Leer o Descargar PDF - Parashá 43 Masei (מסעי) – Aliyah 4

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Parashá 43 Masei (מסעי) – Números 34:16-29

Aliyáh 4: (Números 34:16-29) Nombres de los líderes que repartirán la tierra.
Haftaráh: Isaías 33:20-24 (La promesa de la tierra para el pueblo de Elohím).
Brit Hadasháh: Apocalipsis 21:1-4 (La nueva Jerusalén, la herencia de los santos).

Punto 1. Números 34:16-29

Texto Hebreo OriginalFonéticaTraducción Palabra por Palabra
וַיְדַבֵּר יְהֹוָה אֶל־מֹשֶׁה לֵּאמֹר׃Vay’dabér Adonái el-Moshéh lemór:Y habló Adonái a Moshéh diciendo:
זֹאת הָאָרֶץ אֲשֶׁר תִּפֹּל לָכֶם בְּנַחֲלָה אֶרֶץ כְּנַעַן לִגְבֻלֹתֶיהָ׃zot ha’áretz ashér tipól lajem benajaláh éretz Kenaán ligvulotéha:Esta la tierra que caerá para vosotros por herencia, la tierra de Kenaán, según sus fronteras.
אֵלֶּה שְׁמֹות הָאֲנָשִׁים אֲשֶׁר יִנְחֲלוּ אֶתְכֶם אֶלְעָזָר הַכֹּהֵן וִיהוֹשֻׁעַ בִּן־נוּן׃Éleh shemót ha’anashím ashér yinj’lú et’jem El’azár ha-kohen vihoshúa bin-Nun:Estos los nombres de los hombres que os repartirán la herencia: El’azár el sacerdote, y Yehoshúa, hijo de Nun.
וְנָשִׂיא אֶחָד אֶחָד לַמַּטֶּה תִּקְחוּ לָקַחַת אֶת־הָאָרֶץ׃Venasí ejád ejád lamațéh tikjú lakájat et-ha’áretz:Y un príncipe, uno por cada tribu tomaréis, para tomar la tierra.
וְאֵלֶּה שְׁמֹות הָאֲנָשִׁים לְמַטֵּה יְהוּדָה כָּלֵב בֶּן־יְפֻנֶּה׃Ve’éleh shemót ha’anashím lemaṭéh Yehudáh Kalév ben-Yefunéh:Y estos los nombres de los hombres: para la tribu de Yehudáh, Kalév, hijo de Yefunéh.
וּלְמַטֵּה בְּנֵי שִׁמְעֹון שְׁמוּאֵל בֶּן־עַמִּיהוּד׃Ulemaṭéh benéi Shim’ón Shmu’él ben-Amíhud:Y para la tribu de los hijos de Shim’ón, Shmu’él, hijo de Amíhud.
לְמַטֵּה בִנְיָמִן אֱלִידָד בֶּן־כִּסְלֹון׃Lemaṭéh Binyamín Elidád ben-Kislón:Para la tribu de Binyamín, Elidád, hijo de Kislón.
וּלְמַטֵּה בְנֵי דָן בֻּקִּי בֶן־יָגְלִי׃Ulemaṭéh benéi Dan Bukí ben-Yaglí:Y para la tribu de los hijos de Dan, Bukí, hijo de Yaglí.
לִבְנֵי יֹוסֵף לְמַטֵּה מְנַשֶּׁה חַנִּיאֵל בֶּן־אֵפֹוד׃Livnéi Yoséf lemaṭéh Menashéh Janiel ben-Efod:Para los hijos de Yoséf, para la tribu de Menashéh, Janiel, hijo de Efod.
וּלְמַטֵּה בְנֵי אֶפְרַיִם קְמוּאֵל בֶּן־שִׁפְטָן׃Ulemaṭéh benéi Efráyim Kemuél ben-Shiftán:Y para la tribu de los hijos de Efráyim, Kemuél, hijo de Shiftán.
וּלְמַטֵּה זְבוּלֻן אֱלִיצָפָן בֶּן־פַּרְנָךְ׃Ulemaṭéh Zevulún Elitzáfan ben-Parnaj:Y para la tribu de Zevulún, Elitzáfan, hijo de Parnaj.
וּלְמַטֵּה יִשָּׂשכָר פַּלְטִיאֵל בֶּן־עַזָּן׃Ulemaṭéh Yisashkár Paltiel ben-Azán:Y para la tribu de Yisashkár, Paltiel, hijo de Azán.
וּלְמַטֵּה אָשֵׁר אֲחִיהוּד בֶּן־שְׁלֹמִי׃Ulemațéh Ashér Ajihúd ben-Shlomí:Y para la tribu de Ashér, Ajihúd, hijo de Shlomí.
וּלְמַטֵּה נַפְתָּלִי פְּדָהאֵל בֶּן־עַמִּיהוּד׃Ulemațéh Naftalí Pedahél ben-Amíhud:Y para la tribu de Naftalí, Pedahél, hijo de Amíhud.
אֵלֶּה הַצִּוּה אֲשֶׁר צִוָּה יְהֹוָה אֶת־בְּנֵי יִשְׂרָאֵל לְחַלֵּק אֶת־הָאָרֶץ בְּאֶרֶץ כְּנַעַן׃Éleh hațivúh ashér țiváh Adonái et-benéi Yisraél lejalék et-ha’áretz be’éretz Kenaán:Estos los mandatos que ordenó Adonái a los hijos de Yisraél para repartir la tierra en la tierra de Kenaán.

Traducción Literal al Español:

Y habló Adonái a Moshéh, diciendo: “Esta es la tierra que caerá para vosotros como herencia, la tierra de Kenaán con sus fronteras. Y estos son los nombres de los hombres que os repartirán la herencia: El’azár el sacerdote, y Yehoshúa, hijo de Nun. Y de cada tribu tomaréis un príncipe, uno por tribu, para tomar la tierra. Y estos son los nombres de los hombres: de la tribu de Yehudáh, Kalév, hijo de Yefunéh. Y de la tribu de los hijos de Shim’ón, Shmu’él, hijo de Amíhud. Para la tribu de Binyamín, Elidád, hijo de Kislón. Y de la tribu de los hijos de Dan, Bukí, hijo de Yaglí. Para los hijos de Yoséf: de la tribu de Menashéh, Janiel, hijo de Efod; y de la tribu de los hijos de Efráyim, Kemuél, hijo de Shiftán. Y de la tribu de Zevulún, Elitzáfan, hijo de Parnaj. Y de la tribu de Yisashkár, Paltiel, hijo de Azán. Y de la tribu de Ashér, Ajihúd, hijo de Shlomí. Y de la tribu de Naftalí, Pedahél, hijo de Amíhud.” Estos son los mandatos que ordenó Adonái a los hijos de Yisraél para repartir la tierra en la tierra de Kenaán.


Punto 2. Haftaráh, Isaías 33:20-24

Texto Hebreo OriginalFonéticaTraducción Palabra por Palabra
חֲזֵה צִיּוֹן קִרְיַת מֹועֲדֵנוּ עֵינֶיךָ תִרְאֶינָה יְרוּשָׁלַיִם נָוֶה שַׁאֲנָן אֹהֶל בַּל־יִצְעַן בַּל־יִסַּע יְתֵדֹתָיו לָנֶצַח וְכָל־חֲבָלָיו לֹא יִנָּתֵקוּ׃Jazéh Tziyón kiryát mo’adénu eineja tirenáh Yerushaláyim náveh sha’anán óhel bal-yitz’án bal-yisá yetedotáv lanétzaj vejol-javaláv lo yinátekú:Mira Tziyón, ciudad de nuestra asamblea; tus ojos verán a Yerushaláyim, morada tranquila, tienda que no será quitada, que no será movida, sus estacas para siempre, y todas sus cuerdas no se romperán.
כִּי אִם־שָׁם אַדִּיר לָנוּ יְהֹוָה מְקֹום נְהָרִים יְאֹרִים רַחֲבֵי יָדַיִם בַּל־תֵּלֵךְ שָׁם אֳנִי שַׁיִט וְצִי אַדִּיר לֹא יַעֲבֹר בֹּו׃Ki im-shám adír lánu Adonái meqóm neharím ye’orím rajavéi yadáyim bal-teléj shám oni sháyit vetzí adír lo ya’avór bo:Porque allí poderoso para nosotros Adonái, lugar de ríos, arroyos anchos de manos, no andará allí nave de remos y flota majestuosa no pasará en él.
כִּי יְהֹוָה שֹׁפְטֵנוּ יְהֹוָה מְחֹקְקֵנוּ יְהֹוָה מַלְכֵּנוּ הוּא יֹשִׁיעֵנוּ׃Ki Adonái shof’ténu Adonái mejoqeqénu Adonái malkénu hu yoshi’énu:Porque Adonái es nuestro juez, Adonái es nuestro legislador, Adonái es nuestro rey, Él nos salvará.
נִטְּשׁוּ חֲבָלָיִךְ בַּל־יַחֲזִיקוּ כֵּן תָּרְנָם לֹא מָתְחוּ נֵס אִם־פָּרָשׂוּ׃Nit’shú javaláyij bal-yajazíqú ken tarnám lo matjú nes im-parású:Se aflojaron tus cuerdas, no sostuvieron su mástil; no extendieron vela si la extendieran.
אָז חֻלַּק עַד־שָׁלָל מַרְבֶּה פִּסְּחִים בָּזְזוּ בַז׃Az juláq ad-shalál marbéh pis’jím baz’zú vaz:Entonces se repartió botín abundante; los cojos saquearon el botín.
וְלֹא־יֹאמַר שָׁכֵן חָלִיתִי הָעָם הַיֹּשֵׁב בָּהּ נְשֻׂא עָוֹן׃Velo-yomár shajén jalíti ha’ám hayoshév báh nesú avón:Y no dirá el vecino, estoy enfermo; el pueblo que habita en ella es perdonado de iniquidad.

Comentario Mesiánico: La Haftaráh de Isaías 33:20-24 describe una visión de Tziyón y Yerushaláyim como una morada de paz y seguridad perpetua, una tienda que nunca será movida. Esta imagen contrasta con la fragilidad de las tiendas del desierto y las tiendas de guerra. El texto establece a Adonái como juez, legislador y rey, el único salvador. Esta promesa de un reino eterno y seguro en Yerushaláyim se conecta con la Parashá, donde se establecen las ciudades de refugio y se delinea la herencia de la tierra. La Parashá Matot-Masei se enfoca en el ordenamiento y la preparación de la tierra, mientras que la Haftaráh revela el propósito final de esa herencia: una ciudad mesiánica donde la presencia de Elohím garantiza la paz y la seguridad. El pasaje de Isaías, con su visión de Adonái como rey que trae salvación, prefigura a Yeshúa haMashíaj. Él es el Rey y Legislador prometido, bajo cuyo gobierno el pueblo no necesitará decir “estoy enfermo,” porque la iniquidad será perdonada, un tema central en la obra de Yeshúa como el Cordero de Elohím que quita el pecado del mundo. Las estacas y cuerdas que no se rompen son un símbolo de la eternidad del reino de Yeshúa, un reino que se estableció espiritualmente en Su primera venida y que se completará en Su regreso a Yerushaláyim.

Aplicación Espiritual: La Haftaráh nos invita a reflexionar sobre la esperanza de la redención final. La visión de Yerushaláyim como una morada segura nos recuerda que nuestra verdadera seguridad no se encuentra en las estructuras de este mundo, sino en la presencia de Adonái. La promesa de que Elohím es nuestro juez, legislador y rey nos asegura que Él tiene el control y que Su salvación es completa. Para los creyentes en Yeshúa, esta esperanza se vive en la certeza de que Él es el fundamento inamovible de nuestro futuro. Su obra redentora nos libera de la iniquidad y nos da acceso a la morada eterna. Así como los israelitas del desierto esperaban la tierra prometida y la seguridad de las ciudades de refugio, nosotros esperamos el establecimiento final del reino de Yeshúa. Este pasaje nos motiva a vivir con fe y a confiar en Su gobierno soberano, sabiendo que en Él encontramos el perdón de la iniquidad y la promesa de una paz inquebrantable.


Punto 3. Brit Hadasháh, Apocalipsis 21:1-4

Texto Arameo OriginalFonética Siríaca OrientalTraducción Palabra por Palabra
ܘܚܙܝܬ ܫܡܝܐ ܚܕܬܐ ܘܐܪܥܐ ܚܕܬܐW’jzeit shamaya jdatta w’ar’a jdattaY vi cielos nuevos y tierra nueva
ܫܡܝܐ ܓܝܪ ܩܕܡܝܐ ܘܐܪܥܐ ܩܕܡܝܬܐ ܐܙܠܘ ܘܝܡܐ ܠܝܬܘܗܝ ܬܘܒshamaya geir qadmaya w’ar’a qadmita azelu w’yamma laitúi tuvPorque el cielo anterior y la tierra anterior pasaron, y el mar no está más.
ܘܠܡܕܝܢܬܐ ܩܕܝܫܬܐ ܐܘܪܫܠܡ ܚܕܬܐ ܚܙܝܬ ܕܢܚܬܐ ܡܢ ܫܡܝܐ ܡܢ ܠܘܬ ܐܠܗܐWalmadinta qaddishta Urishlem jdatta jzeit d’najta min shamaya min lwat AlahaY la ciudad santa, Yerushaláyim nueva, vi que descendía del cielo de junto a Elohim
ܡܛܝܒܐ ܐܝܟ ܟܠܬܐ ܡܨܒܬܬܐ ܠܒܥܠܗ̇mțayy’ba aich kalta mtzabb’tata l’ba’lahPreparada como una novia adornada para su esposo.
ܘܫܡܥܬ ܩܠܐ ܪܒܐ ܡܢ ܫܡܝܐ ܕܐܡܪW’shma’t qala rabba min shamaya d’amarY oí una voz grande del cielo que decía:
ܗܐ ܡܫܟܢܗ ܕܐܠܗܐ ܥܡ ܒܢܝ ܐܢܫܐHa meshkanéh d’Alaha ‘am b’nei anashaHe aquí el tabernáculo de Elohim con los hijos de los hombres
ܘܢܥܡܪ ܥܡܗܘܢ ܘܗܢܘܢ ܥܡܐ ܕܝܠܗ ܢܗܘܘܢw’na’mar ‘amhon w’henon ‘amma d’ileh nehwunY morará con ellos, y ellos pueblo Suyo serán
ܘܗܘ ܐܠܗܐ ܥܡܗܘܢ ܢܗܘܐ ܘܢܠܚܐw’hu Alaha ‘amhon nehwa w’neljaY Él Elohim con ellos estará, y Él secará
ܟܠ ܕܡܥܐ ܡܢ ܥܝܢܝܗܘܢkul dma’a min ‘eineihontoda lágrima de sus ojos.

Comentarios exhaustivos: Este pasaje de Apocalipsis, escrito en arameo, presenta la visión final del apóstol Yojanán, una visión de la redención total. La “Yerushaláyim nueva” que desciende del cielo no es simplemente un lugar físico, sino la manifestación de la presencia eterna de Elohím entre Su pueblo. El término arameo meshkanéh (ܡܫܟܢܗ), que significa tabernáculo o morada, establece una conexión directa con el Mishkan de la Toráh, el cual era el lugar de la presencia de Elohím en el desierto. A lo largo de la historia de Israel, esta morada ha sido un punto central de la relación entre el Creador y Su pueblo, desde el Mishkan, pasando por el Templo, hasta la encarnación de Yeshúa haMashíaj, quien fue la manifestación perfecta de la Shejináh. En Juan 1:14 (en la Peshita), se dice que “la palabra se hizo carne y tabernaculizó (ܫܟܢ, shkan) entre nosotros”. Aquí, en Apocalipsis, se nos revela el cumplimiento final de esta promesa, no en un edificio terrenal, sino en una realidad celestial y eterna. La ciudad, Yerushaláyim, es descrita como una novia, un símbolo que en la tradición mesiánica representa a la Kehiláh de Yeshúa, unida a Él como su esposo.

Conexión con la Toráh y Haftaráh: La Parashá Matot-Masei se ocupa de la planificación y preparación para la ocupación de la tierra de Kenaán, incluyendo la asignación de herencias y el establecimiento de ciudades de refugio. Esto representa el cumplimiento de la promesa de Adonái de un lugar de descanso para Su pueblo. La Haftaráh de Isaías 33:20-24 describe a Yerushaláyim como una “morada tranquila” y “tienda que no será movida,” un lugar de seguridad perpetua bajo el reinado de Elohím. El pasaje de Apocalipsis culmina estas ideas. La Yerushaláyim celestial es el cumplimiento final de todas las promesas de un lugar de descanso y seguridad. Las ciudades de refugio, diseñadas para proteger a aquellos que habían matado sin intención, son un tzelal (sombra) de la redención y el refugio que Yeshúa provee, pero la Yerushaláyim celestial de Apocalipsis es el destino final donde no hay necesidad de ciudades de refugio porque el pecado y el mal ya no existen. El tabernáculo terrenal, central en la Toráh, encuentra su antítesis y cumplimiento en la visión de Elohím morando directamente con Su pueblo en la nueva creación.

Reflexión Mesiánica: Yeshúa haMashíaj es el centro de toda esta redención. Él es la puerta de la Yerushaláyim celestial. En la Haftaráh, Adonái es el juez, legislador y rey que salva. Yeshúa es la manifestación de Adonái en la tierra, quien cumplió estas funciones divinas. Su sacrificio en el madero es el medio por el cual la iniquidad del pueblo es perdonada, como se menciona en Isaías. En el Brit Hadasháh, Yeshúa es el ba’al (בעל) o esposo de la Kehiláh, y la Yerushaláyim celestial es la novia preparada para Él. La visión de la morada de Elohím con la humanidad es el cumplimiento último del propósito redentor de Yeshúa. La promesa de que Él secará toda lágrima nos habla de la eliminación total del sufrimiento, el pecado y la muerte, los cuales son las consecuencias de la caída. Yeshúa haMashíaj, como Elohím Alef Tav (אלהים אלף תיו), el Principio y el Fin, es quien hace nuevas todas las cosas, restaurando la creación a su estado perfecto, un estado donde la presencia de Elohím morará perpetuamente con Su pueblo.


4. Contexto Histórico y Cultural

La Parashá Matot-Masei se sitúa al final del libro de Bemidbar (Números), justo antes de que el pueblo de Israel entre en la tierra prometida. Históricamente, el contexto es el del último año del Éxodo, con la generación del desierto habiendo perecido y una nueva generación preparada para la conquista. La instrucción para la división de la tierra, como se detalla en Aliyáh 4, no es solo un plan logístico, sino un acto de fe y confianza en la promesa de Adonái. La tierra de Kenaán, un territorio habitado por diversas tribus (los hititas, amorreos, cananeos, etc.), era una región de importancia geopolítica y económica en el antiguo Oriente Próximo. Las instrucciones precisas para la delimitación de las fronteras demuestran la seriedad de la promesa divina y la necesidad de una administración ordenada para un pueblo que iba a pasar de ser nómada a sedentario.

La figura del sacerdote El’azár y de Yehoshúa como líderes para la división de la tierra es significativa. El’azár, como sumo sacerdote, representa la autoridad espiritual y la conexión con Adonái a través del servicio en el Mishkan. Yehoshúa, como sucesor de Moshéh, representa la autoridad militar y de liderazgo práctico. Esta dualidad refleja la teocracia israelita, donde el poder espiritual y el temporal estaban entrelazados, pero la primacía siempre recaía en la voluntad de Elohím revelada a través de Sus siervos. Los príncipes de cada tribu, mencionados por nombre, subrayan la importancia de la representación tribal en este proceso crucial.

Desde el punto de vista arqueológico, el relato de Bemidbar (Números) refleja una geografía plausible para la región. Las fronteras descritas en los versículos anteriores a esta Aliyáh, y la delimitación de la tierra para las tribus, encajan con los hallazgos de asentamientos y rutas comerciales de la época. Sin embargo, la ocupación de la tierra de Kenaán fue un proceso gradual y no una conquista inmediata.

En el tiempo del Segundo Templo, la interpretación de estos pasajes cobró un nuevo significado. Para los exiliados que regresaban, la promesa de la tierra y la herencia se reavivó. La idea de un liderazgo dual (sacerdotal y real) era un tema recurrente en los escritos de Qumrán, donde se esperaba la llegada de dos mesías: uno sacerdotal, del linaje de Aarón, y otro real, del linaje de Dawid. Esta expectativa refleja la estructura de liderazgo en la Toráh y en el resto del Tanakh, donde figuras como Yehoshúa y El’azár operaban en conjunto para establecer el orden de Adonái. Los primeros escritos mesiánicos y nazarenos vieron en Yeshúa el cumplimiento de ambos roles: sumo sacerdote según el orden de Melquisedeq y rey del linaje de Dawid, uniendo en sí mismo la autoridad espiritual y la realeza prometida. La herencia de la tierra de Israel se convirtió, en la teología mesiánica, en un tipo de la herencia espiritual que los creyentes en Yeshúa reciben: la herencia del reino eterno de Elohím.


5. Estudio, Comentarios y Conexiones Proféticas

Comentarios Rabínicos

Los sabios rabínicos ven en la asignación de la tierra un acto de profunda justicia divina. El Midrash Raba sobre Bemidbar comenta que la tierra fue dividida por sorteo, lo que aseguraba que la herencia era un regalo de Adonái y no el resultado de favoritismo humano. El hecho de que se mencionen nombres específicos de los príncipes tribales resalta la seriedad del proceso. Cada líder era una figura de confianza y de autoridad para garantizar una distribución equitativa. Rashi comenta que el uso de “un príncipe, uno por tribu” enfatiza la importancia de la representación de cada casa de Israel en la toma de posesión de la tierra. Este es un principio de equidad y responsabilidad comunitaria.

Comentario Judío Mesiánico

Desde una perspectiva judío mesiánica, la división de la tierra y el nombramiento de los líderes son tzelalim (sombras) y tavnitot (patrones) del plan redentor de Yeshúa. Yehoshúa, cuyo nombre significa “Adonái es salvación,” es el prototipo del líder que introduce al pueblo en su herencia. Él no solo lidera la conquista, sino que también preside la división de la tierra, estableciendo un orden divino. Yeshúa haMashíaj es el verdadero Yehoshúa, quien no solo nos introduce en la herencia del reino de Elohím, sino que también es el autor de nuestra salvación. El sumo sacerdote El’azár, junto con Yehoshúa, prefigura la dualidad de Yeshúa como Rey-Sacerdote. Yeshúa es nuestro Sumo Sacerdote eterno, quien intercede por nosotros, y al mismo tiempo es nuestro Rey, quien nos guía a la herencia espiritual. La lista de príncipes tribales puede ser vista como una prefiguración de los doce apóstoles, quienes en el Brit Hadasháh son nombrados para liderar el establecimiento del reino espiritual de Yeshúa y la distribución de la herencia de la salvación a todas las naciones.

Notas de los primeros siglos

Los primeros nazarenos vieron en la estructura de la Parashá una profunda conexión con el plan de Yeshúa. La idea de la herencia de la tierra se transformó en la herencia del reino de Elohím para todos aquellos que creían en Mashíaj, tanto judíos como no judíos. La carta a los Hebreos, por ejemplo, habla de Yeshúa como el Sumo Sacerdote que ha entrado en un tabernáculo más perfecto y ha asegurado una herencia eterna para nosotros. El nombramiento de los príncipes, junto a Yehoshúa y El’azár, fue un modelo de liderazgo que se vio reflejado en el Sanhedrín mesiánico de los primeros siglos, donde líderes espirituales y laicos trabajaban juntos para guiar a la Kehiláh.

Aplicación práctica y espiritual

La lección para los creyentes hoy es que nuestra herencia en Yeshúa haMashíaj no es algo abstracto. Así como el pueblo de Israel recibió una herencia tangible en la tierra de Kenaán, nosotros hemos recibido una herencia espiritual real, la cual es la vida eterna y la ciudadanía en el reino de Elohím. Los líderes mencionados en esta Aliyáh nos recuerdan la importancia del liderazgo espiritual y el orden en la Kehiláh. La fe en Yeshúa no se vive en solitario, sino en comunidad, bajo la guía de aquellos que han sido designados para cuidar de la herencia espiritual del pueblo de Elohím.

Anotaciones gramaticales, léxicas y Guematría

El término “herencia” (najaláh נַחֲלָה) es central en esta Aliyáh. Lexicalmente, no solo significa una porción de tierra, sino también una posesión que se transmite de generación en generación, lo que resalta la idea de la fidelidad de Adonái a Su promesa a Avraham, Yitzjak y Ya’akov. La palabra tipól (תִּפֹּל), “caerá” o “será asignada por suerte”, indica la mano de Elohím en el proceso, que no es un acto humano de distribución, sino divino. En la Guematría, el nombre Yehoshúa (יְהוֹשֻׁעַ) tiene un valor numérico que a menudo se relaciona con la redención y la salvación. El número de príncipes mencionados, diez, representa la totalidad y el orden, un número de completitud en la tradición judía.


6. Análisis Profundo de la Aliyáh

La cuarta Aliyáh de la Parashá Masei, Números 34:16-29, se enfoca en el nombramiento de los líderes que presidirán la división de la Tierra de Kenaán. Este pasaje, aunque parece una simple lista de nombres, es fundamental para la teología de la tierra y la herencia en Israel. La instrucción de Adonái a Moshéh establece un proceso ordenado y divinamente sancionado para la distribución de la tierra.

El nombramiento de El’azár el sacerdote y Yehoshúa bin-Nun es simbólicamente poderoso. El’azár representa el sacerdocio, la mediación entre Elohím y el pueblo. Su presencia asegura que la división de la tierra se hará de acuerdo con la voluntad de Adonái, con la guía del Urim y Tumim si fuera necesario. Yehoshúa, por otro lado, es el líder militar y político, el sucesor de Moshéh. Él es quien liderará la conquista y la implementación de las directrices divinas. La unión de estas dos figuras representa el modelo teocrático ideal, donde el liderazgo espiritual y el político trabajan en conjunto para cumplir el plan de Elohím.

La mención de un príncipe de cada tribu para el proceso de división subraya la naturaleza corporativa de la herencia. No se trata de una herencia individualista, sino de una herencia tribal, donde el bienestar de cada familia está ligado al de su tribu. Esta estructura promueve la cohesión social y la responsabilidad mutua. La repetición de la frase “Y de la tribu de…” para cada uno de los príncipes, con la excepción de Leví que no recibió herencia de tierra, refuerza la identidad tribal y el papel de cada una en la tierra.

Desde una perspectiva judío mesiánica, esta Aliyáh es un tavnit (patrón) del orden que Yeshúa establecerá en Su reino. Yeshúa es el verdadero Yehoshúa (Salvación de Adonái) y el Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedeq. En Él se cumplen perfectamente los roles de liderazgo espiritual y real. Los príncipes de las tribus pueden ser vistos como un tipo de los apóstoles, quienes son designados por Yeshúa para guiar a Su pueblo y repartir la herencia del Brit Hadasháh. La tierra de Kenaán es un tzelal (sombra) del reino de los cielos y de la nueva creación. Así como los israelitas debían entrar en la tierra y tomar su posesión, los creyentes en Yeshúa deben vivir en la realidad de la herencia espiritual que han recibido, esperando su cumplimiento final. La lista de nombres, lejos de ser tediosa, es una prueba de la minuciosidad de Adonái en el cumplimiento de Sus promesas y en la provisión de una estructura ordenada para Su pueblo.


7. Tema Más Relevante de la Aliyáh

El tema más relevante de esta Aliyáh es La Conexión entre la Promesa Divina y el Orden Humano. Adonái promete una tierra a Su pueblo, pero el cumplimiento de esa promesa no es un acto pasivo. Requiere una estructura, un plan y un liderazgo designados por Él. El texto no solo afirma que se les dará la tierra, sino que detalla cómo se dividirá, quiénes serán los responsables y el fundamento de su autoridad.

Este tema es crucial en el contexto de la Toráh porque muestra que la soberanía de Elohím no elimina la responsabilidad humana. Los israelitas debían conquistar la tierra y luego organizarse para habitarla. La división de la herencia bajo la supervisión de un sacerdote y un líder militar, junto con príncipes tribales, demuestra que el orden y la justicia son elementos esenciales del reino de Elohím. Una herencia sin un plan para administrarla se disiparía en el caos.

Este tema se relaciona profundamente con las enseñanzas y la obra de Yeshúa haMashíaj. Yeshúa cumplió la promesa de Adonái de una herencia eterna, pero esta herencia no es caótica. Él estableció Su Kehiláh (asamblea), con líderes (apóstoles, ancianos) y una estructura ordenada. El Brit Hadasháh, a través de sus cartas, ofrece instrucciones detalladas sobre cómo la Kehiláh debe vivir y organizarse. La salvación en Yeshúa no es solo una experiencia individual; es la entrada a una comunidad divinamente ordenada. La herencia espiritual en Yeshúa haMashíaj requiere una respuesta de fe y obediencia, y una vida en comunidad. Yeshúa nos guía y nos pastorea para que no vivamos nuestra herencia espiritual de manera desordenada, sino en el contexto de la Kehiláh, el cuerpo de Mashíaj.

En cuanto a su conexión con los Moedim, este pasaje tiene una relación con Shavuot y Sukkot. Shavuot celebra la entrega de la Toráh en el monte Sinái, que es el fundamento legal y espiritual de la vida en la tierra prometida. Las instrucciones de esta Aliyáh son la aplicación práctica de esa Toráh para la vida en Kenaán. Sukkot, la Fiesta de los Tabernáculos, conmemora la morada de Adonái con Su pueblo en el desierto, un preludio a la morada permanente en la tierra. La herencia de la tierra, como se describe aquí, es el cumplimiento de la esperanza de una morada permanente con Elohím. La visión de la Yerushaláyim celestial en Apocalipsis (mencionada en el Brit Hadasháh) es el Sukkot final y eterno.


8. Descubriendo a Mashíaj en cada Aliyah

En esta Aliyáh, Yeshúa haMashíaj se revela a través de múltiples tzelalim (sombras) y tavnitot (patrones) redentores.

Tipologías y Figuras:

  • Yehoshúa bin-Nun: El nombre hebreo Yehoshúa (יְהוֹשֻׁעַ) significa “Adonái es salvación”. El mismo nombre del Mesías, Yeshúa (יֵשׁוּעַ), es la forma abreviada de Yehoshúa. Yehoshúa bin-Nun es el líder que introduce a Israel en la tierra prometida, la cual es un tipo de la herencia eterna. Yeshúa haMashíaj es el verdadero líder que introduce a los creyentes en la herencia eterna del reino de Elohím. Él no solo abre el camino, sino que es el camino mismo.
  • El’azár el Sumo Sacerdote: El’azár, junto con Yehoshúa, representa la unión del liderazgo espiritual y la autoridad práctica. Esto prefigura la figura de Yeshúa como Rey y Sumo Sacerdote, un Sacerdote eterno según el orden de Melquisedeq (Hebreos 7) y Rey de reyes. Él intercede por Su pueblo y a la vez lo gobierna.

Paralelismos Temáticos:

  • La Herencia (Najaláh): La herencia de la tierra de Kenaán es un símbolo de la herencia espiritual que tenemos en Yeshúa haMashíaj. Efesios 1:11-14 habla de que en Yeshúa hemos recibido una herencia, y el Ruaj HaKodesh es la garantía de esa herencia. Mientras que la herencia terrenal era una posesión finita, la herencia en Yeshúa es infinita y eterna.
  • La División por Designación Divina: La división de la tierra no fue aleatoria, sino ordenada por Adonái. De la misma manera, la inclusión de los creyentes en la herencia del reino es por gracia y por designación divina, no por mérito humano.

Análisis Lingüístico y Midrashim Mesiánicos:

  • El nombre Yehoshúa ha sido un foco de midrashim que lo relacionan con el Mesías. La tradición judía esperaba un Mesías del linaje de Yosef y uno del linaje de Dawid. Los nazarenos vieron en Yeshúa el cumplimiento de estas figuras mesiánicas.
  • El término Najaláh (herencia) se usa en la literatura mesiánica para referirse a la salvación y al reino de los cielos. La tierra de Kenaán, un lugar de descanso, es un tipo de la morada celestial, la Yerushaláyim de arriba.

Cumplimiento Tipológico en el Brit Hadasháh:

  • Apocalipsis 21: La visión de la Yerushaláyim celestial, que desciende del cielo, es el cumplimiento final de la herencia prometida en esta Parashá. Es la culminación de la promesa de Adonái de morar con Su pueblo, no en una tienda terrenal ni en una tierra delimitada, sino en una realidad nueva y eterna donde el pecado y la muerte no tienen poder. Yeshúa haMashíaj es el que hace posible esta nueva creación.

9. Midrashim, Targumim, Textos Fuentes y Apócrifos

Midrashim

El Midrash Tanchuma sobre la Parashá Masei elabora sobre la importancia de la división de la tierra por sorteo. Explica que el sorteo era un método divino para asegurar que la porción de cada tribu fuera justa y sin conflictos. Se cuenta que el sorteo no era ciego, sino que la voz del Ruaj HaKodesh salía del Urim y Tumim para indicar a quién pertenecía cada porción, garantizando la equidad. Este Midrash refuerza la idea de que la herencia no es una cuestión de azar, sino de la voluntad de Adonái. El Midrash también enfatiza que la lista de nombres no es trivial, sino que representa la base del orden y la justicia en la comunidad.

Targumim

El Targum Onqelos y el Targum Yonatan traducen y parafrasean este pasaje para aclarar su significado. El Targum Yonatan, por ejemplo, amplía el papel de Yehoshúa y El’azár. Lo presenta como una confirmación de su autoridad, subrayando que la división de la tierra era un mandato divino directo. En general, los Targumim refuerzan la idea de que Adonái era el principal autor de la distribución de la tierra, utilizando a Sus líderes como Sus instrumentos. El Targum Yonatan en particular destaca la meticulosidad de Adonái al nombrar a cada uno de los príncipes, lo que muestra Su cuidado por cada una de las tribus.

Apócrifos y Textos Fuentes

Aunque no hay textos apócrifos que se centren directamente en esta Aliyáh, la idea de la herencia y el liderazgo es un tema recurrente en la literatura del Segundo Templo. El libro de los Jubileos, por ejemplo, detalla la división de la tierra de manera más mitológica, enfatizando la división del mundo entero entre los hijos de Noaj. Este texto muestra la profunda preocupación en la época por la asignación de la tierra como un acto de orden divino. En Qumrán, la idea del liderazgo dual (sacerdotal y real) era central. El Documento de Damasco y la Regla de la Comunidad hablan de un “Maestro de Justicia” (sacerdotal) y un “Mesías de Israel” (real), que en su conjunto gobernarían al pueblo de Elohím. Esto refleja el patrón de liderazgo visto en esta Aliyáh, con El’azár y Yehoshúa, y que finalmente se cumplirá en Yeshúa haMashíaj.


10. Mandamientos Encontrados o principios y valores

En esta Aliyáh, aunque no hay mandamientos explícitos en el formato de mitzvot como “Harás…” o “No harás…”, se establecen principios y valores fundamentales para la comunidad:

  1. Principio del Liderazgo Ordenado: Adonái establece la necesidad de un liderazgo claro y estructurado para la comunidad. Los líderes deben ser designados por Él o a través de un proceso que Él mismo sanciona. Esto enseña que la comunidad no debe operar en el caos, sino bajo una autoridad reconocida y divinamente ordenada. Este principio se aplica en la Kehiláh mesiánica, donde los líderes son llamados a pastorear al pueblo de Elohím con humildad y justicia.
  2. Principio de la Responsabilidad Comunitaria: Cada tribu, a través de su príncipe, es responsable de su porción de la herencia. Este principio subraya que la bendición de la tierra no es solo para unos pocos, sino para la totalidad de Israel. En el Brit Hadasháh, esto se traduce en la responsabilidad mutua de los creyentes de cuidar unos de otros y de la herencia espiritual que han recibido como un cuerpo unido en Yeshúa.
  3. Principio de la Fidelidad de Adonái a Sus Promesas: La lista de nombres y el detalle de la división de la tierra son una demostración concreta de que Adonái cumple Sus promesas. Después de cuarenta años en el desierto, la promesa hecha a Avraham se estaba materializando. Esto nos enseña que las promesas de Adonái a través de Yeshúa haMashíaj son seguras y que Él tiene un plan detallado para Su cumplimiento.

11. Preguntas de Reflexión

  1. ¿Cómo el nombramiento de El’azár y Yehoshúa como líderes para la división de la tierra refleja la naturaleza del liderazgo en el reino de Elohím?
  2. ¿Qué nos enseña la meticulosidad de Adonái al nombrar a los príncipes de cada tribu sobre Su carácter y Su relación con Su pueblo?
  3. ¿De qué manera la herencia de la tierra de Kenaán es un tzelal (sombra) de la herencia espiritual que los creyentes en Yeshúa haMashíaj reciben?
  4. Considerando el principio de la herencia tribal, ¿cómo se aplica el concepto de responsabilidad comunitaria en la Kehiláh de hoy?
  5. ¿Cómo la conexión entre la Parashá, la Haftaráh y el Brit Hadasháh nos ayuda a entender que el plan de redención de Adonái es coherente desde el principio hasta el final?

12. Resumen de la Aliyáh

La cuarta Aliyáh de Masei se centra en las instrucciones de Adonái a Moshéh para la división de la tierra de Kenaán. Se nombra a El’azár el sacerdote y a Yehoshúa bin-Nun como los líderes principales para supervisar este proceso. Además, se nombra a un príncipe de cada una de las diez tribus (excluyendo a Reuvén, Gad y la mitad de Menashéh que ya habían recibido su herencia, y Leví que no recibió tierra) para que participen en la distribución de la tierra. La Aliyáh culmina con la afirmación de que estas son las ordenanzas que Adonái dio para el reparto de la tierra. Este pasaje, aunque detallado y aparentemente administrativo, es una profunda demostración de la fidelidad de Adonái a Sus promesas y de la necesidad de un orden y un liderazgo divinos para el pueblo. En Mashíaj, vemos el cumplimiento de estas figuras de liderazgo en Yeshúa como nuestro Rey-Sacerdote y la herencia de la tierra como un tipo de la herencia eterna en la Yerushaláyim celestial.


13. Tefiláh de la Aliyáh

Adonái, Elohím de nuestros padres, te damos gracias por Tu fidelidad inquebrantable. En esta porción de Tu Toráh, vemos cómo Tú cumples Tus promesas con meticuloso detalle, proveyendo a Tu pueblo una herencia y un orden para habitarla. Te pedimos, Padre, que nos ayudes a entender la riqueza de la herencia que tenemos en Yeshúa haMashíaj, nuestro verdadero Yehoshúa y Sumo Sacerdote. Que caminemos con la certeza de que en Él tenemos una herencia eterna, una morada segura que no será movida. Ayúdanos a vivir en comunidad, bajo el liderazgo que Tú has designado, honrando a Tu palabra y buscando Tu voluntad en todo lo que hacemos. Que nuestros ojos vean la Yerushaláyim celestial, la visión de nuestra esperanza, y que vivamos de tal manera que reflejemos la justicia y el orden de Tu reino. Baruj atá Adonái, Elohím de Yisraél, quien cumple todas Sus promesas. Amén.

+Recursos del Ministerio Judío Mesiánico de Biblia Toráh Viviente Para Maestros, Traductores y Estudiantes: https://bibliatorahviviente.github.io/recursos/

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