Leer o Descargar PDF - Parashá 53 Haazinu (האזינו) – Aliyah 5

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Aliyáh 5: (Deuteronomio 32:29-39) Moshé proclama la soberanía de Elohím sobre la vida y la muerte y Su poder para redimir a Su pueblo.
Haftaráh: 2 Samuel 22:1-51 (David reconoce la soberanía de Elohím sobre sus enemigos).
Brit Hadasháh: Apocalipsis 1:17-18 (Yeshúa, que tiene las llaves de la muerte y el Hades).

¡Shalom a todos los buscadores de la verdad del Reino de Yeshúa HaMashíaj!

Desde el centro de estudios del Reino de Yeshúa HaMashíaj, nos es un honor presentar un estudio profundo sobre la Aliyá 5 de la Parashá Haazinu, un pasaje monumental que resuena con la soberanía y la justicia de HaShem, y que anticipa la plenitud del Reino venidero. Nos adentraremos en las profundidades de la revelación de Moshéh, explorando su significado en el contexto de la Torah y su conexión profética con la obra de MarYah Yeshúa.

Tema: La venganza de Adonái

1. Texto Hebreo Interlineal

Pasaje: Deuteronomio 32:39-32:43

Texto Hebreo OriginalFonética TiberianaTraducción Palabra por PalabraTraducción Literal del Verso

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רְאוּRe’uVed רְאוּMirad ahora que Yo, Yo soy Él, y no hay Elohím conmigo.
עַתָּהAttahahora עַתָּה
כִּיKique כִּי
אֲנִיAniYo אֲנִי
אֲנִיAniYo אֲנִי
הוּאHuÉl הוּא
וְאֵיןVe-einy no hay וְאֵין
אֱלֹהִיםElohímElohím אֱלֹהִים
עִמָּדִיImmadiconmigo עִמָּדִי
אֲנִיAniYo אֲנִי
אָמִיתAmitmato אָמִית
וַאֲחַיֶּהVa-aḥayyehy doy vida וַאֲחַיֶּה
מָחַצְתִּיMaḥaṣtiYo herí מָחַצְתִּי
וַאֲנִיVa-aniy Yo וַאֲנִי
אֶרְפָּאErpasano אֶרְפָּא
וְאֵיןVe-einy no hay וְאֵין
מִיָּדִיMi-yadíde Mi mano מִיָּדִי
מַצִּילMaṣṣilque salve מַצִּיל
כִּיKiPorque כִּיPorque levantaré al cielo Mi mano, y diré: ¡Vivo Yo para siempre!
אֶשָּׂאEssalevantaré אֶשָּׂא
אֶל־שָׁמַיִםEl-Shamayimhacia los cielos אֶל־שָׁמַיִם
יָדִיYadíMi mano יָדִי
וְאָמַרְתִּיVe-amartiy diré וְאָמַרְתִּי
חַיḤay¡Vive חַי
אָנֹכִיAnokhiYo אָנֹכִי
לְעֹלָםLe-olampara siempre לְעֹלָם
אִם־שַׁנּוֹתִיIm-ŠannotíSi afilo אִם־שַׁנּוֹתִיSi afilo el relámpago de Mi espada, y Mi mano se aferra al juicio, devolveré venganza a Mis adversarios, y a los que Me odian les pagaré.
בְּרַקBeraqel relámpago בְּרַק
חַרְבִּיḤarbíde Mi espada חַרְבִּי
וְתֹאחֵזVe-toḥezy se aferra וְתֹאחֵז
בְּמִשְׁפָּטBe-mišpaṭal juicio בְּמִשְׁפָּט
יָדִיYadíMi mano יָדִי
אָשִׁיבAšivdevolveré אָשִׁיב
נָקָםNaqamvenganza נָקָם
לְצָרָיLe-ṣaraya Mis adversarios לְצָרָי
וְלִמְשַׂנְאַיVe-limsane’ayy a los que Me odian וְלִמְשַׂנְאַי
אֲשַׁלֵּםAšallemles pagaré אֲשַׁלֵּם
אַשְׁכִּירAškhirEmborracharé אַשְׁכִּירEmborracharé Mis flechas de sangre, y Mi espada devorará carne: de la sangre de muertos y de cautivos, de la cabeza de los líderes enemigos.
חִצִּיḤiṣṣíMis flechas חִצִּי
מִדָּםMi-damde sangre מִדָּם
וְחַרְבִּיVe-ḥarbíy Mi espada וְחַרְבִּי
תֹּאכַלTokhaldevorará תֹּאכַל
בָּשָׂרBasarcarne בָּשָׂר
מִדַּםMi-damde la sangre מִדַּם
חָלָלḤalalde muertos חָלָל
וְשִׁבְיָהVe-šivyahy de cautivos וְשִׁבְיָה
מֵרֹאשׁMe-rošde la cabeza מֵרֹאשׁ
פַּרְעוֹתParotde los líderes פַּרְעוֹת
אוֹיֵבOyevenemigos אוֹיֵב
הַרְנִינוּHarninuRegocijaos הַרְנִינוּRegocijaos, naciones, con Su pueblo, porque Él vengará la sangre de Sus siervos, y devolverá venganza a Sus adversarios, y expiará Su tierra, Su pueblo.
גוֹיִםGoyimnaciones גוֹיִם
עַמּוֹAmmóSu pueblo עַמּוֹ
כִּיKiporque כִּי
דַם־עֲבָדָיוDam-Avadavla sangre de Sus siervos דַם־עֲבָדָיו
יִקּוֹםYiqqomÉl vengará יִקּוֹם
וְנָקָםVe-naqamy venganza וְנָקָם
יָשִׁיבYašivdevolverá יָשִׁיב
לְצָרָיוLe-ṣarava Sus adversarios לְצָרָיו
וְכִפֵּרVe-khippery expiará וְכִפֵּר
אַדְמָתוֹAdmatóSu tierra אַדְמָתוֹ
עַמּוֹAmmóSu pueblo עַמּוֹ

2. Haftaráh

Pasaje: 2 Samuel 22:1-51

Análisis: La Haftaráh de la Parashá Haazinu es el majestuoso canto de David HaMelej, registrado en 2 Samuel 22:1-51 (o a veces solo una porción). Este salmo, también conocido como el Salmo 18, es una oda de gratitud y alabanza a Adonái por haber librado a David de todos sus enemigos y de la mano de Sha’ul. La conexión con la Aliyá 5 de Haazinu es profunda y multifacética. Ambas son canciones proféticas pronunciadas por grandes líderes de Israel (Moshéh y David), y ambas exaltan la soberanía de Elohím y Su intervención divina en la historia.

En el canto de Moshéh, HaShem declara Su poder para ejecutar “venganza” (נָקָם – Naqam) contra Sus adversarios y la promesa de expiación para Su pueblo y Su tierra (Deuteronomio 32:41-43). De manera similar, David proclama la liberación que Adonái le ha otorgado, describiendo cómo HaShem ha “descendido de lo alto” y “librado” de sus enemigos (2 Samuel 22:10-18). La venganza divina es evidente en ambos textos, no como un acto impulsivo de ira, sino como la manifestación de la justicia retributiva de Elohím, restaurando el orden y defendiendo a Sus siervos fieles. David testifica: “Adonái es mi Roca, mi Fortaleza y mi Libertador” (2 Samuel 22:2), eco de la descripción de HaShem en los versos anteriores de Haazinu como la Roca (צוּר – Ṣur) de Israel.

Los Midrashim y Targumim refuerzan estas conexiones. El Targum Yonatan en 2 Samuel 22:48 interpreta la “venganza” de HaShem como la que “hará caer naciones bajo mis pies”, mostrando la transferencia de la agencia divina para la liberación de Su pueblo. El Midrash Tehillim (sobre Salmo 18) conecta el cántico de David con la era mesiánica, donde la victoria final sobre los enemigos de Israel y la justicia divina serán plenamente manifestadas a través de Mashíaj. Así como Adonái fue el libertador de David, Él es el último libertador que trae juicio y redención, un tema central en la promesa del Reino de Yeshúa HaMashíaj. La visión de las naciones “regocijándose con Su pueblo” al final de Deuteronomio 32:43 encuentra su resonancia en la esperanza de que, bajo el reinado de Mashíaj, toda la creación reconocerá la justicia de HaShem.

3. Brit Hadasháh (Arameo)

Pasaje: Romanos 12:19 y Hebreos 10:30

Análisis: Los pasajes de la Brit Hadasháh ofrecen una perspectiva crucial sobre la “venganza de YHWH”, interpretando y aplicando este concepto para los seguidores de Yeshúa HaMashíaj. Los textos que he seleccionado son:

1. Romanos 12:19 (Peshitta, transliteración fonética Siríaca Oriental):

la tetpar`un lnafškon ḥabibay ela haw atra lruǧza d’katib dili hu tar`ta w’ana epra` amar Marya.

(No os venguéis vosotros mismos, amados, sino dad lugar a la ira [de Elohím]; porque escrito está: “Mía es la venganza, Yo pagaré”, dice Maran YHWH.)

2. Hebreos 10:30 (Peshitta, transliteración fonética Siríaca Oriental):

Yoḏ`inan gayr l’manan d’emar d’dili iyteyh tar`ta w’ana epra` w’tub d’nedun Marya l’amme.

(Porque conocemos al que dijo: “Mía es la venganza, Yo pagaré”; y otra vez: “Maran YHWH juzgará a Su pueblo”.)

Estos versículos citan directamente Deuteronomio 32:35 (“Mía es la venganza y la retribución…”) y Deuteronomio 32:36 (“Porque Adonái juzgará a Su pueblo”), aplicándolos a la ética del Reino de los Cielos. La Brit Hadasháh instruye a los discípulos de Yeshúa HaMashíaj a no tomar la justicia por sus propias manos, sino a confiar en la soberanía de HaShem para ejecutar la retribución. La “venganza” de Elohím no es un acto pasional humano, sino la manifestación perfecta de Su justicia (מִשְׁפָּט – mišpaṭ), que busca restaurar el orden moral del universo.

En el Reino de los Cielos, la justicia final reside en Elohím, y es Maran Yeshúa quien, como Mashíaj, ha sido investido con toda autoridad para juzgar (Yojanán 5:22). Este principio es fundamental para la vida del discípulo: la no violencia personal y la confianza en que el juez justo traerá la recompensa y el castigo debidos. Textos apócrifos y pseudepigráficos como el Libro de Enoc (e.g., 1 Enoc 90:20-27) y los Testamentos de los Doce Patriarcas (e.g., Testamento de Gad 6:7) también abordan la justicia divina y la expectativa de un juicio final donde Elohím o Su ungido ejercerán la retribución, reforzando la idea de que la venganza es prerrogativa divina, no humana. Así, la “venganza” de HaShem en Haazinu no es una licencia para el odio, sino una promesa de la restauración de la justicia a través del Mashíaj.

4. Contexto Histórico

El pasaje de Deuteronomio 32:39-43 forma parte de la “Canción de Moshéh” (Shirát Moshéh), un testamento poético y profético pronunciado por Moshéh antes de su ascensión al Monte Nevó y su fallecimiento. Contextualmente, Israel se encontraba al borde de la Tierra Prometida, la tierra de Kena’an. Moshéh, habiendo guiado al pueblo por cuarenta años en el desierto, sabía que su tiempo había terminado y que la nueva generación entraría bajo el liderazgo de Yehoshúa.

La canción sirve como un solemne recordatorio de la historia de Israel con Elohím: Su fidelidad inquebrantable, la tendencia del pueblo a la rebelión y la idolatría, y las consecuencias de su desobediencia. Los versículos precedentes (32:15-38) describen la apostasía de Israel y el juicio disciplinario que HaShem traería sobre ellos. Sin embargo, en esta Aliyá 5, el enfoque cambia. HaShem reafirma Su soberanía absoluta y Su plan de redención. La “venganza” de la que habla no es primariamente contra Israel (quienes ya habían experimentado la disciplina), sino contra las naciones que habían oprimido a Israel, excediéndose en la medida de su castigo y atribuyendo su éxito a sus propios ídolos en lugar de a la permisión divina.

Culturalmente, el concepto de “venganza” en el antiguo Oriente Próximo estaba ligado a la justicia retributiva y a la restauración del honor. En el caso de Elohím, esta “venganza” (נָקָם – Naqam) es la reivindicación de Su propio nombre y la defensa de Su pacto con Israel. Es una declaración de Su poder y unicidad ante un mundo politeísta. Fuentes históricas y arqueológicas revelan la constante presión de las culturas circundantes con sus múltiples deidades, lo que hace que la afirmación de Moshéh sobre la unicidad de Elohím (“No hay Elohím conmigo”) sea un desafío radical a la cosmovisión de la época. Este pasaje, por lo tanto, no solo es una profecía de juicio y redención, sino también una afirmación teológica fundamental de la naturaleza incomparable de HaShem.

5. Comentarios Proféticos

Los versículos de Deuteronomio 32:39-43 están impregnados de una profunda carga profética que trasciende el contexto inmediato de Moshéh y el Israel antiguo, extendiéndose hasta la consumación del Reino de Yeshúa HaMashíaj. La declaración de HaShem: “Mirad ahora que Yo, Yo soy Él, y no hay Elohím conmigo. Yo mato y doy vida, Yo herí y Yo sano…” (32:39) es una reafirmación de Su soberanía absoluta y única. Esta declaración es el fundamento sobre el cual descansa toda profecía mesiánica.

Proféticamente, la “venganza de YHWH” no es un evento aislado, sino una serie de juicios divinos que culminan en el “Día de Adonái” (יוֹם יְהוָה – Yom YHWH), como se describe en los Nevi’im (por ejemplo, Yesha’yahu 13:6, Joel 1:15, Tsefanyah 1:7). Este día, según las profecías, será un tiempo de retribución contra los enemigos de Elohím y de Israel, pero también de redención y restauración para Su pueblo. El lenguaje de “espada” y “flechas” que devoran carne (32:41-42) es un arquetipo profético de la intervención militar divina, que se verá reflejada en la segunda venida de Yeshúa HaMashíaj.

En la era actual, en los “Aḥarit HaYamim” (tiempos del fin), la humanidad enfrenta desafíos y apostasías que reflejan los ciclos de desobediencia de Israel. La promesa de HaShem de “devolver venganza a Mis adversarios” (32:41) sigue siendo una advertencia solemne para aquellos que se oponen a Su Reino y persiguen a Sus siervos. Al mismo tiempo, es una tremenda fuente de esperanza y consuelo para los discípulos de Mashíaj, quienes a menudo sufren injusticias. La certeza de que HaShem vengará la sangre de Sus siervos (32:43) nos asegura que no hay mal impune.

El culmen de esta profecía se manifiesta en la persona de Yeshúa HaMashíaj. Él es el Ungido de Elohím que ejecutará el juicio final y establecerá plenamente el Reino de Elohím. Su venida será para “juzgar con justicia a los pobres y con equidad a los afligidos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de Su boca, y con el aliento de Sus labios matará al impío” (Yesha’yahu 11:4). El llamado a las naciones a “regocijarse con Su pueblo” (32:43) es una profecía de la inclusión de los goyim (naciones) en el Reino mesiánico, cuando Adonái expíe Su tierra y Su pueblo a través de Mashíaj. Este pasaje, por tanto, nos llama a la vigilancia, a la santidad y a la espera activa del glorioso Reino de Yeshúa HaMashíaj.

6. Análisis Profundo

La Aliyá 5 de Parashá Haazinu es una declaración teológica y profética de profunda envergadura. Desglosemos el significado de sus palabras clave y conceptos:

* “רְאוּ עַתָּה כִּי אֲנִי אֲנִי הוּא וְאֵין אֱלֹהִים עִמָּדִי” (Re’u Attah Ki Ani Ani Hu Ve-ein Elohím Immadi) – “Mirad ahora que Yo, Yo soy Él, y no hay Elohím conmigo.” Esta es una afirmación de monoteísmo radical y exclusividad divina. La repetición de “אֲנִי אֲנִי הוּא” (Ani Ani Hu – Yo, Yo soy Él) enfatiza la identidad inmutable e incomparable de HaShem. Eco de “Ehyeh Asher Ehyeh” (Éxodo 3:14), declara que HaShem es el Ser eterno, la única fuente de poder y autoridad. Targum Onqelos y Targum Yonatan traducen esto para resaltar la unicidad de HaShem como el único Elohím, tanto en este mundo como en el mundo venidero.

* “אֲנִי אָמִית וַאֲחַיֶּה מָחַצְתִּי וַאֲנִי אֶרְפָּא” (Ani Amit Va-aḥayyeh Maḥaṣti Va-ani Erpa) – “Yo mato y doy vida, Yo herí y Yo sano.” Esta es una declaración de control absoluto sobre la vida, la muerte, la aflicción y la curación. HaShem es el que tiene el poder soberano sobre toda existencia. El Midrash Tanhuma (Haazinu 6) interpreta “Yo mato y doy vida” como una referencia a la resurrección de los muertos, anticipando la esperanza de la vida eterna y la victoria sobre la muerte. Esta idea es central en el Reino de Yeshúa HaMashíaj, quien tiene las llaves de la muerte y del Hades.

* “נָקָם” (Naqam) – Venganza o retribución. En el contexto divino, no se refiere a una emoción humana de resentimiento, sino a la justicia divina que restaura el equilibrio moral. Es la reivindicación de la santidad y la autoridad de HaShem. Cuando HaShem dice “devolveré נָקָם a Mis adversarios” (32:41), se refiere a aquellos que se han opuesto a Su voluntad y han oprimido a Su pueblo. El Midrash Sifre Devarim 329, al comentar sobre estos versículos, enfatiza que la venganza de HaShem es precisa y justa, no indiscriminada.

* “אַשְׁכִּיר חִצִּי מִדָּם וְחַרְבִּי תֹּאכַל בָּשָׂר” (Aškhir Ḥiṣṣí Mi-dam Ve-ḥarbí Tokhal Basar) – “Emborracharé Mis flechas de sangre, y Mi espada devorará carne.” Este lenguaje poético y vívido describe la intensidad y la certeza del juicio divino. La imagen de la espada y las flechas es una metáfora común en los Nevi’im para la intervención militar y judicial de HaShem. Targum Onqelos a menudo suaviza estas imágenes antropomórficas, traduciendo “Mi espada devorará” como “Mi espada beberá”, pero el significado de juicio severo permanece.

* “הַרְנִינוּ גוֹיִם עַמּוֹ כִּי דַם־עֲבָדָיו יִקּוֹם וְנָקָם יָשִׁיב לְצָרָיו וְכִפֵּר אַדְמָתוֹ עַמּוֹ” (Harninu Goyim Ammó Ki Dam-Avadav Yiqqom Ve-naqam Yašiv Le-ṣarav Ve-khipper Admató Ammó) – “Regocijaos, naciones, con Su pueblo, porque Él vengará la sangre de Sus siervos, y devolverá venganza a Sus adversarios, y expiará Su tierra, Su pueblo.” Este versículo final es crucial. Comienza con una invitación universal a las naciones para que se unan a Israel en el regocijo, anticipando una era de redención global. La vindicación de la sangre de los siervos de Elohím y la expiación (כִּפֵּר – kipper) de Su tierra y Su pueblo apuntan a la restauración escatológica. Targum Yonatan interpreta “expiará Su tierra, Su pueblo” como “perdonará el pecado de Su tierra y el pecado de Su pueblo”. Esto presagia el Reino mesiánico, donde la justicia prevalecerá y la armonía será restaurada.

En conjunto, este pasaje es una poderosa afirmación de la justicia divina y la fidelidad de HaShem, que culmina en la esperanza de redención para Israel y todas las naciones a través de Su intervención soberana.

7. Tema Relevante

El tema central y relevante de esta Aliyá es La Soberanía Absoluta y la Justicia Inmutable de HaShem. El pasaje comienza con la enfática declaración de HaShem: “Yo, Yo soy Él, y no hay Elohím conmigo. Yo mato y doy vida, Yo herí y Yo sano” (Deuteronomio 32:39). Esta afirmación no es meramente un recordatorio, sino el fundamento teológico de toda la existencia y el destino. Elohím es el único poder supremo, el único que tiene control sobre la vida y la muerte, la aflicción y la sanidad. Su justicia no es una opción, sino una extensión intrínseca de Su ser.

Para los discípulos de Mashíaj en el Reino de los Cielos, este tema es de vital importancia:

1. Confianza Absoluta: Si HaShem es el único que posee tal poder y autoridad, entonces nuestra confianza debe estar exclusivamente en Él. No hay necesidad de temer a poderes terrenales o espirituales, pues ninguno puede operar fuera de Su soberanía. Ante las adversidades, la enfermedad, o incluso la muerte, sabemos que HaShem tiene la última palabra. Esto nos libera de la ansiedad y nos permite descansar en Su plan perfecto.

2. No a la Venganza Personal: La declaración “Mía es la venganza y la retribución” (Deuteronomio 32:35, citado en Brit Hadasháh) nos enseña a no tomar la justicia por nuestras propias manos. Los discípulos de Yeshúa HaMashíaj son llamados a amar a sus enemigos y a orar por quienes los persiguen, dejando que la retribución sea prerrogativa exclusiva de HaShem. Esta es una marca distintiva del Reino: la paz que supera el deseo de represalia, confiando en que Elohím, el juez justo, traerá la corrección final.

3. Anticipación del Reino de Justicia: La promesa de que HaShem “vengará la sangre de Sus siervos” y “devolverá venganza a Sus adversarios” es una poderosa esperanza. Nos recuerda que las injusticias actuales no durarán para siempre. El Reino de Yeshúa HaMashíaj será un reino de perfecta justicia (מִשְׁפָּט – mišpaṭ) y rectitud (צְדָקָה – ṣedaqah), donde toda opresión será eliminada y los fieles serán vindicados. Esta anticipación motiva a los discípulos a vivir con integridad y a perseverar en medio de las pruebas, sabiendo que la victoria final pertenece a HaShem y a Su Mashíaj.

4. Inclusión Universal: El llamado a las “naciones” a “regocijarse con Su pueblo” al final del pasaje amplía la visión de la justicia y la redención de HaShem más allá de Israel, hacia una unidad mesiánica donde todos los pueblos que reconocen a HaShem se regocijan en Su salvación y juicio. Esto subraya la naturaleza universal del Reino de los Cielos, al que Yeshúa HaMashíaj invitó a todas las naciones.

En resumen, esta Aliyá nos convoca a una vida de profunda confianza en la soberanía de HaShem, a reflejar Su justicia al no buscar venganza personal, y a vivir en una expectante anticipación del Reino venidero de Yeshúa HaMashíaj, donde Su justicia se manifestará plenamente en toda la tierra.

8. Descubriendo a Mashíaj

La Aliyá 5 de Parashá Haazinu resplandece con revelaciones proféticas que apuntan directamente a la vida, obra y persona de Yeshúa HaMashíaj. Este pasaje, pronunciado por Moshéh, prefigura al Mashíaj de varias maneras fundamentales:

1. El Único Elohím, el Dador de Vida y Muerte: La declaración “Yo, Yo soy Él, y no hay Elohím conmigo. Yo mato y doy vida, Yo herí y Yo sano” (Deuteronomio 32:39) es una prerrogativa exclusiva de HaShem. Yeshúa HaMashíaj, en Su obra, manifiesta este mismo poder divino. Él afirmó tener autoridad para dar vida y para quitarla (Yojanán 10:18). Lo vemos levantando a los muertos (Lázaro, la hija de Ya’ir), sanando toda enfermedad, y finalmente, venciendo la muerte por Su propia resurrección. Maran Yeshúa no solo cura heridas físicas, sino que sana las almas y trae vida eterna, demostrando que Él es el instrumento por excelencia a través del cual HaShem ejerce este poder soberano en el Reino de los Cielos.

2. El Juez Justo que Ejecuta la Venganza Divina: La promesa de que HaShem “devolverá venganza a Mis adversarios” (Deuteronomio 32:41) encuentra su máxima expresión en Yeshúa HaMashíaj. La Brit Hadasháh presenta a Yeshúa como el Ungido Juez de vivos y muertos (Ma’asim 10:42, 17:31). Él es quien, en Su segunda venida, “vendrá en llamas de fuego para dar retribución a los que no conocieron a Elohím ni obedecieron el Evangelio de nuestro Mar Yeshúa” (2 Tesalonicenses 1:7-8). Esta “venganza” no es personal, sino la manifestación de la justicia perfecta de HaShem a través de Su Mashíaj, estableciendo el Reino de Elohím y corrigiendo toda injusticia. El Libro de Enoc, un texto pseudepigráfico, a menudo describe al “Elegido” o “Hijo del Hombre” (figuras mesiánicas) como el que ejecutará el juicio final y la retribución divina (e.g., 1 Enoc 46:3, 69:27).

3. El Vindicador de la Sangre de Sus Siervos: El pasaje declara que HaShem “vengará la sangre de Sus siervos” (Deuteronomio 32:43). A lo largo de la historia, los profetas y justos han sido perseguidos y martirizados. Yeshúa HaMashíaj es el vindicador de todos ellos. Él es el “cordero inmolado” cuya sangre clama por justicia (Kefa Alef 1:19). Él mismo fue el prototipo del siervo sufriente cuya sangre fue derramada injustamente, y Su resurrección es la máxima vindicación. En el Reino de los Cielos, la sangre de los mártires clama desde debajo del altar (Apocalipsis 6:9-10), y la respuesta es la venida de Mashíaj para establecer Su justicia y vengar su sangre.

4. La Inclusión de las Naciones en el Regocijo Mesiánico: La exclamación “Regocijaos, naciones, con Su pueblo” (Deuteronomio 32:43) es una profecía de la salvación universal que Yeshúa HaMashíaj traería. A través de Su obra, los goyim (naciones) son injertados en el olivo de Israel y se convierten en coherederos de las promesas del pacto, uniéndose al pueblo de Elohím para regocijarse en Su redención. Esta es la visión del Reino de los Cielos, donde todas las tribus, lenguas, pueblos y naciones adoran a HaShem y a Mashíaj. Textos apócrifos como los Salmos de Salomón (e.g., Salmos de Salomón 17:31) también visualizan un Mesías que gobernará a las naciones en justicia.

En conclusión, esta Aliyá presenta un retrato de la soberanía y justicia de HaShem que Yeshúa HaMashíaj encarna y manifestará plenamente en el establecimiento de Su glorioso Reino, trayendo juicio a los impíos, vindicación a los justos y salvación a todas las naciones.

9. Midrashim y Targumim

Los Midrashim y Targumim ofrecen perspectivas enriquecedoras sobre Deuteronomio 32:39-43, destacando la unicidad de HaShem, Su poder sobre la vida y la muerte, y la certeza de Su justicia.

* Deuteronomio 32:39 – “רְאוּ עַתָּה כִּי אֲנִי אֲנִי הוּא וְאֵין אֱלֹהִים עִמָּדִי” (Re’u Attah Ki Ani Ani Hu Ve-ein Elohím Immadi)

* Targum Onqelos: Traduce: “Mar’ú kaddun d’ana ana hu, v’leit Elahá bar miní.” (“Ved ahora que Yo soy el que soy, y no hay Elohím fuera de Mí.”) Subraya la idea del monoteísmo estricto, que no hay otra deidad comparable a HaShem.

* Targum Yonatan: Expande: “Mirad ahora que Yo soy el que soy el que fui, y el que soy ahora, y el que seré en el mundo venidero, y no hay otro Elohím conmigo para salvaros.” Este Targum enfatiza la eternidad e inmutabilidad de HaShem a través de las eras, incluyendo la era mesiánica.

* Sifre Devarim 329: Sobre “Ani Ani Hu,” se dice que HaShem es el mismo en este mundo (Olam HaZeh) y en el Mundo Venidero (Olam HaBa), en la aflicción y en el consuelo. Esto refuerza Su consistencia y fidelidad.

* Deuteronomio 32:39 – “אֲנִי אָמִית וַאֲחַיֶּה מָחַצְתִּי וַאֲנִי אֶרְפָּא” (Ani Amit Va-aḥayyeh Maḥaṣti Va-ani Erpa)

* Targum Yonatan: Interpreta “Yo mato y doy vida” como una referencia a la resurrección de los muertos. “Yo mato en este mundo y hago vivir a los muertos en el Mundo Venidero.” Esta es una enseñanza fundamental del judaísmo rabínico y una piedra angular de la fe en el Mashíaj.

* Midrash Tanhuma, Haazinu 6: Afirma que este versículo es una prueba de la resurrección. “Yo mato en este mundo, y hago vivir en el mundo por venir.” Continúa explicando que la curación de HaShem es perfecta y definitiva, superando cualquier herida que Él haya infligido.

* Talmud, Sanedrín 91b: Se cita este versículo en discusiones sobre la resurrección, mostrando que es una creencia arraigada en la interpretación de la Torah.

* Deuteronomio 32:41 – “אָשִׁיב נָקָם לְצָרָי וְלִמְשַׂנְאַי אֲשַׁלֵּם” (Ašiv Naqam Le-ṣaray Ve-limsane’ay Ašallem)

* Targum Yonatan: Explica que la “venganza” es la retribución contra aquellos que se regocijaron en la caída de Israel. “Cuando Yo levante Mi mano para juzgar, devolveré venganza a Mis adversarios y pagaré retribución a Mis enemigos.” Destaca que la venganza divina es una respuesta justa a la persecución de Su pueblo.

* Deuteronomio 32:43 – “הַרְנִינוּ גוֹיִם עַמּוֹ כִּי דַם־עֲבָדָיו יִקּוֹם וְנָקָם יָשִׁיב לְצָרָיו וְכִפֵּר אַדְמָתוֹ עַמּוֹ” (Harninu Goyim Ammó Ki Dam-Avadav Yiqqom Ve-naqam Yašiv Le-ṣarav Ve-khipper Admató Ammó)

* Targum Onqelos: Traduce la primera parte como “Alabad, naciones, a Su pueblo”.

* Targum Yonatan: Amplifica la idea: “Alabad, naciones, con Su pueblo, porque Él vengará la sangre de Sus siervos justos, y dará retribución a Sus adversarios, y expiará los pecados de Su tierra y los pecados de Su pueblo.” Este Targum resalta la justicia sobre la sangre derramada y la expiación por los pecados de Israel, lo que es un preámbulo a la era mesiánica de arrepentimiento y perdón.

* Midrash Tehillim 18: Conecta este versículo con la redención futura, cuando las naciones se unirán a Israel en alabanza a HaShem, reconociendo Su justicia y la vindicación de Su pueblo.

En resumen, los Midrashim y Targumim interpretan esta Aliyá como una reafirmación poderosa de la autoridad innegable de HaShem, Su compromiso con la resurrección de los muertos, Su justicia retributiva contra los enemigos de Israel, y la eventual inclusión de las naciones en la celebración de Su redención, todo lo cual prepara el escenario para la llegada y el reinado del Mashíaj.

10. Mandamientos

Aunque la Aliyá 5 de Haazinu no contiene mandamientos (mitzvot) explícitos en el sentido legalista, sí presenta principios de vida profundos para los discípulos de Mashíaj en el Reino de los Cielos:

1. Reconocer la Soberanía Absoluta de HaShem (Principio de Unidad Divina): El versículo 32:39 (“Yo, Yo soy Él, y no hay Elohím conmigo. Yo mato y doy vida, Yo herí y Yo sano…”) nos exige reconocer a HaShem como el único Elohím, la fuente suprema de todo poder y autoridad. Para el discípulo, esto implica una vida de monoteísmo radical, rechazando toda idolatría (de bienes, fama, poder) y sometiéndose completamente a la voluntad de HaShem. Esto se vive al adorar solo a Él y al confiar en Su control sobre todas las circunstancias de la vida y la muerte.

2. Confiar en la Justicia de HaShem y Abstenerse de la Venganza Personal (Principio de No-Retribución Propia): Los versículos 32:41-42, con el eco de “Mía es la venganza y la retribución,” nos enseñan a ceder el derecho a la venganza a HaShem. Los discípulos de Yeshúa HaMashíaj son llamados a amar a sus enemigos, bendecir a quienes los maldicen y orar por quienes los persiguen, sabiendo que HaShem es el justo juez que restaurará el orden. Este principio se aplica al no devolver mal por mal, perdonar las ofensas y confiar en la justicia divina en lugar de buscar la propia vindicación.

3. Vivir en Anticipación del Reino Mesiánico de Justicia (Principio de Esperanza Escatológica): La promesa de que HaShem “vengará la sangre de Sus siervos” y “expiará Su tierra, Su pueblo” (32:43) nos impulsa a vivir con una esperanza firme en la consumación del Reino de Elohím. Esto significa vivir una vida de santidad, perseverancia en la fe y proclamación de las Buenas Nuevas, sabiendo que Yeshúa HaMashíaj regresará para establecer la justicia perfecta y la paz duradera. Este principio nos motiva a ser agentes de justicia y reconciliación en el mundo, anticipando el día en que toda lágrima será enjugada.

4. Regocijarse en la Salvación Universal (Principio de Inclusión Mesiánica): El llamado a las “naciones” a “regocijarse con Su pueblo” (32:43) nos invita a celebrar la visión de un Reino donde personas de todas las lenguas y pueblos se unen en adoración a HaShem. Para los discípulos, esto implica vivir sin prejuicios, amar a todas las personas y participar activamente en la misión de compartir el mensaje del Reino de Yeshúa HaMashíaj, para que más naciones puedan unirse en este regocijo.

11. Preguntas de Reflexión

1. ¿Cómo el reconocimiento de que solo HaShem tiene el poder de “matar y dar vida, herir y sanar” impacta nuestra confianza en Su soberanía en medio de las pruebas personales y colectivas, especialmente en el contexto de la vulnerabilidad humana y las tragedias que enfrentamos en el Reino de los Cielos?

2. Dado que HaShem declara “Mía es la venganza y la retribución,” ¿cómo debe esto influir en la respuesta de los discípulos de Yeshúa HaMashíaj frente a la injusticia y la persecución, tanto a nivel individual como comunitario, y cómo se equilibra esto con el llamado a buscar la justicia y la verdad en un mundo caído?

3. La Aliyá concluye con un llamado a las naciones a “regocijarse con Su pueblo.” ¿Qué papel juega la proclamación de la justicia venidera de HaShem en nuestra misión de compartir las Buenas Nuevas del Reino de Yeshúa HaMashíaj con todos los pueblos, y cómo podemos invitar a las naciones a unirse en este regocijo mesiánico hoy?

12. Resumen

Esta Aliyá de Parashá Haazinu, Deuteronomio 32:39-43, es una declaración contundente de la soberanía y justicia inigualables de HaShem. Proclama Su unicidad como el único Elohím, poseedor del poder absoluto sobre la vida y la muerte, la herida y la sanación. El pasaje revela la firme intención de HaShem de ejecutar Su justa venganza contra Sus adversarios, defendiendo y vindicando a Su pueblo. Culmina con una visión profética de redención y expiación, invitando a las naciones a regocijarse junto a Israel en la manifestación final de la justicia divina. Estas verdades resuenan poderosamente en el Reino de los Cielos, donde Yeshúa HaMashíaj, como el Ungido de Elohím, encarna y manifestará plenamente esta soberanía y justicia, trayendo la consumación del Reino y la restauración final a todas las naciones.

13. Tefiláh (Oración)

Adonái Elohím, fuente de toda vida y soberano de la justicia, te reconocemos como el Único que mata y da vida, que hiere y sana, y en Ti solamente confiamos. Que Tu inquebrantable promesa de justicia nos fortalezca en la fe y nos libre del deseo de venganza personal, guiándonos a vivir según los principios de Tu Reino. Concede que podamos ser fieles testigos de Tu amor y Tu verdad, esperando con anhelo el glorioso día en que Tu Hijo amado, Yeshúa HaMashíaj, manifieste plenamente Tu Reino en la tierra, trayendo la justicia perfecta y la paz eterna a todas las naciones para Tu gloria. Amén.

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