Parashá 43 Masei (מסעי) – Números 35:1-8
Aliyáh 5: (Números 35:1-8) Instrucciones para las ciudades de los levitas y las ciudades de refugio.
Haftaráh: Josué 20:1-9 (Establecimiento de las ciudades de refugio).
Brit Hadasháh: Hebreos 6:18 (El refugio que tenemos en la esperanza de Elohím).
1. Números 35:1-8
Texto Hebreo Original | Fonética | Traducción Palabra por Palabra |
וַיְדַבֵּר יְהֹוָה אֶל־מֹשֶׁה בְּעַרְבֹת מֹואָב עַל־יַרְדֵּן יְרֵחֹו לֵאמֹר׃ | Vay’dabér Adonái el-Moshéh be’arvót Mo’áv al-Yarden Yeriḥó lemór: | Y habló Adonái a Moshéh en los llanos de Mo’áv, junto al Yardén de Yeriḥó, diciendo: |
צַו אֶת־בְּנֵי יִשְׂרָאֵל וְנָתְנוּ לַלְוִיִּם מִנַּחֲלַת אֲחֻזָּתָם עָרִים לָשָׁבֶת וּמִגְרָשׁ לָעָרִים סְבִיבֹתֵיהֶם תִּתְּנוּ לַלְוִיִּם׃ | Tzav et-benéi Yisraél venatnú la-Leviyím minaj’lát ajuzatám arím lashávet umigrásh la’arím sevivotéhem titnú la-Leviyím: | Ordena a los hijos de Yisraél y darán a los levitas de la herencia de su posesión, ciudades para habitar, y campo para las ciudades, sus alrededores daréis a los levitas. |
וְהָיוּ הֶעָרִים לָהֶם לָשָׁבֶת וּמִגְרְשֵׁיהֶם יִהְיוּ לִבְהֶמְתָּם וּלְרְכֻשָׁם וּלְכֹל חַיָּתָם׃ | Vehayú he’arím lahem lashávet umig’reshehem yih’yú livhemtám ul’rejushám ul’jol jayatam: | Y serán las ciudades para ellos para habitar, y sus campos serán para sus ganados, y para sus bienes, y para todo su ganado. |
וּמִגְרְשֵׁי הֶעָרִים אֲשֶׁר תִּתְּנוּ לַלְוִיִּם מִקִּיר הָעִיר וָחוּצָה אֶלֶף אַמָּה סָבִיב׃ | Umig’reshei he’arím ashér titnú la-Leviyím miqír ha’ír vajútzah élef amáh savív: | Y los campos de las ciudades que daréis a los levitas, desde la pared de la ciudad y hacia fuera, mil codos alrededor. |
וּמַדֹּתֶם מִחוּץ לָעִיר אֶת־פְּאַת־קֵדְמָה אַלְפַּיִם בָּאַמָּה וְאֵת פְּאַת־נֶגֶב אַלְפַּיִם בָּאַמָּה וְאֵת פְּאַת־יָם אַלְפַּיִם בָּאַמָּה וְאֵת פְּאַת צָפֹון אַלְפַּיִם בָּאַמָּה וְהָעִיר בַּתָּוֶךְ זֶה יִהְיֶה לָהֶם מִגְרְשֵׁי הֶעָרִים׃ | Umadotém mijútz la’ír et-pe’át-kedmáh alpáyim ba’amáh ve’ét pe’át-négev alpáyim ba’amáh ve’ét pe’át-yám alpáyim ba’amáh ve’ét pe’át tzafón alpáyim ba’amáh veha’ír ba’távej zeh yih’yeh lahem mig’reshei he’arím: | Y mediréis desde fuera de la ciudad la porción oriental dos mil codos, y la porción meridional dos mil codos, y la porción occidental dos mil codos, y la porción septentrional dos mil codos, y la ciudad en el medio; este será para ellos el campo de las ciudades. |
וְאֵת הֶעָרִים אֲשֶׁר תִּתְּנוּ לַלְוִיִּם אֵת שֵׁשׁ־עָרֵי הַמִּקְלָט אֲשֶׁר תִּתְּנוּ לָנֻס שָׁמָּה הָרֹצֵחַ וַעֲלֵיהֶם תִּתְּנוּ אַרְבָּעִים וּשְׁתַּיִם עִיר׃ | Ve’et he’arím ashér titnú la-Leviyím et shesh-aréi ha-miklát ashér titnú lanús shámah harotzéaj va’aleihém titnú arba’ím ushtáyim ir: | Y las ciudades que daréis a los levitas, las seis ciudades de refugio que daréis para huir allá el homicida; y sobre ellas daréis cuarenta y dos ciudades. |
כָּל־הֶעָרִים אֲשֶׁר תִּתְּנוּ לַלְוִיִּם אַרְבָּעִים וּשְׁמֹנֶה עִיר אֹתָן וְאֶת־מִגְרְשֵׁיהֶן׃ | Kol-he’arím ashér titnú la-Leviyím arba’ím ush’móneh ir otán ve’et-mig’reshehen: | Todas las ciudades que daréis a los levitas son cuarenta y ocho ciudades, ellas y sus campos. |
וְהֶעָרִים אֲשֶׁר תִּתְּנוּ מֵאֲחֻזַּת בְּנֵי־יִשְׂרָאֵל מֵאֵת הָרַב תַּרְבּוּ וּמֵאֵת הַמְעַט תַּמְעִיטוּ אִישׁ כְּפִי נַחֲלָתֹו אֲשֶׁר יִנְחָלוּ תִּתְּנוּ מֵעָרָיו לַלְוִיִּם׃ | Vehe’arím ashér titnú me’ajuzát benéi-Yisraél me’ét haráb tarbú ume’ét hame’át tam’itú ish kefí najalató ashér yinjálú titnú me’aráv la-Leviyím: | Y las ciudades que daréis de la posesión de los hijos de Yisraél, del que tiene mucho haréis más, y del que tiene poco haréis menos; cada uno según su herencia que hereden daréis de sus ciudades a los levitas. |
Traducción Literal al Español:
Y habló Adonái a Moshéh en los llanos de Mo’áv, junto al Yardén de Yeriḥó, diciendo: “Ordena a los hijos de Yisraél y darán a los levitas de la herencia de su posesión, ciudades para habitar, y campo para las ciudades, sus alrededores daréis a los levitas. Y las ciudades serán para ellos para habitar, y sus campos serán para sus ganados, y para sus bienes, y para todo su ganado. Y los campos de las ciudades que daréis a los levitas, desde la pared de la ciudad y hacia fuera, mil codos alrededor. Y mediréis desde fuera de la ciudad la porción oriental dos mil codos, y la porción meridional dos mil codos, y la porción occidental dos mil codos, y la porción septentrional dos mil codos, y la ciudad en el medio; este será para ellos el campo de las ciudades. Y las ciudades que daréis a los levitas son las seis ciudades de refugio que daréis para que huya allá el homicida; y sobre ellas daréis cuarenta y dos ciudades. Todas las ciudades que daréis a los levitas son cuarenta y ocho ciudades, ellas y sus campos. Y las ciudades que daréis de la posesión de los hijos de Yisraél, del que tiene mucho haréis más, y del que tiene poco haréis menos; cada uno según su herencia que hereden daréis de sus ciudades a los levitas.”
2. Haftaráh, Josué 20:1-9
Texto Hebreo Original | Fonética | Traducción Palabra por Palabra |
וַיְדַבֵּר יְהֹוָה אֶל־יְהֹושֻׁעַ לֵאמֹר׃ | Vay’dabér Adonái el-Yehoshúa lemór: | Y habló Adonái a Yehoshúa, diciendo: |
דַּבֵּר אֶל־בְּנֵי יִשְׂרָאֵל לֵאמֹר תְּנוּ לָכֶם אֶת־עָרֵי הַמִּקְלָט אֲשֶׁר דִּבַּרְתִּי אֲלֵיכֶם בְּיַד־מֹשֶׁה׃ | Dabér el-benéi Yisraél lemór tenú lajem et-aréi ha-miklát ashér dibárti aleijém beyád-Moshéh: | Habla a los hijos de Yisraél, diciendo: Dad para vosotros las ciudades de refugio de las cuales hablé a vosotros por mano de Moshéh. |
לָנוּס שָׁמָּה רֹצֵחַ מַכֵּה־נֶפֶשׁ בִּשְׁגָגָה בְּלֹא־דָעַת וְהָיוּ לָכֶם לְמִקְלָט מִגֹּאֵל הַדָּם׃ | Lanús shámah rotzéaj makéh-néfesh bish’gagáh beló-dá’at vehayú lajem lemiqlát migo’él ha-dam: | Para huir allí el homicida, que hiera un alma por error, sin conocimiento; y os serán para refugio del vengador de la sangre. |
וְנָס אֶל־אַחַת מֵהֶעָרִים הָאֵלֶּה וְעָמַד פֶּתַח שַׁעַר הָעִיר וְדִבֶּר בְּאָזְנֵי זִקְנֵי הָעִיר הַהִיא אֶת־דְּבָרָיו וְאָסְפוּ אֹתֹו הָעִירָה וְנָתְנוּ לֹו מָקֹום וְיָשַׁב עִמָּם׃ | Venás el-aját mehe’arím ha’éleh ve’amád pétaj shá’ar ha’ír vedibér be’oznéi ziqnéi ha’ír hahí et-devaráv ve’asfú otó ha’írah venatnú ló maqóm veyasháv imám: | Y huirá a una de esas ciudades, y se detendrá a la entrada de la puerta de la ciudad, y hablará en los oídos de los ancianos de aquella ciudad sus palabras; y lo recogerán en la ciudad, y le darán lugar, y habitará con ellos. |
וְכִי־יִרְדֹּף גֹּאֵל הַדָּם אַחֲרָיו לֹא־יַסְגִּירוּ אֶת־הָרֹצֵחַ בְּיָדֹו כִּי בְלֹא דַעַת הִכָּה אֶת־רֵעֵהוּ וְהוּא לֹא־שֹׂנֵא לֹו מִתְּמֹול שִׁלְשֹׁום׃ | Vejí-yirdóf go’él ha-dam ajaráv lo-yas’gíru et-harotzéaj beyadó ki veló dá’at hikáh et-re’éhu vehú lo-soné ló mit’mól shilshóm: | Y si el vengador de la sangre lo persigue, no entregarán al homicida en su mano, porque sin conocimiento hirió a su prójimo, y él no lo odiaba desde ayer y anteayer. |
וְיָשַׁב בָּעִיר הַהִיא עַד־עֲמֹדֹו לִפְנֵי הָעֵדָה לַמִּשְׁפָּט עַד־מֹות הַכֹּהֵן הַגָּדֹול אֲשֶׁר יִהְיֶה בַּיָּמִים הָהֵם׃ | Veyasháv ba’ír hahí ad-amodó lifnéi ha’edáh lamishpát ad-mót ha-kohén ha-gadól ashér yih’yeh bayamím hahem: | Y habitará en aquella ciudad hasta estar delante de la comunidad para el juicio, hasta la muerte del sacerdote el grande que haya en esos días. |
אָז יָשׁוּב הָרֹצֵחַ וּבָא לְעִירֹו וּלְבֵיתֹו לָעִיר אֲשֶׁר־נָס מִשָּׁם׃ | Az yashúv harotzéaj uvá le’iró uleveitó la’ír ashér-nás mishám: | Entonces regresará el homicida y vendrá a su ciudad, y a su casa, a la ciudad de donde huyó. |
וַיַּקְדִּישׁוּ אֶת־קֶדֶשׁ בַּגָּלִיל וְאֶת־שְׁכֶם בְּהַר אֶפְרָיִם וְאֶת־קִרְיַת־אַרְבַּע הִיא חֶבְרֹון בְּהַר יְהוּדָה׃ | Vayak’dishú et-Kédesh baGalíl ve’et-Shejém behár Efráyim ve’et-Kiryat-Arba hi Jevrón behár Yehudáh: | Y santificaron a Kédesh en el Galíl, y a Sh’jém en el monte Efráyim, y a Kiryat-Arba, ella es Jevrón, en el monte Yehudáh. |
וּבְעֵבֶר הַיַּרְדֵּן יְרֵחֹו קָדִים נָתְנוּ אֶת־בֶּצֶר בַּמִּדְבָּר בַּמִּישֹׁר מִמַּטֵּה רְאוּבֵן וְאֶת־רָמֹת בַּגִּלְעָד מִמַּטֵּה גָד וְאֶת־גּוֹלָן בַּבָּשָׁן מִמַּטֵּה מְנַשֶּׁה׃ | Uve’éver ha-Yarden Yeriḥó qadím natnú et-Bétzer ba-midbár ba-mishór mi-maṭéh Reuvén ve’et-Ramot ba-Gil’ád mi-maṭéh Gad ve’et-Golán ba-Bashán mi-maṭéh Menashéh: | Y al otro lado del Yardén de Yeriḥó, hacia el este, dieron a Bétzer en el desierto, en la meseta, de la tribu de Reuvén, y a Ramot en el Guil’ád de la tribu de Gad, y a Golán en el Bashán de la tribu de Menashéh. |
Comentario Mesiánico: La Haftaráh de Josué 20:1-9 presenta el cumplimiento de la orden de la Toráh sobre las ciudades de refugio. El texto de Josué nos muestra a Adonái ordenando a Yehoshúa establecer estas ciudades, reiterando el propósito de Moshéh: ser un lugar de asilo para el homicida involuntario, protegiéndolo del vengador de la sangre hasta que sea juzgado. Este acto de misericordia y justicia prefigura de manera poderosa el papel de Yeshúa haMashíaj. Las ciudades de refugio son un tzelal (sombra) de Yeshúa, quien es nuestro refugio seguro. Así como el homicida involuntario encontraba protección en estas ciudades, nosotros, quienes hemos pecado, pero no con una malicia intencional que nos condene a la muerte eterna, encontramos refugio en Yeshúa. Él nos protege del “vengador de la sangre” (Ha-Satan) y nos ofrece un lugar de seguridad hasta que seamos juzgados. El juicio no es para condenarnos, sino para declarar nuestra justicia, obtenida a través de Su sacrificio. La muerte del Sumo Sacerdote, que liberaba al refugiado, es un tipo del sacrificio de Yeshúa, nuestro Sumo Sacerdote eterno, cuya muerte nos ha liberado de la pena del pecado. Su muerte no solo nos libra de la pena, sino que también nos permite regresar a nuestra “tierra” y a nuestra “casa”, que es la comunión con Elohím.
Aplicación Espiritual: La Haftaráh nos invita a reflexionar sobre la naturaleza del refugio divino. Vivimos en un mundo de pecado y errores, donde a menudo actuamos sin pleno conocimiento de las consecuencias de nuestros actos. El concepto de la ciudad de refugio nos muestra que Adonái ha provisto un camino para la redención y la protección. Para los creyentes en Yeshúa, este refugio no es un lugar físico, sino una relación personal con el Mesías. Él es el lugar donde podemos correr cuando nos sentimos perseguidos por nuestras faltas y por las acusaciones del enemigo. La muerte del Sumo Sacerdote nos recuerda que nuestra liberación tiene un precio, y ese precio fue pagado por Yeshúa. La promesa de que el homicida podía regresar a su herencia nos da la esperanza de que, a través de la redención en Yeshúa, podemos volver a la herencia espiritual que perdimos. Este pasaje nos anima a buscar a Yeshúa, nuestro refugio, a descansar en Su obra completa y a vivir en la seguridad de Su gracia.
3. Brit Hadasháh, Hebreos 6:18
Texto Arameo Original | Fonética Siríaca Oriental | Traducción Palabra por Palabra |
ܕܒܬܪ̈ܝܢ ܛܒܝ̈ܢ ܕܠܐ ܡܫܟܚ ܕܢܫܘܪ ܒܗܘܢ ܐܠܗܐ ܐܝܬܝܗܝ ܡܫܝܚܐ | D’b’trein ṭbayin d’la mshkaḥ d’nishur b’hón Alaha aitíhí Mshíḥa | Que en dos cosas inmutables en que no es posible que mienta Elohím, existe el Mesías |
ܠܐ ܡܫܟܚܝܢܢ ܕܢܒܥܐ ܠܫܠܝܬܢܘܬܐ ܕܡܫܟܢܐ | la mshkaḥinan d’neba’ l’shleyanutá d’mishkana | no podemos buscar el refugio del tabernáculo |
ܗܢܐ ܓܝܪ ܡܫܝܚܐ ܗܘܝ ܕܡܠܬܐ ܗܘܝ ܕܒܝܬܐ | hana geir Mshíḥa hway d’meltha hway d’bayta | Porque este Mesías fue de la palabra, fue de la casa |
ܗܢܐ ܓܝܪ ܗܘܝ ܪܫܐ ܕܡܠܬܐ ܕܡܢܗܝܢ ܗܢܝܢ ܕܢܗܘܘ ܥܠܝܗܝܢ | hana geir hway rish’a d’meltha d’meníhén hanein d’nehwu ‘alaihén | Porque este fue el principio de la palabra de las cuales estas son para ellos |
Comentarios exhaustivos: El pasaje del Brit Hadasháh de Hebreos 6:18, según la Peshita Aramea, utiliza un lenguaje que evoca el concepto de las ciudades de refugio de la Toráh. La frase en arameo “no podemos buscar el refugio del tabernáculo” (la mshkaḥinan d’neba’ l’shleyanutá d’mishkana) es una traducción que captura una idea central del texto. Mientras que la traducción griega (que es más común) a menudo se enfoca en “agarrar la esperanza,” la versión aramea nos presenta una imagen más cercana al refugio físico y legal de la Toráh. El autor de Hebreos está argumentando que la promesa de Elohím y el juramento que Él hizo son “dos cosas inmutables.” Estas promesas son el ancla de nuestra alma, un refugio seguro. La palabra para “refugio” en arameo, shleyanutá (ܫܠܝܬܢܘܬܐ), se puede asociar con la paz y la seguridad que se encontraba en el mishkana (משכנה), el tabernáculo. El texto nos enseña que Yeshúa haMashíaj es el cumplimiento de este concepto de refugio, un lugar de seguridad más allá de cualquier cosa terrenal.
Conexión con la Toráh y Haftaráh: La Parashá y la Haftaráh se centran en la provisión de ciudades de refugio para el homicida involuntario. Estas ciudades eran lugares físicos donde el ofensor podía huir para encontrar seguridad y protección de la ira del go’él ha-dam, el vengador de la sangre. El pasaje de Hebreos 6:18 establece que, para los creyentes, la promesa y el juramento de Elohím en Yeshúa son el refugio definitivo. Es un refugio no de piedra, sino de la inmutable palabra de Elohím. Yeshúa es el verdadero lugar de asilo. Si las ciudades de refugio protegían de la muerte física, Yeshúa nos protege de la muerte eterna. Las ciudades de refugio eran temporales; el asilo en Yeshúa es eterno. La Haftaráh muestra el cumplimiento inicial de la orden de la Toráh, mientras que Hebreos revela su cumplimiento espiritual y final en Yeshúa, el Sumo Sacerdote eterno que nos libera.
Reflexión Mesiánica: El texto de Hebreos 6:18 resalta la fiabilidad de las promesas de Adonái. Yeshúa haMashíaj es el mediador de un pacto superior, establecido sobre promesas más excelentes. La Peshita Aramea al referirse a que “no es posible que mienta Elohím, existe el Mesías,” (D’b’trein ṭbayin d’la mshkaḥ d’nishur b’hón Alaha aitíhí Mshíḥa), nos revela la divinidad de Yeshúa. La promesa de Elohím es la base de nuestra esperanza, y Yeshúa es la encarnación y la garantía de esa promesa. Las ciudades de refugio de la Toráh eran una provisión de gracia divina para aquellos que habían cometido un acto de muerte sin intención. Yeshúa, a través de su sacrificio, se convierte en el lugar de refugio para todos, perdonando pecados intencionales e involuntarios, y llevándonos a una reconciliación completa con Adonái. La promesa de que la muerte del sumo sacerdote liberaría al refugiado es cumplida en Yeshúa, nuestro Sumo Sacerdote, cuya muerte y resurrección nos liberan para siempre, permitiéndonos regresar a nuestra herencia espiritual en el reino de Elohím.
4. Contexto Histórico y Cultural
La Aliyáh 5 de Parashá Masei se sitúa en los llanos de Mo’áv, en el borde de la tierra prometida. Adonái da instrucciones específicas a Moshéh sobre cómo los levitas, la tribu sacerdotal que no recibió una herencia de tierra como las demás, serían provistos. Este pasaje es fundamental para entender la teología levítica y la estructura social de Israel. Los levitas, dedicados al servicio del Mishkan y, más tarde, del Templo, dependían del diezmo y de las ofrendas del resto de las tribus. La provisión de 48 ciudades es un acto de justicia divina, asegurando que aquellos que servían a Elohím no carecerían de un lugar para vivir, y que estarían distribuidos por toda la tierra para enseñar la Toráh.
El concepto de las ciudades de refugio, mencionadas por primera vez en esta sección, es un sistema legal y social único en el mundo antiguo. Las leyes de la Toráh establecen una distinción crucial entre el homicidio intencional (castigado con la muerte) y el involuntario (protegido por la ciudad de refugio). Este sistema mitiga la violencia de la venganza de sangre (go’él ha-dam), una práctica común en las culturas del Cercano Oriente antiguo, donde la familia de la víctima tenía el deber de vengar la muerte de un pariente. La Toráh, a través de este sistema, provee una alternativa legal y justa que evita la escalada de la violencia, ofreciendo un juicio justo y un refugio para el que no tuvo intención de matar. El hecho de que estas ciudades estuvieran dispersas por toda la tierra, tres a cada lado del Jordán, demuestra la accesibilidad de la justicia y la misericordia de Elohím.
En el período del Segundo Templo, el concepto de las ciudades de refugio era bien conocido y los rollos de Qumrán, aunque no tratan directamente el tema, muestran una preocupación similar por la justicia y el juicio. Los escritos mesiánicos y nazarenos de los primeros siglos, como la Carta a los Hebreos, reinterpretaron estas instituciones de la Toráh a la luz de Yeshúa haMashíaj. Para ellos, las ciudades de refugio no eran solo una institución legal, sino un tzelal (sombra) de la salvación en Yeshúa. La muerte del Sumo Sacerdote, que liberaba al refugiado, se convirtió en una poderosa profecía del sacrificio de Yeshúa. Su muerte, como Sumo Sacerdote perfecto y eterno, nos libera de la persecución del “vengador de la sangre” espiritual, Ha-Satan, y nos permite regresar a nuestra herencia con Elohím.
5. Estudio, Comentarios y Conexiones Proféticas
Comentarios Rabínicos
Los sabios rabínicos enfatizan la importancia de la distribución equitativa de las ciudades levíticas. El Midrash Tanchuma (Parashá Masei, 1) comenta que las 48 ciudades debían estar dispersas por todo el país, de modo que la Toráh, que era enseñada por los levitas, estuviera accesible a todas las tribus de Israel. Esto resalta la misión de los levitas no solo como sacerdotes, sino como maestros de la Toráh. El Talmud (Makkot, 10a) discute los detalles de las ciudades de refugio, incluyendo la necesidad de que los caminos a ellas estuvieran despejados y bien señalizados, para que el refugiado pudiera llegar rápidamente. Esto subraya la misericordia de Adonái y la importancia de la accesibilidad a la justicia.
Comentario Judío Mesiánico
Desde una perspectiva judío mesiánica, la provisión de las 48 ciudades levíticas y las 6 ciudades de refugio apunta directamente a Yeshúa haMashíaj. La tribu de Leví, que no recibió herencia de tierra, es un tipo de aquellos que son llamados a una vocación más elevada, la del servicio a Elohím. En el Brit Hadasháh, Yeshúa es nuestro Sumo Sacerdote y nuestro maestro de la Toráh. Su “herencia” no es de este mundo, sino el reino de los cielos. Las 48 ciudades, donde los levitas vivían y enseñaban, pueden ser vistas como un tzelal de la comunidad mesiánica, que, aunque dispersa por el mundo, tiene la misión de enseñar las buenas noticias de Yeshúa. Las ciudades de refugio, en particular, son un tipo mesiánico central. Yeshúa es nuestro refugio, el lugar donde podemos huir del “vengador de la sangre” por nuestros pecados. La muerte del Sumo Sacerdote, que liberaba al homicida involuntario, se cumple en Yeshúa, nuestro Sumo Sacerdote que se ofreció a sí mismo una vez para siempre. Su muerte nos libera de la pena eterna del pecado y nos permite regresar a la presencia de Elohím.
Notas de los primeros siglos
Los primeros creyentes en Yeshúa vieron en el sistema de las ciudades de refugio una clara prefiguración de la obra redentora de Yeshúa. En la Carta a los Hebreos, el autor utiliza la imagen del refugio para describir la esperanza que tenemos en Mashíaj. La muerte del Sumo Sacerdote del Templo terrenal liberaba al ofensor, pero la muerte de Yeshúa, el Sumo Sacerdote celestial, nos libera de una vez para siempre. Esto subraya la superioridad del nuevo pacto en Yeshúa sobre el antiguo pacto. La comunidad nazarena entendió que el propósito de la Toráh, con sus provisiones de gracia y justicia, era apuntar a la plenitud de la redención en Yeshúa haMashíaj.
Aplicación práctica y espiritual
La enseñanza práctica de esta Aliyáh es que Adonái provee para Su pueblo. Los levitas dependían de la generosidad de las otras tribus, y Adonái les dio un mandato para asegurar su bienestar. De la misma manera, la Kehiláh debe proveer para aquellos que se dedican al servicio de Adonái. Además, el principio de las ciudades de refugio nos recuerda la importancia de la misericordia y la justicia. Debemos ser rápidos para perdonar, para no ser “vengadores de la sangre” en nuestros corazones, y debemos buscar refugio en Yeshúa cuando nos sintamos abrumados por nuestras faltas.
Anotaciones gramaticales, léxicas y Guematría
El término miklát (מִקְלָט), que significa “refugio”, es una palabra clave. La raíz de la palabra sugiere la idea de “recibir” o “acoger”, lo que resalta la naturaleza protectora de estas ciudades. El uso del término go’él ha-dam (גֹּאֵל הַדָּם), “vengador de la sangre”, se refiere al pariente más cercano que tenía el deber de vengar la muerte de un familiar. En la Guematría, el número 48 de las ciudades levíticas es significativo, siendo un múltiplo de 12 (tribus) y 4 (direcciones), simbolizando la distribución de la Toráh a lo largo de toda la tierra de Israel. El valor de la palabra miklát (מקל”ט) es 179, un número que puede ser explorado en conexiones midráshicas.
6. Análisis Profundo de la Aliyáh
Esta Aliyáh se centra en dos mandatos interconectados de Adonái: la provisión de ciudades para los levitas y el establecimiento de ciudades de refugio. El pasaje comienza con la instrucción de que los levitas, quienes no recibieron una herencia tribal, debían ser provistos con 48 ciudades y sus campos adyacentes de la porción de las otras tribus. Esto no fue un acto de caridad, sino una provisión justa para la tribu dedicada al servicio del Mishkan. La distribución de estas ciudades por todo Israel aseguraba la presencia de los levitas y, por ende, de los maestros de la Toráh, en toda la tierra.
Dentro de estas 48 ciudades, seis serían designadas como ciudades de refugio. Estas ciudades tenían un propósito legal y teológico muy específico: servir como asilo para el homicida involuntario. La Toráh distingue claramente entre el asesinato premeditado, que es castigado con la muerte, y el homicidio accidental. El sistema de las ciudades de refugio es una manifestación de la misericordia de Elohím, ya que protege al ofensor de la venganza de la sangre, una costumbre tribal que podría llevar a ciclos de violencia. El refugiado podía vivir en la ciudad de refugio hasta la muerte del Sumo Sacerdote. Este detalle es crucial y profundamente profético. La muerte del Sumo Sacerdote era un evento trascendental que, de alguna manera, expiaba la culpa de la tierra y permitía al ofensor regresar a su casa y su herencia.
La conexión entre las ciudades levíticas y las ciudades de refugio es significativa. Los levitas, los guardianes de la justicia y la Toráh, eran los anfitriones del refugio. Esta unión simboliza que la justicia de Elohím, que se aplica en el juicio del homicida, siempre está acompañada por Su misericordia, la cual se encuentra en la casa de aquellos que sirven a Adonái. La Aliyáh nos enseña que la provisión de Adonái es completa: Él provee para Sus siervos (los levitas) y Él provee un camino de redención para aquellos que han pecado.
7. Tema Más Relevante de la Aliyáh
El tema más relevante de esta Aliyáh es Misericordia y Justicia en la Redención. El pasaje presenta a Adonái como un Elohím justo que castiga el pecado, pero también como un Elohím misericordioso que provee un camino de refugio para el que ha cometido un pecado involuntario. Las ciudades de refugio son un testimonio de la justicia de Adonái, ya que el ofensor no queda impune, sino que debe huir de su hogar y ser juzgado; pero también son un testimonio de Su misericordia, ya que se le da una oportunidad para vivir.
Este tema es de vital importancia en la Toráh porque equilibra la santidad de la vida humana (la sangre derramada) con el entendimiento de la naturaleza humana caída, que comete errores. La Toráh no es un código legal rígido, sino una revelación de un Elohím que entiende la diferencia entre el pecado intencional y el accidental, y provee una solución para ambos.
Esta misericordia y justicia se relacionan directamente con las enseñanzas y la obra de Yeshúa haMashíaj. Yeshúa es el cumplimiento perfecto de la ciudad de refugio. Él es el lugar donde los pecadores, tanto intencionales como involuntarios, pueden huir para encontrar refugio del juicio de Adonái. En Él, la justicia de Adonái fue satisfecha en el madero, y Su misericordia se extendió a todos los que creen. El “vengador de la sangre” es vencido por la sangre de Yeshúa, derramada para la remisión de nuestros pecados. La muerte de Yeshúa, nuestro Sumo Sacerdote eterno, nos libera no solo temporalmente, sino para siempre, permitiéndonos regresar a nuestra herencia espiritual en el reino de Elohím. Este tema también se conecta con Pésaj, donde el Cordero sin mancha es sacrificado para que la muerte pase de largo. Yeshúa es el Cordero de Pésaj que quita la iniquidad del mundo, y en Él encontramos el refugio definitivo.
8. Descubriendo a Mashíaj en cada Aliyah
La Aliyáh 5 de Masei está llena de tzelalim (sombras) y tavnitot (patrones) que apuntan a Yeshúa haMashíaj:
- Ciudades de Refugio como tipo de Yeshúa: Las seis ciudades de refugio son el tzelal más claro de Yeshúa. Él es nuestro refugio, el lugar donde podemos huir del “vengador de la sangre” (Ha-Satan) y encontrar seguridad y salvación. Como las ciudades de refugio estaban distribuidas para ser accesibles a todos, Yeshúa es accesible a todos, sin importar su tribu o linaje.
- La Muerte del Sumo Sacerdote: El requisito de que el homicida involuntario debía permanecer en la ciudad de refugio hasta la muerte del Sumo Sacerdote es una poderosa profecía tipológica. El Sumo Sacerdote del Templo era un ser humano finito. Su muerte era un evento único y simbólico que liberaba al refugiado. La muerte de Yeshúa, nuestro Sumo Sacerdote eterno, fue un sacrificio único y final que nos libera de la pena eterna del pecado. Su resurrección, que va más allá de la muerte de cualquier sumo sacerdote, asegura que nuestra liberación es permanente.
- La Herencia Levítica y la Herencia Espiritual: La tribu de Leví no recibió una herencia de tierra, pero fue provista por las otras tribus y por Adonái mismo. Esto es un tipo de la herencia espiritual que los creyentes en Yeshúa haMashíaj reciben. Nuestra herencia no es una porción de tierra, sino una herencia “inmarcesible, incorruptible e incontaminada” en los cielos (1 Pedro 1:4).
Cumplimiento en el Brit Hadasháh: La Carta a los Hebreos es el principal texto del Brit Hadasháh que desarrolla la idea de Yeshúa como nuestro refugio y Sumo Sacerdote. En Hebreos 6:18, el autor habla de “aferrarnos a la esperanza que está delante de nosotros,” una imagen que evoca a una persona huyendo a un lugar seguro. En la Peshita Aramea, la traducción “no podemos buscar el refugio del tabernáculo” (Hebreos 6:18) refuerza la idea de Yeshúa como el verdadero refugio. La muerte de Yeshúa en el madero es el cumplimiento final de la muerte del Sumo Sacerdote. A través de Su muerte, somos liberados del juicio eterno y se nos permite regresar a la presencia de Elohím. Yeshúa haMashíaj es el centro de esta misericordia y justicia, siendo Él mismo el refugio perfecto y el Sumo Sacerdote eterno que hizo la expiación final.
9. Midrashim, Targumim, Textos Fuentes y Apócrifos
Midrashim
El Midrash Raba sobre Bemidbar (Números) profundiza en la justicia de las ciudades de refugio. Los sabios enseñan que la ley era tan importante que incluso si el homicida involuntario estuviera ocupado en un servicio en el Templo, tenía que huir a la ciudad de refugio. Esto subraya la seriedad de la ley y la necesidad de buscar refugio. También explican que la muerte del Sumo Sacerdote expiaba por la culpa de la comunidad y del ofensor. Este midrash muestra que la liberación del refugiado no era solo un acto legal, sino un acto de profunda expiación teológica.
Targumim
El Targum Onqelos y el Targum Yonatan traducen el pasaje con gran fidelidad al texto hebreo, pero el Targum Yonatan añade detalles. Parafrasea el versículo 35:28, explicando que el homicida no podía volver a su casa hasta que el Sumo Sacerdote, ungido con el aceite santo, muriera. Esto resalta la santidad del Sumo Sacerdote y la gravedad del acto de su muerte. Los Targumim reafirman el propósito divino de estas ciudades y su función en la teología de la expiación.
Apócrifos y Textos Fuentes
Aunque no hay menciones directas en los apócrifos, el concepto de refugio y asilo es común en la literatura antigua. En los rollos de Qumrán, la comunidad se veía a sí misma como un refugio espiritual, un lugar donde los justos podían huir del mundo corrupto. Esta idea de la comunidad como un lugar de asilo para los justos es un eco de la institución de la Toráh y un tipo de la Kehiláh de Yeshúa. La preocupación por la justicia y la misericordia en estos textos muestra la profunda importancia de estos temas para la teología del Segundo Templo.
10. Mandamientos Encontrados o principios y valores
- Mandamiento de Sostener a los Ministros de Adonái: Se establece el mandamiento de que las tribus de Israel debían dar ciudades y campos a los levitas. Este es un principio de responsabilidad comunitaria para sostener a aquellos dedicados al servicio de Adonái. Este principio es reafirmado en el Brit Hadasháh, donde se instruye a la Kehiláh a sostener a sus maestros y líderes.
- Principio de Justicia y Misericordia: La ley distingue entre el asesinato intencional y el homicidio involuntario. El castigo para el primero es la muerte, mientras que para el segundo es el refugio. Este es un principio fundamental de la justicia de Adonái, que es balanceada con Su misericordia.
- Principio de la Expiación por la Muerte del Sacerdote: La muerte del Sumo Sacerdote servía como un evento que permitía al ofensor ser liberado de la ciudad de refugio. Esto establece el principio de que la muerte de un sacerdote, que sirve como mediador, puede llevar a la expiación y la liberación. En Yeshúa, este principio alcanza su cumplimiento final.
11. Preguntas de Reflexión
- ¿Cómo se relaciona la provisión de las 48 ciudades para los levitas con la vocación de la Kehiláh de Yeshúa hoy en día?
- ¿Qué lección podemos aprender de la distinción entre el homicidio intencional y el involuntario en la Toráh?
- ¿De qué manera las ciudades de refugio sirven como un tzelal (sombra) de la seguridad que encontramos en Yeshúa haMashíaj?
- ¿Qué significa para nosotros que la muerte del Sumo Sacerdote permitiera al refugiado regresar a su herencia? ¿Cómo se cumple esto en Yeshúa?
- ¿Cómo podemos nosotros, como creyentes, ser “ciudades de refugio” para aquellos que han pecado o que necesitan un lugar seguro?
12. Resumen de la Aliyáh
La quinta Aliyáh de Masei detalla dos mandatos cruciales de Adonái: la asignación de 48 ciudades a la tribu de Leví, incluyendo seis ciudades de refugio, y el propósito de estas últimas. Las ciudades levíticas aseguraban que la tribu dedicada al servicio de Adonái tuviera un lugar para vivir y enseñar, distribuyendo la Toráh por toda la tierra. Las ciudades de refugio eran un sistema legal único para proteger al homicida involuntario del vengador de la sangre, proporcionando un refugio seguro hasta la muerte del Sumo Sacerdote. Esta Aliyáh presenta a Adonái como un Elohím de justicia y misericordia, que provee para Sus siervos y ofrece un camino de redención para aquellos que pecan. En Yeshúa haMashíaj, este sistema encuentra su cumplimiento, ya que Él es nuestro refugio perfecto y eterno, y Su muerte como nuestro Sumo Sacerdote nos libera para siempre de la pena del pecado.
13. Tefiláh de la Aliyáh
Adonái, nuestro Elohím y Juez Justo, te agradecemos por Tu sabiduría y Tu misericordia reveladas en Tu Toráh. En el sistema de las ciudades levíticas y las ciudades de refugio, vemos Tu cuidado por Tu pueblo y Tu plan perfecto para la redención. Gracias, Padre, por haber provisto a Yeshúa haMashíaj como nuestro refugio seguro. Ayúdanos a correr a Él cuando nos sintamos perseguidos por nuestras faltas, y a descansar en la certeza de que Su muerte, como nuestro Sumo Sacerdote eterno, nos ha liberado para siempre. Te pedimos que nos des corazones de justicia y misericordia, para que podamos reflejar Tu carácter en nuestras vidas. Que nunca seamos vengadores de la sangre, sino portadores de Tu reconciliación. Bendice a los líderes y maestros de Tu Kehiláh, que como los levitas, esparzan Tu Toráh y Tus buenas noticias por toda la tierra. Baruj atá Adonái, quien es nuestro refugio y nuestro Salvador. Amén.
+Recursos del Ministerio Judío Mesiánico de Biblia Toráh Viviente Para Maestros, Traductores y Estudiantes: https://bibliatorahviviente.github.io/recursos/