Leer o Descargar PDF - Parashá 50 Ki Tavo (כי תבוא) – Aliyah 1

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Aliyáh 1: (Deuteronomio 26:1-11) Instrucciones sobre las primicias y la declaración de gratitud por la tierra prometida.
Haftaráh: Isaías 60:1-22 (La gloria de Jerusalén y la restauración futura).
Brit Hadasháh: Romanos 10:8-13 (La confesión de fe y la proclamación de la salvación).

¡Shalom u’Vrakhah, amados hermanos y kohanim del Reino de Yeshúa HaMashíaj!

Es para mí un honor y un privilegio presentar ante ustedes este estudio profundo de la Aliyá 1 de la Parashá Ki Tavó, un pasaje que resuena con la esencia de la gratitud, la soberanía de Elohím y la revelación de las primicias en nuestro glorioso Maran Yeshúa. Que la Ruaj HaKodesh ilumine nuestros corazones y mentes mientras profundizamos en estas verdades eternas.

Tema: Las primicias

1. Texto Hebreo Interlineal

Pasaje: Deuteronomio 26:1-26:11

2. Haftaráh Analizada

Pasaje: Yesha’yahu HaNavi 60:1-22

Análisis: La Haftaráh de la Parashá Ki Tavó, Yesha’yahu HaNavi 60:1-22, es una poderosa profecía de redención y gloria futura para Tziyon. Comienza con el llamado “¡Levántate, resplandece, porque ha llegado tu luz, y la gloria de Adonái ha amanecido sobre ti!” (Yesha’yahu 60:1), pintando un cuadro de la restauración escatológica de Yerushalayim, que será un faro para las naciones.

La conexión con la Aliyá de las primicias es profunda y multifacética. Mientras que Deuteronomio 26 se centra en las primicias de la tierra, una expresión tangible de gratitud por las bendiciones materiales y el cumplimiento de la promesa de la tierra, Yesha’yahu 60 se enfoca en las “primicias” de la redención futura. La afluencia de riquezas, naciones y reyes a Yerushalayim (“Vendrán a ti las riquezas del mar… te traerán el tesoro de las naciones”, Yesha’yahu 60:5-6) puede verse como una ofrenda de las “primicias” espirituales y materiales del mundo a HaShem en Su lugar escogido. Este es un eco magnificado del acto individual de llevar una canasta de primicias al Beit HaMiqdaš.

Los Midrashim a menudo conectan la abundancia material con la bendición de Elohím y la obediencia. El Midrash Tanhuma (Ki Tavó 1) enfatiza que las bendiciones materiales son resultado del cumplimiento de los mandamientos. De manera similar, la Haftaráh describe una era en la que la luz de Elohím atrae a las naciones, y estas traen sus “primicias” —sus bienes y su adoración— a Tziyon. Targum Yonatan a Yesha’yahu 60:7, por ejemplo, habla de la aceptación de las ofrendas en el Templo reconstruido en la era mesiánica, lo que conecta directamente con la ofrenda de las primicias y su aceptación por Elohím.

La visión profética de Yesha’yahu anticipa un tiempo en el Reino de los Cielos donde la luz de Mashíaj Yeshúa se extenderá, y las naciones, como “primicias” de Su obra redentora, se volverán a Él. Así como el pueblo de Israel debía reconocer que la tierra y sus frutos eran un regalo de Adonái, la Haftaráh proclama que la futura gloria y abundancia son dones divinos que culminan en la manifestación de la gloria de Elohím en Tziyon. Es una expansión del principio de las primicias: de la gratitud individual por el fruto de la tierra a la gratitud universal por el fruto de la redención de Elohím, donde Yerushalayim se convierte en la capital del Reino y el centro de la adoración global.

3. Brit Hadasháh (Arameo)

Pasaje: Qorinṭiyá Alef (1 Korinthiyim) 15:20, 23 (Peshitta)

Texto Arameo (Siríaco Oriental) Interlineal:

Texto Hebreo OriginalFonética TiberianaTraducción Palabra por PalabraTraducción Literal del Verso
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וְהָיָהVe-hayahY seráY será cuando entres a la tierra que Adonái tu Elohím te da como heredad y la poseas y habites en ella.
כִּי־תָבוֹאki-tavócuando tú entres
אֶל־הָאָרֶץel-ha-aretza la tierra
אֲשֶׁרašerque
יְהֹוָהAdonáiAdonái
אֱלֹהֶיךָElohekhatu Elohím
נֹתֵןnotente da
לְךָlekhaa ti
נַחֲלָהnaḥalahcomo heredad
וִירִשְׁתָּהּvi-yrištahy la poseas
וְיָשַׁבְתָּve-yašavtay habites
בָּהּ׃bahen ella.
וְלָקַחְתָּVe-laqaḥtaY tomarásY tomarás de las primicias de todo el fruto de la tierra que tú coseches de tu tierra que Adonái tu Elohím te da, y lo pondrás en una canasta y subirás al lugar que Adonái tu Elohím elija para hacer morar Su Nombre allí.
מֵרֵאשִׁיתme-rešitde las primicias
כָּל־פְּרִיkol-peride todo fruto
הָאֲדָמָהha-adamahde la tierra
אֲשֶׁרašerque
תָבִיאtavitú coseches
מֵאַרְצְךָme-artzekhade tu tierra
אֲשֶׁרašerque
יְהֹוָהAdonáiAdonái
אֱלֹהֶיךָElohekhatu Elohím
נֹתֵןnotente da
לָךְlakha ti
וְשַׂמְתָּve-samtay la pondrás
בַּטֶּנֶאba-ṭeneen una canasta
וְהָלַכְתָּve-halakhtay subirás
אֶל־הַמָּקוֹםel-ha-maqomal lugar
אֲשֶׁרašerque
יִבְחַרyivḥarelija
יְהֹוָהAdonáiAdonái
אֱלֹהֶיךָElohekhatu Elohím
לְשַׁכֵּןle-šakenpara hacer morar
שְׁמוֹšemoSu Nombre
שָׁם׃šamallí.
וּבָאתָU-va-taY vendrásY vendrás al kohén que esté en aquellos días y le dirás: Hoy declaro ante Adonái tu Elohím que he llegado a la tierra que Adonái juró a nuestros padres que nos daría.
אֶל־הַכֹּהֵןel-ha-kohénal kohén
אֲשֶׁרašerque
יִהְיֶהyihiyehestará
בַּיָּמִיםba-yamimen los días
הָהֵםha-hemaquellos
וְאָמַרְתָּve-amartay dirás
אֵלָיוelava él
הִגַּדְתִּיhigadtiHe declarado
הַיּוֹםha-yomhoy
לַיהֹוָהl’Adonáia Adonái
אֱלֹהֶיךָElohekhatu Elohím
כִּי־בָאתִיki-vatique he llegado
אֶל־הָאָרֶץel-ha-aretza la tierra
אֲשֶׁרašerque
נִשְׁבַּעnišbajuró
יְהֹוָהAdonáiAdonái
לַאֲבֹתֵינוּla-avoteinua nuestros padres
לָתֶתlatetdar
לָנוּ׃lanua nosotros.
וְלָקַחVe-laqaḥY tomaráY tomará el kohén la canasta de tu mano y la pondrá delante del Altar de Adonái tu Elohím.
הַכֹּהֵןha-kohénel kohén
הַטֶּנֶאha-ṭenela canasta
מִיָּדֶךָmi-yadekhade tu mano
וְהִנִּיחוֹve-hiniḥoy la pondrá
לִפְנֵיlifneidelante de
מִזְבַּחmizbaḥel Altar
יְהֹוָהAdonáiAdonái
אֱלֹהֶיךָ׃Elohekhatu Elohím.
וְעָנִיתָVe-anitaY responderásY responderás y dirás delante de Adonái tu Elohím: Un arameo errante fue mi padre, y descendió a Mitzrayim y residió allí con poca gente, y llegó a ser allí una nación grande, fuerte y numerosa.
וְאָמַרְתָּve-amartay dirás
לִפְנֵיlifneidelante de
יְהֹוָהAdonáiAdonái
אֱלֹהֶיךָElohekhatu Elohím
אֲרַמִּיAramiUn arameo
אֹבֵדovederrante (a punto de perecer)
אָבִיavifue mi padre
וַיֵּרֶדva-yeredy descendió
מִצְרַיִםMitzrayima Mitzrayim
וַיָּגָרva-yagary residió
שָׁםšamallí
בִּמְתֵיbimteicon pocas
מְעָטme’aṭpersonas
וַיְהִי־שָׁםva-yehi-šamy llegó a ser allí
לְגוֹיle-goyuna nación
גָּדוֹלgadolgrande
עָצוּםatzumfuerte
וָרָב׃va-ravy numerosa.
וַיָּרֵעוּVa-yare’uY nos maltrataronY nos maltrataron los Mitzrim y nos oprimieron y pusieron sobre nosotros dura servidumbre.
אֹתָנוּotanua nosotros
הַמִּצְרִיםha-Mitzrimlos Mitzrim
וַיְעַנּוּנוּva-ye’anunuy nos oprimieron
וַיִּתְּנוּva-yitnuy pusieron
עָלֵינוּaleinusobre nosotros
עֲבֹדָהavodahservidumbre
קָשָׁה׃qašahdura.
וַנִּצְעַקVa-nitz’aqY clamamosY clamamos a Adonái el Elohím de nuestros padres, y Adonái oyó nuestra voz y vio nuestra aflicción, nuestro trabajo y nuestra opresión.
אֶל־יְהֹוָהel-Adonáia Adonái
אֱלֹהֵיEloheiel Elohím de
אֲבֹתֵינוּavoteinunuestros padres
וַיִּשְׁמַעva-yišmay oyó
יְהֹוָהAdonáiAdonái
אֶת־קֹלֵנוּet-qolenunuestra voz
וַיַּרְאva-yary vio
אֶת־עָנְיֵנוּet-onyenunuestra aflicción
וְאֶת־עֲמָלֵנוּve-et-amaleinuy nuestro trabajo
וְאֶת־לַחֲצֵנוּ׃ve-et-laḥatzenuy nuestra opresión.
וַיּוֹצִאֵנוּVa-yotzieinuY nos sacóY nos sacó Adonái de Mitzrayim con mano fuerte y con brazo extendido y con gran terror y con señales y con prodigios.
יְהֹוָהAdonáiAdonái
מִמִּצְרַיִםmi-Mitzrayimde Mitzrayim
בְּיָדbe-yadcon mano
חֲזָקָהḥazaqahfuerte
וּבִזְרֹעַu-vizroay con brazo
נְטוּיָהneṭuyahextendido
וּבְמֹרָאu-ve-moray con gran terror
גָּדֹלgadolgrande
וּבְאֹתוֹתu-ve-ototy con señales
וּבְמֹפְתִים׃u-ve-mofetimy con prodigios.
וַיְבִאֵנוּVa-yevieinuY nos trajoY nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra, una tierra que fluye leche y miel.
אֶל־הַמָּקוֹםel-ha-maqoma este lugar
הַזֶּהha-zeheste
וַיִּתֶּן־לָנוּva-yiten-lanuy nos dio
אֶת־הָאָרֶץet-ha-aretzla tierra
הַזֹּאתha-zotesta
אֶרֶץeretztierra
זָבַתzavatque fluye
חָלָבḥalavleche
וּדְבָשׁ׃u-devašy miel.
וְעַתָּהVe-atahY ahoraY ahora, he aquí, he traído las primicias del fruto de la tierra que tú, Adonái, me has dado. Y las pondrás delante de Adonái tu Elohím y te postrarás delante de Adonái tu Elohím.
הִנֵּהhinnehhe aquí
הֵבֵאתִיhevetihe traído
אֶת־רֵאשִׁיתet-rešitlas primicias
פְּרִיperidel fruto
הָאֲדָמָהha-adamahde la tierra
אֲשֶׁר־נָתַתָּהašer-natataque tú has dado
לִּיlia mí
יְהֹוָהAdonáiAdonái.
וְהִנַּחְתּוֹve-hinaḥtoY las pondrás
לִפְנֵיlifneidelante de
יְהֹוָהAdonáiAdonái
אֱלֹהֶיךָElohekhatu Elohím
וְהִשְׁתַּחֲוִיתָve-hištaḥavitay te postrarás
לִפְנֵיlifneidelante de
יְהֹוָהAdonáiAdonái
אֱלֹהֶיךָ׃Elohekhatu Elohím.
וְשָׂמַחְתָּVe-samaḥtaY te alegrarásY te alegrarás con todo el bien que Adonái tu Elohím te ha dado a ti y a tu casa, tú y el levita y el forastero que esté en medio de ti.
בְכָל־הַטּוֹבbe-khol-ha-ṭovcon todo el bien
אֲשֶׁרašerque
נָתַן־לְךָnatan-lekhate ha dado
יְהֹוָהAdonáiAdonái
אֱלֹהֶיךָElohekhatu Elohím
וּלְבֵיתֶךָu-le-veitekhay a tu casa
אַתָּהatah
וְהַלֵּוִיve-ha-leviy el levita
וְהַגֵּרve-ha-gery el forastero
אֲשֶׁרašerque
בְּקִרְבֶּךָ׃be-qirbekhaen medio de ti.
Texto Siríaco OriginalFonética Siríaca OrientalTraducción Palabra por PalabraTraducción Literal del Verso
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ܗܳܫܳܐHašáAhoraAhora, pero, se levantó Mashíaj de entre los muertos y fue las primicias de los que duermen.
ܕܶܝܢdenpero
ܩܳܡqamse levantó
ܡܫܺܝܚܳܐMšiḥaMashíaj
ܡܶܢmende
ܒܶܝܬbetentre
ܡܺܝ̈ܬܶܐmitálos muertos
ܘܰܗܘܳܐwa-hwáy fue
ܪܺܫܺܝܬܳܐrišitalas primicias
ܕܕܰܡ̈ܟܶܐ܂da-damkéde los que duermen.
ܟܽܠܢܳܫKulnašCada unoCada uno pero en su orden: el primero Mashíaj, y después aquellos que son de Mashíaj en su venida.
ܕܶܝܢdenpero
ܒܛܶܟܣܶܗbe-ṭekséhen su orden
ܩܰܕܡܳܝܳܐqadmayáel primero
ܡܫܺܝܚܳܐMšiḥaMashíaj
ܘܬܰܡܳܢwa-tammany después
ܐܰܝܠܶܝܢaylenaquellos
ܕܰܕܡܫܺܝܚܳܐda-d-Mšiḥaque son de Mashíaj
ܐܶܢܽܘܢenunellos
ܒܡܶܐܬܺܝܬܶܗ܂be-metitéhen su venida.

Análisis: El pasaje de la Brit Hadasháh en Qorinṭiyá Alef 15:20, 23 establece una conexión irrefutable entre la celebración de las primicias de la Torah y la persona y obra de Yeshúa HaMashíaj. Aquí, Maran Yeshúa es declarado la “ܪܺܫܺܝܬܳܐ” (rišita), es decir, “las primicias” de aquellos que han dormido en la muerte.

Así como las primicias de la cosecha eran las primeras y mejores frutas que se ofrecían a Elohím como una señal de gratitud y fe, y como una garantía de la cosecha venidera, Yeshúa HaMashíaj es las “primicias” de la resurrección. Su resurrección no es un evento aislado, sino la garantía y el prototipo de la resurrección futura de todos los creyentes en Él. La ofrenda de las primicias en Deuteronomio 26 era un acto de fe en la bondad de Elohím y Su provisión continua; la resurrección de Yeshúa es el acto definitivo de Elohím que asegura la victoria sobre la muerte para todos los que confían en Él.

Esta verdad es fundamental para el Reino de los Cielos. La resurrección de Yeshúa HaMashíaj significa que la muerte ha sido vencida, y que hay una esperanza viva para la eternidad. Él es el “primogénito de entre los muertos” (ver también Revelación 1:5, donde el término “primogénito” se usa en un sentido similar de primacía y preeminencia, y es comparable a “primicias”). Esta designación de “primicias” también resuena con textos pseudepigráficos como el Libro de Enoch, que habla de la resurrección de los justos en el tiempo del juicio final, aunque sin una figura central de “primicias” como Yeshúa. Algunos fragmentos de Qumran también aluden a una esperanza de resurrección para los justos en la era mesiánica. Sin embargo, la Brit Hadasháh posiciona a Yeshúa como la manifestación concreta y personal de esa esperanza.

En el Reino de los Cielos, somos llamados a vivir como aquellos que han probado las “primicias” del Ruaj HaKodesh (Romanos 8:23). El creyente, al recibir el Ruaj HaKodesh, experimenta un anticipo de la plenitud del Reino y la resurrección gloriosa. La entrega de las primicias en la Torah era una declaración de propiedad divina y dependencia; de la misma manera, nuestra vida en Mashíaj Yeshúa es una declaración de que pertenecemos a Elohím, y que Él es el dador de toda vida, tanto física como espiritual. Mar Yeshúa, siendo las primicias, ha inaugurado una nueva creación, y nosotros, Sus discípulos, somos parte de esa cosecha inaugural del Reino.

4. Contexto Histórico

El pasaje de Deuteronomio 26:1-11 se sitúa en un momento crucial en la historia del pueblo de Israel. Moshéh está pronunciando sus discursos finales a la nueva generación que está a punto de entrar a la Tierra Prometida, la tierra de Kena’an. El libro de Deuteronomio, que significa “segunda ley”, es una reiteración y explicación de la Torah para esta generación que no experimentó directamente el Éxodo ni la revelación en el Monte Sinái, pero que ha crecido en el desierto y está a punto de heredar la promesa de Avraham, Yitzḥak y Yaakov.

Culturalmente, el Antiguo Cercano Oriente era predominantemente agrícola. La vida dependía de la lluvia, la fertilidad de la tierra y las cosechas. En este contexto, la entrega de las primicias (רֵאשִׁית `rešit`) no era solo un rito religioso, sino una expresión vital de fe y confianza en la provisión divina. Otros pueblos de la región también ofrecían primicias a sus deidades para asegurar la fertilidad y la bendición, a menudo con prácticas idolátricas. La instrucción de Adonái a Israel diferenciaba su adoración: las primicias se entregaban al Elohím vivo y verdadero, reconociendo Su soberanía sobre la tierra y la vida, y como un recordatorio de Su pacto.

El acto de llevar las primicias al “lugar que Adonái tu Elohím elija” (Deuteronomio 26:2) prefiguraba el establecimiento de Yerushalayim como el centro de adoración y el sitio del Beit HaMiqdaš. Antes de su construcción, este lugar pudo haber sido Shiloh u otros sitios designados por Elohím.

La declaración ritual que acompaña la ofrenda (Deuteronomio 26:5-10) es un elemento central. Los israelitas debían recitar un breve credo histórico, comenzando con la identidad de su padre, un “arameo errante” (אָבֵד אֲרַמִּי אָבִי `oved Arami avi`), en referencia a Yaakov (o incluso a Avraham, quien también fue un errante), su descenso a Mitzrayim, su opresión allí, el clamor a Adonái, la liberación milagrosa, y finalmente, la entrada a la tierra que “fluye leche y miel”. Este es un resumen conciso de la historia de redención de Israel, que asegura que la gratitud por las primicias no sea un acto mecánico, sino una respuesta consciente a la fidelidad histórica de Elohím. Fuentes arqueológicas, como la Estela de Merneptah, que menciona a “Israel” como un pueblo en Kena’an alrededor del siglo XIII a.C., y el Papiro Ipuwer, que describe un caos en Mitzrayim que se asemeja a las plagas, proporcionan un telón de fondo para la narrativa del Éxodo, aunque no directamente para el ritual de las primicias. El registro de ciudades cananeas y la cultura agrícola de la época reafirman la relevancia de estas instrucciones.

5. Comentarios Proféticos

El pasaje de las primicias es una fuente rica de comentarios proféticos que trascienden el mero rito agrícola. En el Reino de Yeshúa HaMashíaj, este mandamiento apunta a verdades eternas y escatológicas:

1. Yeshúa HaMashíaj como la Primicia Definitiva: Como ya se ha mencionado, Yeshúa HaMashíaj es la máxima primicia. Su resurrección de los muertos es la “primicia” de la gran cosecha de los justos en el fin de los tiempos (1 Korinthiyim 15:20, 23). Él es el primero y el mejor de la nueva creación, la garantía de nuestra propia resurrección y heredad eterna en el Reino de Elohím.

2. Los Discípulos de Mashíaj como Primicias: Los que creemos en Yeshúa somos descritos como “cierta clase de primicias de Sus criaturas” (Yaakov 1:18). Esto significa que, por medio de la palabra de verdad de Elohím, somos los primeros frutos de Su plan redentor, destinados a reflejar Su gloria y a servir como testimonio al resto de la creación. Somos el inicio de la restauración que Elohím está obrando en el cosmos.

3. El Ruaj HaKodesh como Primicia: La presencia del Ruaj HaKodesh en nosotros es una “primicia” o “arras” de nuestra herencia futura (Romanos 8:23; Efesios 1:13-14). Es el anticipo de la plenitud del Reino, la garantía de que seremos transformados y recibiremos cuerpos glorificados. La Ruaj HaKodesh es la primera “fruta” que experimentamos de la venida del Reino de los Cielos.

4. La Cosecha Eschatológica: El rito de las primicias mira hacia adelante, a la cosecha completa. Proféticamente, esto se cumple en la gran cosecha de almas para el Reino de Elohím, culminando en el regreso de Maran Yeshúa. La visión de Yerushalayim en Yesha’yahu 60, con las naciones trayendo sus riquezas y gloria, es la imagen de una humanidad redimida ofreciendo sus “primicias” de adoración al Rey Mesías.

5. Restauración de Israel y el Reino: El regreso de las tribus dispersas de Israel y su restauración a la Tierra Prometida, así como su reconocimiento de Yeshúa HaMashíaj, será una de las “primicias” más gloriosas de los últimos días, un “primogénito” entre las naciones que dará testimonio del cumplimiento de todas las profecías. El Midrash Tanhuma (Va’etḥanan 2) asocia el regreso a Tziyon con la época de la redención final.

6. El Mandato de Alegría y Compartir: La instrucción de alegrarse con el levita y el forastero (Deuteronomio 26:11) es una profecía del Reino mesiánico, donde no habrá distinción entre los pueblos, y la alegría de la redención será compartida universalmente. Este es el corazón del Reino de Yeshúa HaMashíaj: una comunidad inclusiva que celebra la provisión y la salvación de Elohím.

En la actualidad, este pasaje nos llama a vivir con una conciencia profética, reconociendo que todo lo que tenemos proviene de Adonái y que nuestras vidas, talentos y recursos son “primicias” que ofrecemos en gratitud a Aquel que nos redimió. Estamos llamados a ser luz en un mundo oscuro, una muestra anticipada del Reino que ha de venir en su plenitud con Maran Yeshúa.

6. Análisis Profundo

La Aliyá 1 de Ki Tavó, Deuteronomio 26:1-11, es mucho más que una serie de instrucciones agrícolas; es una profunda lección teológica sobre la gratitud, la soberanía divina y la identidad de Israel, todo ello apuntando a la figura de Yeshúa HaMashíaj.

Palabras clave en hebreo:

* כִּי תָבוֹא (`Ki Tavó`, “cuando entres”): Esta frase, que da nombre a la Parashá, no es meramente condicional. Implica un umbral, un momento de cumplimiento de la promesa. La entrada a la tierra no es el final, sino el comienzo de una nueva relación de pacto y responsabilidad. En el Reino de Yeshúa HaMashíaj, esta “entrada” puede verse como nuestra entrada a una nueva vida por medio de Mashíaj, y la subsecuente responsabilidad de vivir según los principios del Reino.

רֵאשִׁית (`Rešit`, “primicias”, “primeros frutos”, “comienzo”): Esta palabra es el corazón del pasaje. Se refiere a la parte inicial y más selecta de la cosecha. No es solo un porcentaje, sino lo primero y mejor*. Su significado trasciende lo agrícola, ligándose a la prioridad de Elohím. El Midrash Sifrei Devarim 296 sobre este pasaje enfatiza que las primicias debían ser las más hermosas y selectas, reconociendo la excelencia de la dádiva de Elohím. Targum Onqelos simplemente traduce “רֵאשִׁית” como “ראשית” (resit), manteniendo el concepto de lo primero. En un sentido mesiánico, Mashíaj es la “Rešit” de la creación de Elohím (Colosenses 1:15-18), el principio y el fundamento de todo lo que es.

* אֲדָמָה (`Adamah`, “tierra”, “suelo”): Esta palabra conecta directamente con Adám, el primer hombre, y la relación del ser humano con la tierra. La `Adamah` es la fuente de sustento, pero también el lugar donde se manifestó la maldición. Traer las primicias de la `Adamah` es un reconocimiento de que Elohím redime y bendice incluso aquello que ha sido afectado por la caída. La Tierra Prometida misma es un anticipo del mundo redimido en el Reino de Elohím.

* מִנְחָה (`Minḥah`, “ofrenda”, “presente”, “regalo”): Aunque no se usa explícitamente en el verso 26:2, el contexto de las primicias es el de una `minḥah` o `qorban` (ofrenda). Una `minḥah` era típicamente una ofrenda de grano o producto de la tierra. La entrega de las primicias es un acto voluntario y gratificante, no una obligación legalista que se cumple a regañadientes. Es una expresión de la `avodah` (servicio/adoración) al Creador.

* בְּרָכָה (`Brakhah`, “bendición”): La ofrenda de las primicias es una respuesta a la `Brakhah` de Elohím sobre la tierra. El pasaje culmina con la alegría y el compartir (Deuteronomio 26:11), una clara señal de la `Brakhah` recibida. Esta `Brakhah` no es para ser guardada, sino para ser compartida, especialmente con aquellos más vulnerables (el levita y el forastero). En el Reino de los Cielos, la `Brakhah` de Yeshúa HaMashíaj es abundante y nos impulsa a la generosidad.

Conceptos Teológicos Relevantes:

1. Soberanía de Elohím y dependencia humana: El ritual de las primicias es una declaración explícita de que Elohím es el verdadero dueño y proveedor de todo. La tierra, el fruto, la lluvia, todo viene de Él. El israelita se presenta humildemente, no como dueño, sino como mayordomo de lo que Elohím le ha dado. Esta es una lección fundamental para los discípulos de Mashíaj, que deben reconocer la soberanía de Elohím sobre sus vidas y sus posesiones.

2. Memoria y Redención: La declaración histórica (Deuteronomio 26:5-10) es crucial. No es suficiente traer la ofrenda; hay que recordar el camino de redención: desde la condición de un “arameo errante” (Yaakov, quien por un tiempo estuvo errante y en dependencia de Lavan, y luego descendió a Mitzrayim en tiempos de hambruna) hasta la liberación milagrosa de Mitzrayim y la entrada a la tierra. El Midrash Rabbah (Devarim 8:2) sobre “arameo errante” discute si se refiere a Lavan buscando destruir a Yaakov o a Yaakov mismo como un forastero y peregrino. Ambas interpretaciones resaltan la humildad y la necesidad de recordar el origen de la nación. Esta confesión refuerza la gratitud y la identidad basada en el pacto de Elohím. Para los discípulos de Mashíaj, recordar nuestra redención de la esclavitud del pecado a través de Yeshúa HaMashíaj es lo que impulsa nuestra adoración y entrega.

3. Adoración Holística: La ofrenda de las primicias no es solo un acto económico, sino una experiencia de adoración completa: incluye el viaje al Beit HaMiqdaš, la entrega física, la declaración oral, la postración y la alegría comunitaria. Es una expresión de fe, historia y esperanza. Esta adoración integral es un modelo para el culto en el Reino de los Cielos.

7. Tema Relevante

Un tema central y profundamente relevante de esta Aliyá es la Gratitud como Reconocimiento de la Soberanía Absoluta de Elohím y el Fundamento de la Obediencia Gozosa.

El mandamiento de las primicias no es simplemente una ley de sacrificio, sino una invitación a una profunda expresión de gratitud. El acto de tomar lo primero y lo mejor de la cosecha, llevarlo a un lugar central de adoración, y recitar una declaración que resume la historia de redención de Israel, es una poderosa afirmación de que todo proviene de Adonái. Es un reconocimiento explícito de que la tierra, la lluvia, la fertilidad y la capacidad de cultivar no son el resultado del esfuerzo humano o de la adoración a ídolos, sino regalos inmerecidos de HaShem.

En el Reino de los Cielos, este tema de gratitud y reconocimiento de la soberanía de Elohím es fundamental. Los discípulos de Mashíaj son llamados a vivir una vida de `hoda’ah` (gratitud y alabanza) constante. No somos dueños de nuestras vidas, nuestros talentos, nuestro tiempo o nuestras posesiones; somos mayordomos. Al ofrecer nuestras “primicias” —lo primero y lo mejor de nuestras vidas— estamos declarando que Yeshúa HaMashíaj es el Soberano, el Señor sobre todo.

Esta gratitud no es pasiva, sino que se manifiesta en obediencia gozosa. El pasaje culmina con la instrucción de alegrarse “con todo el bien que Adonái tu Elohím te ha dado a ti y a tu casa, tú y el levita y el forastero que esté en medio de ti” (Deuteronomio 26:11). La alegría es la respuesta natural a la bondad de Elohím y es un distintivo del Reino. Esta alegría se extiende a la comunidad, incluyendo a los marginados, reflejando el corazón de Yeshúa por los “pequeños” y los “últimos”.

Para los discípulos de Mashíaj, aplicar este tema significa:

1. Prioridad: Elohím recibe lo primero en nuestras vidas, no lo que sobra.

2. Recordatorio: No olvidar nuestra propia historia de redención de la esclavitud del pecado a través de Yeshúa HaMashíaj.

3. Generosidad: Compartir nuestras bendiciones con otros, especialmente con aquellos que no pueden retribuir, modelando la generosidad de nuestro Rey.

4. Adoración: Vivir una vida que es una `minḥah`, una ofrenda continua de gratitud y servicio a Adonái, reconociendo Su reino en cada faceta de nuestra existencia.

8. Descubriendo a Mashíaj

El pasaje de las primicias de Deuteronomio 26 apunta a Yeshúa HaMashíaj de maneras profundas y multifacéticas, revelando aspectos cruciales de Su vida, obra y persona, y del Reino de los Cielos.

1. Yeshúa HaMashíaj, las Primicias de la Resurrección: La conexión más directa y potente es la de Yeshúa como “las primicias de los que duermen” (1 Korinthiyim 15:20). Así como las primicias garantizaban una cosecha mayor, la resurrección de Yeshúa es la garantía y el modelo de la futura resurrección de todos los que confían en Él. Su victoria sobre la muerte es la primera y mejor “fruta” del plan redentor de Elohím, inaugurando la nueva era del Reino de los Cielos donde la muerte ya no tiene el control. Este concepto es central en la teología del Reino, pues la resurrección de Yeshúa nos asegura nuestra propia entrada y heredad en el Reino eterno. El Libro de Adám y Eva (Vida de Adám y Eva), un texto pseudepigráfico, menciona la promesa de resurrección de Adám y sus descendientes al final de los tiempos, aunque sin la figura específica de Mashíaj como primicia, este texto prefigura la anhelo de una victoria sobre la muerte que solo Yeshúa pudo cumplir.

2. La Declaración de Redención y el Mashíaj: La confesión del israelita en el Deuteronomio (26:5-10) es una narrativa de redención: desde el “arameo errante” hasta la liberación de Mitzrayim y la entrada a la tierra. Esta narrativa es un espejo de la historia de redención que Yeshúa HaMashíaj realiza para cada creyente. Nosotros también éramos “errantes” espiritualmente, esclavos del pecado, y Él nos ha liberado con “mano fuerte y brazo extendido” para traernos a Su Reino. Yeshúa es el cumplimiento de esa promesa de una “tierra que fluye leche y miel,” una vida abundante y eterna en Su Reino.

3. El Lugar Escogido y la Presencia de Mashíaj: Las primicias se llevaban al “lugar que Adonái tu Elohím elija para hacer morar Su Nombre allí” (Deuteronomio 26:2). Este lugar, que eventualmente sería Yerushalayim y el Beit HaMiqdaš, es donde la presencia de Elohím moraba. En el Reino de los Cielos, Yeshúa HaMashíaj es la encarnación de la presencia de Elohím entre nosotros. Él es el verdadero Templo, el lugar donde Elohím habita plenamente. La `Shekhináh` de Elohím mora en Él, y a través de Él, en Su pueblo.

4. La Ofrenda Perfecta: El ritual de las primicias era una ofrenda de lo mejor. Yeshúa HaMashíaj es la ofrenda perfecta y sin mancha (Hebreos 9:14), el “Cordero de Elohím” que quita el pecado del mundo. Su vida, muerte y resurrección son la ofrenda definitiva, las primicias de la redención que Elohím aceptó plenamente.

5. Alegría en el Reino: La instrucción de alegrarse junto con el levita y el forastero (Deuteronomio 26:11) presagia la inclusividad del Reino de los Cielos de Yeshúa HaMashíaj. En Él, no hay judío ni gentil (Gálatas 3:28), todos somos uno en Mashíaj, y la alegría de Su salvación es para ser compartida por todos los que entran en Su Reino. El Evangelio de Tomás (un texto apócrifo de Nag Hammadi) enfatiza la alegría y la búsqueda del Reino, aunque su conceptualización del Reino difiere en detalles teológicos, comparte la premisa de que el Reino es una realidad presente que debe ser experimentada.

Así, cada aspecto de las primicias, desde la gratitud y la confesión hasta la ofrenda y la alegría, encuentra su significado más profundo y su cumplimiento definitivo en Yeshúa HaMashíaj, quien es la esencia y el Rey de nuestro glorioso Reino de los Cielos.

9. Midrashim y Targumim

El pasaje de las primicias en Deuteronomio 26:1-11 ha sido objeto de extensas interpretaciones en los Midrashim y Targumim, que buscan profundizar en su significado legal, histórico y teológico.

Targum Onqelos y Yerushalmi:

Los Targumim, traducciones y paráfrasis arameas de la Torah, a menudo amplían el texto para hacerlo más comprensible y relevante para su audiencia.

* Deuteronomio 26:2 (“el lugar que Adonái tu Elohím elija”): Targum Onqelos y Yerushalmi (Fragmentario) especifican que este lugar es Yerushalayim, y el lugar del Beit HaMiqdaš. Por ejemplo, Onqelos dice: “al lugar que Adonái tu Elohím elegirá para establecer la morada de Su Shekhináh allí.” Esta adición subraya la centralidad de Yerushalayim como el lugar de la presencia divina, anticipando su futura elección como la capital del Reino de Yeshúa HaMashíaj.

* Deuteronomio 26:5 (“Un arameo errante fue mi padre”): Este verso es particularmente rico en interpretaciones. Targum Onqelos lo traduce como “Mi padre era un arameo que iba a perecer,” lo que resalta la debilidad y el peligro en el que se encontraba Yaakov (o Avraham) antes de la intervención de Elohím. Targum Yerushalmi (Fragmentario) y Pseudo-Yonatan expanden significativamente esta frase, identificando al “arameo” con Lavan, quien, según la interpretación, intentó desarraigar a Yaakov. Pseudo-Yonatan dice: “Lavan el arameo, mi padre, intentó destruirme.” Esta interpretación subraya la amenaza externa y el rescate divino, enfatizando la mano protectora de Elohím sobre Su pueblo desde sus inicios.

Midrashim (Sifrei Devarim, Midrash Tanhuma, Devarim Rabbah):

Los Midrashim ofrecen elaboraciones homiléticas y éticas.

* Deuteronomio 26:2 (“las primicias de todo el fruto de la tierra”): Sifrei Devarim 296 y Mishnah Bikurim 1:3-4 discuten la especificidad de las primicias, que debían ser las “siete especies” por las que la tierra de Israel fue alabada (Deuteronomio 8:8): trigo, cebada, uvas, higos, granadas, olivas y dátiles. También se enfatiza que debían ser las “más hermosas” y “perfectas” de los frutos, lo que eleva la ofrenda a un nivel de excelencia y honor a Elohím.

* Deuteronomio 26:5 (“Un arameo errante fue mi padre”): Devarim Rabbah (Parashá Ki Tavó 8:2) presenta una discusión sobre si el “arameo errante” se refiere a Yaakov mismo (un nómada sin hogar ni riqueza al inicio) o a Lavan (quien intentó engañar y oprimir a Yaakov). Ambas interpretaciones sirven para recordar la humildad de los orígenes de Israel y la continua fidelidad de Elohím para elevarlos de la adversidad. Destaca que la entrega de las primicias no es un acto de orgullo por la propia habilidad, sino de humilde gratitud por la bondad de Elohím desde el principio.

* La Confesión Histórica (Deuteronomio 26:5-10): Los Midrashim enfatizan que esta confesión no es solo una recitación, sino un testimonio personal de la historia de la salvación de Elohím. El Sifrei Devarim (299) explica que cada persona al presentar sus primicias debe considerarse a sí misma como si hubiera salido de Mitzrayim, cruzado el desierto y entrado a la tierra. Esto subraya la conexión personal con la historia nacional de redención, un principio vital para los discípulos de Mashíaj que deben interiorizar su propia historia de redención en Yeshúa.

* Deuteronomio 26:11 (“Y te alegrarás con todo el bien”): Los Midrashim, como Tanhuma (Ki Tavó 1), resaltan la importancia de la alegría (`simḥah`) en el cumplimiento de los mandamientos. La `simḥah` debe ser completa e inclusiva, extendiéndose al levita (quien no tiene heredad propia) y al forastero (el `ger`, que depende de la generosidad de la comunidad). Esta es una prefiguración del gozo compartido en el Reino de los Cielos, donde la abundancia de Elohím se extiende a todos los que entran en el pacto de Yeshúa HaMashíaj, sin distinción.

Estas interpretaciones midráshicas y targúmicas profundizan el significado del texto, enfatizando la gratitud, la humildad, la memoria histórica y la inclusión, todos los cuales son principios centrales para vivir en el Reino de Yeshúa HaMashíaj.

10. Mandamientos

De la Aliyá de las primicias en Deuteronomio 26:1-11, podemos extraer varios mandamientos (`mitzvot`) o principios de vida esenciales para los discípulos de Mashíaj en el Reino de los Cielos:

1. El Mandamiento de Reconocer la Soberanía de Elohím y Dar Gracias: La primera y más fundamental `mitzvah` es reconocer que todo lo que poseemos y producimos proviene de Adonái. No somos los creadores de la tierra ni de su fertilidad, sino los mayordomos de Sus bendiciones. Esto se traduce en una vida de gratitud constante por Su provisión y Su amor inagotable. Para los discípulos de Mashíaj, esto significa que cada bendición, material o espiritual, es un regalo de Su mano, y nuestra respuesta debe ser siempre de agradecimiento.

2. El Mandamiento de Honrar a Elohím con Nuestras Primicias: La instrucción de traer lo primero y lo mejor de la cosecha (Deuteronomio 26:2) nos enseña a dar prioridad a Elohím en todas las áreas de nuestras vidas. Esto no se limita a los diezmos o las ofrendas financieras, sino que se extiende a nuestro tiempo, talentos, energía y afectos. Damos a Yeshúa HaMashíaj lo primero y lo mejor de nosotros mismos, reconociendo que Él es digno de toda excelencia y que, al hacerlo, estamos invirtiendo en el Reino de los Cielos.

3. El Mandamiento de Recordar y Confesar Nuestra Historia de Redención: La declaración ritual (Deuteronomio 26:5-10) es una `mitzvah` de memoria activa. Recordar nuestra pasada condición de “errantes” o esclavos y la poderosa liberación de Elohím de la opresión es vital. Para los discípulos de Mashíaj, esto significa mantener viva la memoria de cómo Yeshúa nos rescató de la esclavitud del pecado y la muerte. Esta confesión refuerza nuestra identidad en Él y alimenta nuestra gratitud y obediencia.

4. El Mandamiento de la Alegría Inclusiva y el Compartir: La instrucción de alegrarse con el levita y el forastero (Deuteronomio 26:11) es un mandamiento de compasión y generosidad. Las bendiciones de Elohím no son solo para nuestro propio disfrute, sino para ser compartidas, especialmente con aquellos que son vulnerables o que no tienen los mismos recursos. En el Reino de Yeshúa HaMashíaj, esto se manifiesta en una comunidad donde la `simḥah` (alegría) es compartida, y donde el amor de Mashíaj nos impulsa a cuidar de los necesitados, los que están fuera del círculo íntimo, y los que aún no conocen al Rey.

5. El Mandamiento de Adorar en el Lugar Escogido por Elohím: Aunque el “lugar” físico era el Beit HaMiqdaš, espiritualmente, en el Reino de Yeshúa HaMashíaj, adoramos a Elohím en “espíritu y en verdad” (Yojanán 4:24). Yeshúa es nuestro templo, nuestro lugar de encuentro con Elohím. Este mandamiento nos llama a una adoración auténtica y centrada en Mashíaj, donde nuestra vida entera se convierte en una ofrenda aceptable.

Estos principios nos guían a una vida de adoración holística, donde nuestra gratitud, generosidad, memoria y alegría se convierten en testimonios vivos del poder y la gracia de Elohím en el Reino de Yeshúa HaMashíaj.

11. Preguntas de Reflexión

1. La declaración del israelita en Deuteronomio 26:5-10 es una confesión de su historia de redención. ¿Cómo la historia de nuestra propia redención personal y colectiva en Yeshúa HaMashíaj influye en nuestra capacidad de dar con un corazón agradecido y humilde, y cómo podemos mantener viva esa memoria en el Reino hoy?

2. El pasaje enfatiza la entrega de las “primicias” —lo primero y lo mejor— a Elohím. ¿Cómo podemos, en el Reino de Yeshúa HaMashíaj, aplicar este principio no solo a nuestros bienes materiales, sino también a nuestro tiempo, talentos, relaciones y prioridades, reconociendo la soberanía de Elohím en cada aspecto de nuestra vida para Su gloria?

3. La Aliyá concluye con la instrucción de alegrarse con todo el bien, compartiéndolo con el levita y el forastero. ¿Cómo podemos cultivar una alegría genuina y una generosidad radical en nuestra obediencia y en la entrega de nuestras “primicias” en el Reino de los Cielos, modelando el amor inclusivo de Yeshúa HaMashíaj por todos aquellos a quienes Él ha llamado?

12. Resumen

La Aliyá 1 de Parashá Ki Tavó, Deuteronomio 26:1-11, es un mandato sublime que trasciende la simple ofrenda agrícola para establecer principios eternos de gratitud, reconocimiento de la soberanía de Elohím y alegría en la redención. Este pasaje llama al pueblo de Israel, y por extensión a los discípulos de Yeshúa HaMashíaj en el Reino de los Cielos, a honrar a Adonái con lo primero y lo mejor de sus bendiciones, recordando su historia de liberación y compartiendo su alegría con los vulnerables. En última instancia, el pasaje apunta a Yeshúa HaMashíaj mismo, quien es las Primicias de la resurrección, la encarnación de la redención y el fundamento de nuestra esperanza, invitándonos a vivir vidas que sean una ofrenda continua de gratitud en Su glorioso Reino.

13. Tefiláh (Oración)

Adonái Elohím de Avraham, Yitzḥak y Yaakov, Te damos gracias por Tu inmensurable bondad y por cada bendición que derramas sobre nosotros. Reconocemos que todo lo que somos y todo lo que poseemos proviene de Ti, el Soberano de todo el universo. Te presentamos nuestras vidas como primicias, lo primero y lo mejor de nuestro ser, en gratitud por la redención que nos has dado en Yeshúa HaMashíaj. Ayúdanos a recordar siempre de dónde nos has rescatado y a vivir con la alegría de Tu salvación, compartiendo Tu amor y generosidad con todos en Tu bendito Reino de los Cielos. Amén.

Más Recursos del Reino de Yeshúa HaMashíaj

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