 🇫🇷  🇧🇷

Deja un comentario