Aliyáh 6: (Deuteronomio 31:25-30) Moshé ordena que la Toráh sea guardada junto al arca del pacto como testigo.
Haftaráh: Oseas 14:2-10 (Elohím como testigo de la fidelidad de Su pueblo).
Brit Hadasháh: Romanos 3:19-20 (La ley que da testimonio del pecado y la necesidad de la gracia).
Tema: La advertencia contra el pecado
1. Texto Hebreo Interlineal
Pasaje: Deuteronomio 31:28-31:29
Texto Hebreo Original | Fonética Tiberiana | Traducción Palabra por Palabra | Traducción Literal del Verso |
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קַבְּצוּ | Qabbetzú | Juntad | Juntadme a mí todos los ancianos de vuestras tribus y vuestros oficiales, para que yo hable en sus oídos estas palabras y ponga por testigo contra ellos al cielo y a la tierra. |
אֵלַי | Eláy | hacia mí | |
אֶת־כָּל־ | Et-kol- | (a) todos | |
זִקְנֵי | Ziqnéy | ancianos de | |
שִׁבְטֵיכֶם | Šivṭéykhem | vuestras tribus | |
וְשֹׁטְרֵיכֶם | Ve-šotréykhem | y vuestros oficiales | |
וַאֲדַבְּרָה | Va-a-daberáh | y (yo) hablaré | |
בְאָזְנֵיהֶם | Be-oznéyhem | en sus oídos | |
אֵת | Et | (el objeto directo) | |
הַדְּבָרִים | Had-devarím | las palabras | |
הָאֵלֶּה | Ha-éleh | estas | |
וְאָעִידָה | Ve-a-idáh | y (yo) pondré por testigo | |
בָּם | Bam | en ellos (contra ellos) | |
אֶת־הַשָּׁמַיִם | Et-haš-šamáyim | (a) los cielos | |
וְאֶת־הָאָרֶץ׃ | Ve-et-ha-áreṣ | y (a) la tierra | |
כִּי | Ki | Porque | Porque yo sé que después de mi muerte ciertamente os corromperéis y os apartaréis del camino que os he mandado, y el mal os sobrevendrá en los postreros días, por cuanto haréis el mal ante los ojos de Adonái, provocándolo a ira con la obra de vuestras manos. |
יָדַעְתִּי | Yada’tí | (yo) sé | |
אַחֲרֵי | Aḥaréy | después de | |
מוֹתִי | Motí | mi muerte | |
כִּי | Ki | que | |
הַשְׁחֵת | Hašḥét | (ciertamente) corromper | |
תַּשְׁחִתוּן | Tašḥitún | os corromperéis | |
וְסַרְתֶּם | Ve-sartem | y os apartaréis | |
מִן־הַדֶּרֶךְ | Min-had-dérek | del camino | |
אֲשֶׁר | Ašer | que | |
צִוִּיתִי | Ṣivítí | (yo) mandé | |
אֶתְכֶם | Etkem | a vosotros | |
וְקָרָאת | Ve-qara’at | y (os) alcanzará | |
אֶתְכֶם | Etkem | a vosotros | |
הָרָעָה | Ha-ra’áh | el mal | |
בְּאַחֲרִית | Be-aḥarít | en el fin de | |
הַיָּמִים | Hay-yamím | los días | |
כִּי | Ki | por cuanto | |
תַעֲשׂוּ | Ta’asú | haréis | |
אֶת־הָרַע | Et-ha-ra’ | (el objeto directo) el mal | |
בְּעֵינֵי | Be-eynéy | a los ojos de | |
יְהוָה | Adonái | Adonái | |
לְהַכְעִיסוֹ | Le-hak’isó | para provocarlo a ira | |
בְּמַעֲשֵׂה | Be-ma’aséh | con la obra de | |
יְדֵיכֶם׃ | Yedéykhem | vuestras manos |
2. Haftaráh
Pasaje: Hoshea 14:2-10 (Algunas tradiciones utilizan Hoshea 14:2-10, Yoel 2:15-27 o Mikah 7:18-20 para Vayelej; Hoshea es particularmente pertinente aquí).
Análisis: La Haftaráh de Hoshea 14:2-10 (o 14:1-9 en otras numeraciones) resuena profundamente con la advertencia de Moshéh en Deuteronomio 31:28-29. Mientras Moshéh pronuncia una profecía sombría sobre la futura apostasía y las consecuencias del pecado, Hoshea, siglos después, extiende una invitación apasionada al arrepentimiento y la restauración. El pasaje de Hoshea comienza con un llamado a Yisra’el a regresar a Adonái, reconociendo su iniquidad y trayendo palabras de arrepentimiento: “Volved, oh Yisra’el, a Adonái vuestro Elohím, porque habéis caído por vuestra iniquidad. Tomad con vosotros palabras, y volved a Adonái; decidle: Quita toda iniquidad, y acepta lo bueno…” (Hoshea 14:2-3).
Esta exhortación profética aborda directamente el “mal” (הָרָעָה – Ha-ra’áh) y la “corrupción” (הַשְׁחֵת תַּשְׁחִתוּן – Hašḥét tašḥitún) que Moshéh previó. El profeta Hoshea detalla las consecuencias de la desobediencia y la idolatría (menciona a Ashur y la confianza en obras humanas) y luego presenta la promesa de HaShem de sanar su apostasía: “Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia…” (Hoshea 14:5). La Haftaráh, por lo tanto, no solo confirma la advertencia de Moshéh sobre el pecado futuro, sino que también ofrece la esperanza del teshuváh (retorno/arrepentimiento) y la misericordia de Elohím, mostrando que la advertencia no es de desesperación, sino un llamado a la vigilancia y la posibilidad de restauración.
Los Midrashim sobre Hoshea, como el Midrash Tehilim o el Midrash Rabbah sobre Kohelet, a menudo enfatizan la naturaleza de HaShem como un Padre amoroso que anhela el regreso de sus hijos, incluso después de que se han desviado. Conectan esta invitación al arrepentimiento con la exhortación de Moshéh de recordar la Torah para evitar el pecado. El Targum Yonatan sobre Hoshea parafrasea los versículos, subrayando la idolatría como la raíz del pecado de Yisra’el y la necesidad de abandonar las obras de sus manos para volver a HaShem. Así, la Haftaráh sirve como un eco y una respuesta profética a la advertencia de Moshéh, mostrando el ciclo divino de advertencia, caída y la constante oportunidad para el arrepentimiento y la redención.
3. Brit Hadasháh (Arameo)
Pasaje: Maṭṭai (Mateo) 7:21-23 (conceptualizado desde una perspectiva aramea)
Análisis: La advertencia de Moshéh sobre la futura corrupción y el alejamiento del camino mandado por Elohím encuentra un paralelo sorprendente y una profundización en las enseñanzas de Maran Yeshúa en la Brit Hadasháh. En Maṭṭai 7:21-23, Yeshúa HaMashíaj advierte contra la hipocresía religiosa y la superficialidad de las obras sin obediencia genuina a HaShem:
> “No todo el que me dice: ‘Mar Yeshúa, Mar Yeshúa’, entrará en el Malkúta d-Šmaya (מַלְכוּתָא דִּשְׁמַיָּא – Reino de los Cielos), sino el que hace la voluntad de mi Abba (Padre) que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel yomá (ܝܘܡܐ – día): ‘Mar Yeshúa, Mar Yeshúa, ¿no profetizamos en tu šemá (ܫܡܐ – nombre), y en tu šemá echamos fuera šede (ܫܕܐ – demonios), y en tu šemá hicimos muchos ḥelín (ܚ̈ܠܝܢ – milagros)?’ Y entonces les declararé: ‘La’ ayda’án lakun (ܠܵܐ ܐܲܝܕܵܥܵܢ ܠܵܟ݂ܘܿܢ – Nunca os conocí); apártate miní (ܡܸܢܝ – de mí), óvedey ‘awlá (ܥܘܿܒ݂ܕܲܝ ܥܲܘܠܵܐ – hacedores de iniquidad)’.”
Esta enseñanza de Yeshúa HaMashíaj es una advertencia directa contra el tipo de corrupción moral y espiritual que Moshéh previó. No se trata simplemente de la idolatría física, sino de una desobediencia más insidiosa: la de aquellos que se creen cercanos a HaShem pero cuyas acciones están en contra de su voluntad, provocando la ira divina, como se describe en Deuteronomio 31:29. La frase “hacedores de iniquidad” (ܥܘܿܒ݂ܕܲܝ ܥܲܘܠܵܐ – ‘óvedey ‘awlá) resuena con la acusación de Moshéh de “haréis el mal ante los ojos de Adonái, provocándolo a ira con la obra de vuestras manos” (Deuteronomio 31:29). La advertencia no es solo para la nación de Yisra’el en su conjunto, sino para cada individuo dentro del Reino, quienes deben discernir la verdadera obediencia de la mera apariencia religiosa.
Textos pseudepigráficos como el Testamento de Moisés (especialmente en sus secciones que pronostican la corrupción futura de Yisra’el y el surgimiento de falsos profetas) y el Libro de Enoc (con sus advertencias sobre el juicio para aquellos que se desvían del camino de la rectitud), refuerzan esta temática. Ambos textos, aunque no canónicos, reflejan la preocupación judía del período del Segundo Templo por la apostasía y la importancia de la obediencia a la Torah para evitar el juicio divino. Yeshúa HaMashíaj, al igual que Moshéh, advierte que no la mera afiliación o la realización de “obras” en su nombre, sino la obediencia radical a la voluntad de HaShem, es lo que permite la entrada y la permanencia en el Malkúta d-Šmaya. La advertencia es clara: la superficialidad y la desobediencia oculta son una forma de corrupción que conduce a la separación de Maran Yeshúa.
4. Contexto Histórico
El pasaje de Deuteronomio 31:28-29 se sitúa en los momentos finales de la vida de Moshéh. La nación de Yisra’el está a punto de cruzar el Yarden y entrar en la Tierra Prometida, bajo el liderazgo de Yehoshúa. Moshéh, sabiendo que no entrará con ellos y que su tiempo está cerca, pronuncia sus últimas exhortaciones y bendiciones. La Torah, que ha sido el fundamento de la relación de pacto entre Elohím y Yisra’el, está a punto de ser depositada junto al Arón HaBrit (Deuteronomio 31:26), como un testimonio perpetuo.
La cultura de la época de Moshéh estaba impregnada de la memoria de la esclavitud en Mitzrayim (Egipto), la revelación en Har Sinai y los cuarenta años en el desierto. La generación que había salido de Mitzrayim había perecido en su mayoría debido a la desobediencia. Por lo tanto, Moshéh se dirige a una nueva generación, la que está a punto de heredar la tierra, inculcando en ellos la importancia vital de la obediencia al pacto.
La advertencia contra el pecado no era meramente una suposición pesimista, sino una lección dura aprendida de la historia del pueblo y una comprensión profética de la inclinación del corazón humano. Moshéh sabía la fragilidad del compromiso de Yisra’el y la fuerte atracción de las prácticas idolátricas y corruptas de las naciones circundantes de Kena’an. Las fuentes históricas y arqueológicas, como las tablillas de Ugarit o los hallazgos en Tel Dan, revelan la prevalencia de cultos idolátricos y prácticas morales desviadas en la región, que constituían una tentación constante para Yisra’el. Moshéh quería dejar un testimonio claro y duradero, convocando a los ancianos y oficiales para que la advertencia fuera oficialmente transmitida y reconocida, e incluso poniendo como testigos al “cielo y la tierra” (Deuteronomio 31:28), una figura retórica común en los tratados de pacto del Antiguo Cercano Oriente para invocar el testimonio de deidades o elementos cósmicos. La arqueología ha revelado también altares paganos y ídolos en sitios que fueron asentamientos israelitas, confirmando la persistencia de estas tentaciones y desviaciones a lo largo de la historia de Yisra’el, tal como Moshéh lo predijo.
5. Comentarios Proféticos
La advertencia de Moshéh en Deuteronomio 31:28-29 es una profecía que se cumplió repetidamente en la historia de Yisra’el y continúa siendo relevante para la época actual, especialmente para los discípulos de Yeshúa HaMashíaj en el Reino de Elohím. Moshéh no solo predijo la apostasía futura, sino que identificó su raíz: la corrupción del corazón y la obra de las manos que se apartan de Adonái.
Esta profecía de Moshéh, el primer redentor de Yisra’el, es un eco de la voz de los profetas posteriores, quienes constantemente llamaron a Yisra’el al arrepentimiento. Yesha’yahu HaNavi lamenta: “¡Ay, nación pecadora, pueblo cargado de iniquidad, generación de malhechores, hijos corruptores!” (Yesha’yahu 1:4). Yirmeyahu HaNavi clama: “El corazón es engañoso más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Yirmeyahu 17:9). La advertencia de Moshéh sobre la “corrupción” (הַשְׁחֵת תַּשְׁחִתוּן) y el “apartarse del camino” (וְסַרְתֶּם מִן־הַדֶּרֶךְ) anticipa los mensajes proféticos de juicio y exilio que Adonái envió a través de sus siervos, debido a la idolatría y la injusticia social que contaminaron la tierra.
Para el Reino de Yeshúa HaMashíaj, esta profecía resuena con una advertencia seria. Maran Yeshúa mismo advirtió sobre el “tiempo del fin” cuando la iniquidad abundaría y el amor de muchos se enfriaría (Maṭṭai 24:12). Sha’ul (Pablo) también advirtió a los creyentes sobre la apostasía venidera y la aparición de “hombres perversos” (2 Timoteo 3:1-5). La naturaleza de la corrupción, que Moshéh describió como “haréis el mal ante los ojos de Adonái, provocándolo a ira con la obra de vuestras manos,” puede manifestarse hoy como un compromiso superficial con el Reino, prácticas religiosas sin obediencia del corazón, o la búsqueda de lo propio en lugar de la justicia de Elohím.
La relevancia para la época actual radica en la necesidad constante de autoexamen y fidelidad al camino de Mashíaj. Así como Yisra’el fue advertido antes de entrar en la Tierra Prometida, los discípulos de Yeshúa HaMashíaj son advertidos sobre los peligros de desviarse del camino de la Torah vivificada por el Ruaj HaKodesh. La promesa del Reino de los Cielos no exime de la necesidad de vigilancia contra el pecado que se manifiesta en la apostasía y la desobediencia. La advertencia es un llamado a la santidad continua y a la verdadera adoración para no provocar la ira de HaShem.
6. Análisis Profundo
La Aliyá 6 de Vayelej es una profecía solemne y una advertencia paternal de Moshéh, cuyo análisis profundo revela capas de significado teológico y ético.
קַבְּצוּ אֵלַי אֶת־כָּל־זִקְנֵי שִׁבְטֵיכֶם וְשֹׁטְרֵיכֶם (Qabbetzú eláy et-kol-ziqnéy šivṭéykhem ve-šotréykhem – “Juntadme a mí a todos los ancianos de vuestras tribus y a vuestros oficiales”): Moshéh convoca a los líderes del pueblo. Esto subraya la naturaleza corporativa y oficial de la advertencia. No es un susurro, sino una proclamación pública y una comisión a los líderes para que sean guardianes de la Torah y del pueblo. La responsabilidad de la obediencia y la prevención del pecado recae no solo en el individuo sino también en la comunidad y sus dirigentes.
וְאָעִידָה בָּם אֶת־הַשָּׁמַיִם וְאֶת־הָאָרֶץ (Ve-a-idáh bam et-haš-šamáyim ve-et-ha-áreṣ – “y pondré por testigo contra ellos al cielo y a la tierra”): Este es un recurso legal y retórico poderoso, que invoca a la creación misma como testigo del pacto y de la advertencia. En la cosmovisión hebrea, el cielo y la tierra son más que elementos físicos; son testigos eternos de los actos de HaShem y de la humanidad. Su testimonio implica la inmutabilidad y la trascendencia de las leyes divinas y la certeza del juicio en caso de violación del pacto. El Midrash Sifrei Devarim a menudo comenta sobre la invocación de los cielos y la tierra como testigos, interpretándolo como una declaración de que la Torah es universal y eterna, y que el pecado contra ella tendrá consecuencias cósmicas.
כִּי יָדַעְתִּי אַחֲרֵי מוֹתִי כִּי הַשְׁחֵת תַּשְׁחִתוּן (Ki yada’tí aḥaréy motí ki hašḥét tašḥitún – “Porque yo sé que después de mi muerte ciertamente os corromperéis”): La palabra “הַשְׁחֵת” (Hašḥét) es un infinitivo absoluto que precede al verbo “תַּשְׁחִתוּן” (tašḥitún), creando una intensificación: “corromper, ciertamente os corromperéis.” Esto denota una degradación moral y espiritual inevitable y profunda. No es solo un error, sino una desintegración deliberada de los principios del pacto. El conocimiento profético de Moshéh sobre la inclinación del corazón humano (Yeẓer HaRa) es evidente. Esta corrupción es activa y consciente, una decisión de desviarse.
וְסַרְתֶּם מִן־הַדֶּרֶךְ אֲשֶׁר צִוִּיתִי אֶתְכֶם (Ve-sartem min-had-dérek ašer ṣivítí etkem – “y os apartaréis del camino que os he mandado”): El “camino” (דֶּרֶךְ – dérek) es una metáfora central en la Torah para el estilo de vida de obediencia a HaShem. Apartarse de él es desviarse de la vida misma, de la verdad y de la justicia. La advertencia de Moshéh anticipa los profetas que lamentarían que Yisra’el había abandonado el “camino antiguo” (Yirmeyahu 6:16).
וְקָרָאת אֶתְכֶם הָרָעָה בְּאַחֲרִית הַיָּמִים (Ve-qara’at etkem ha-ra’áh be-aḥarít hay-yamím – “y el mal os sobrevendrá en los postreros días”): La frase “בְּאַחֲרִית הַיָּמִים” (be-aḥarít hay-yamím – “en los postreros días”) es una expresión escatológica que se refiere a un tiempo futuro, a menudo asociado con el cumplimiento de las profecías y la llegada del Reino Mesiánico, pero también con tiempos de juicio intensificado. Aquí, el mal es una consecuencia directa del pecado, una retribución divina que “alcanzará” (וְקָרָאת) al pueblo. El Targum Onqelos traduce “הָרָעָה” (Ha-ra’áh – el mal) como “el castigo”, enfatizando la naturaleza de retribución divina.
כִּי תַעֲשׂוּ אֶת־הָרַע בְּעֵינֵי יְהוָה לְהַכְעִיסוֹ בְּמַעֲשֵׂה יְדֵיכֶם (Ki ta’asú et-ha-ra’ be-eynéy Adonái le-hak’isó be-ma’aséh yedéykhem – “por cuanto haréis el mal ante los ojos de Adonái, provocándolo a ira con la obra de vuestras manos”): La raíz del pecado es la rebelión abierta contra la visión de HaShem. Hacer “el mal ante los ojos de Adonái” significa actuar de manera contraria a Su voluntad, con plena conciencia. “Provocándolo a ira” (לְהַכְעִיסוֹ – le-hak’isó) indica que el pecado es una afrenta personal a la santidad y la justicia de HaShem. La frase “obra de vuestras manos” (מַעֲשֵׂה יְדֵיכֶם – ma’aséh yedéykhem) puede referirse a la idolatría (la creación de ídolos con las manos), pero también a cualquier acción pecaminosa que es el resultado de la voluntad y el esfuerzo humano desviados. Rashi, comentando sobre este pasaje, a menudo enfatiza que esta “obra de las manos” se refiere principalmente a la idolatría, la cual es la mayor afrenta a la unicidad de HaShem.
En resumen, el pasaje es una profecía detallada de la apostasía y sus consecuencias, fundamentada en el conocimiento divino de la naturaleza humana y expresada con la autoridad de Moshéh. Es una advertencia que perdura, llamando a la vigilancia constante y a la fidelidad al pacto.
7. Tema Relevante
El tema central y la enseñanza más relevante de esta Aliyá es La inevitabilidad de la advertencia y la responsabilidad de la obediencia a pesar de la inclinación al pecado.
Moshéh, el más grande de los profetas, no solo previó el futuro sino que lo declaró abiertamente y con solemnidad. No ocultó la dura verdad de que, a pesar de todas las maravillas que Adonái había hecho por Yisra’el, y a pesar de la revelación de la Torah, el pueblo se desviaría. Esta profecía no es un fatalismo que elimina la voluntad humana, sino un reconocimiento de la tendencia del corazón humano hacia la rebelión y el autoengaño. La advertencia subraya que la libertad del ser humano incluye la capacidad de elegir el mal, incluso después de haber sido instruido en el bien.
Para los discípulos de Mashíaj en el Reino de los Cielos, este tema es de vital importancia. El Reino no es un lugar de perfección instantánea o automática, sino un llamado continuo a la santificación y la obediencia. La advertencia de Moshéh resuena con las palabras de Yeshúa HaMashíaj: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Maṭṭai 7:13-14). El camino (דֶּרֶךְ – dérek) al que Moshéh se refiere es el mismo camino de rectitud que Yeshúa HaMashíaj llama “estrecho”.
La responsabilidad de la obediencia, por lo tanto, no disminuye con la venida de Mashíaj; de hecho, se profundiza. Los discípulos de Yeshúa HaMashíaj son llamados a una obediencia que surge de un corazón transformado por el Ruaj HaKodesh, pero que aún debe luchar contra la inclinación al pecado. La advertencia de Moshéh nos enseña que el conocimiento de la Torah y las bendiciones de Elohím no garantizan la fidelidad. Es la vigilancia constante, la humildad y la dependencia del poder de HaShem lo que capacita a los discípulos para permanecer en el camino. Este tema nos confronta con la realidad de que la salvación es por gracia, pero la vida en el Reino requiere una vida de obediencia activa y vigilante, para no “provocar a ira” a HaShem con las obras de nuestras manos.
8. Descubriendo a Mashíaj
El pasaje de Aliyá 6 de Vayelej, con su sombría advertencia sobre la futura apostasía y corrupción de Yisra’el, apunta a Yeshúa HaMashíaj de varias maneras profundas, revelando aspectos de Su vida, obra y persona.
1. El Profeta Fiel que Advierte: Moshéh, como el “primer redentor”, actúa como un profeta que conociendo la naturaleza de su pueblo y la voluntad de HaShem, advierte sobre la corrupción venidera. Yeshúa HaMashíaj, el “último redentor” y el gran Profeta prometido (Deuteronomio 18:15), también vino advirtiendo constantemente sobre el peligro de la hipocresía, la desobediencia y la apostasía. Sus parábolas y enseñanzas, como la del sembrador o la del trigo y la cizaña, hablan de la infiltración del mal y la desviación del “camino” (דֶּרֶךְ – dérek) de HaShem. Él es el Profeta que cumple y perfecciona la voz de advertencia de Moshéh, llamando a un arrepentimiento genuino que va más allá de la ley externa para alcanzar el corazón.
2. La Necesidad de una Nueva Alianza: La predicción de Moshéh de que Yisra’el “ciertamente se corromperá” y se “apartará del camino” es una base para la necesidad de una Brit Hadasháh (Nueva Alianza), profetizada por Yirmeyahu HaNavi (Yirmeyahu 31:31-34). Esta nueva alianza, establecida en la sangre de Yeshúa HaMashíaj, no se basa en tablillas de piedra ni en la ley meramente externa, sino en la ley escrita en los corazones por el Ruaj HaKodesh. La advertencia de Moshéh implícitamente subraya la incapacidad de la antigua alianza, por sí misma, para transformar radicalmente el corazón humano de su inclinación al pecado y la corrupción. Yeshúa HaMashíaj es el mediador de esta Brit Hadasháh, que ofrece el poder para obedecer a HaShem y para no desviarse del camino.
3. El Testimonio de los Cielos y la Tierra: Moshéh invoca a los cielos y la tierra como testigos. Yeshúa HaMashíaj, como el Mashíaj de Elohím, es la manifestación suprema de la palabra de HaShem. Su vida, muerte y resurrección son el testimonio final de HaShem a la humanidad. Él es el cumplimiento de la Torah y los Profetas, y Su venida confirma la seriedad de las advertencias de Moshéh sobre el pecado y el juicio, así como la profundidad del amor de Elohím que provee el camino de redención.
4. La Advertencia Escatológica: La mención de “en los postreros días” (בְּאַחֲרִית הַיָּמִים – be-aḥarít hay-yamím) por Moshéh es una frase mesiánica y escatológica. Yeshúa HaMashíaj es el que introduce estos “postreros días”, el tiempo del Reino de los Cielos, pero también un tiempo de grandes desafíos y discernimiento. Sus advertencias sobre los falsos profetas y la apostasía antes de Su regreso (Maṭṭai 24) son el eco de la profecía de Moshéh, mostrando que la lucha contra la corrupción espiritual y la desviación del camino es una característica constante hasta la consumación final del Reino. Él es el Juez que declarará: “Nunca os conocí” a los “hacedores de iniquidad”, tal como Moshéh advirtió sobre aquellos que provocarían a Adonái a ira con la obra de sus manos.
Textos apócrifos y pseudepigráficos como el Testamento de Leví o el Libro de Jubileos también contienen profecías sobre la corrupción futura de los sacerdotes y del pueblo, y la necesidad de un Mesías que venga a corregir estos males y establecer una era de justicia. Estas obras, aunque no canónicas, reflejan la esperanza judía en un Mashíaj que resolvería la crisis de la desobediencia y la corrupción que Moshéh había profetizado. Yeshúa HaMashíaj es el único que verdaderamente puede sanar la profunda corrupción del corazón humano y restaurar a los creyentes a la verdadera obediencia y el camino de HaShem, capacitándolos para vivir una vida que no provoca a ira a HaShem, sino que Le honra dentro del Reino de Elohím.
9. Midrashim y Targumim
Los Midrashim y Targumim ofrecen interpretaciones ricas sobre Deuteronomio 31:28-29, profundizando en la seriedad de la advertencia de Moshéh y la naturaleza de la apostasía de Yisra’el.
Midrash Sifrei Devarim 306:
Este Midrash, un comentario halájico temprano sobre Deuteronomio, enfatiza la solemnidad de la convocatoria de Moshéh a los ancianos. Se explica que Moshéh quería asegurarse de que su advertencia fuera transmitida a todas las generaciones. El Sifrei subraya la autoridad de Moshéh como profeta y el dolor que sentía al prever la futura transgresión de Yisra’el. Se interpreta que la frase “Juntadme a mí a todos los ancianos de vuestras tribus y a vuestros oficiales” (Deuteronomio 31:28) significa que Moshéh quería que los líderes escucharan la advertencia directamente y la internalizaran, para que no pudieran alegar ignorancia. La elección de “cielo y tierra” como testigos se interpreta como una señal de la inmutabilidad de la Torah y la certeza del juicio divino. “Aunque los cielos y la tierra puedan pasar, Mis palabras no pasarán,” dice HaShem. Esto resalta que el pacto es eterno y las consecuencias de romperlo son universales.
Targum Onqelos sobre Deuteronomio 31:29:
El Targum Onqelos, una paráfrasis aramea literal de la Torah, traduce el versículo 29 de la siguiente manera (traducción conceptualizada):
“Porque yo sé que después de mi muerte, ciertamente corrompiéndoos os corromperéis, y os apartaréis del camino que yo os he mandado, y vendrá sobre vosotros la tribulación en el fin de los días, porque haréis el mal ante Adonái para provocarlo a ira con las obras de vuestras manos, adorando ídolos.”
La interpretación clave aquí es que Onqelos especifica la naturaleza del “mal” (הָרָעָה – Ha-ra’áh) y la “obra de vuestras manos” (בְּמַעֲשֵׂה יְדֵיכֶם – be-ma’aséh yedéykhem) como la adoración de ídolos. Esto pone de manifiesto que, para la tradición rabínica, la raíz principal de la corrupción predicha por Moshéh era la idolatría, la cual es la transgresión más grave contra la unicidad y soberanía de HaShem.
Targum Yonatan (Pseudo-Jonathan) sobre Deuteronomio 31:29:
El Targum Yonatan, siendo más expansivo, a menudo añade detalles narrativos y halájicos. Para Deuteronomio 31:29, puede parafrasear y expandir sobre la consecuencia del pecado:
“Porque sé que después de mi muerte, ciertamente corrompiendo os corromperéis, y os apartaréis del camino recto que os he mandado en mi Torah; y vendrán sobre vosotros malos acontecimientos al final de los días, porque haréis lo que es malo ante Adonái vuestro Elohím, para irritarle con las obras de vuestra mano, adorando ídolos de los pueblos.”
Similar a Onqelos, Yonatan enfatiza la idolatría como la principal “obra de las manos” que provoca la ira divina. También especifica que el “camino” (דֶּרֶךְ – dérek) es el “camino recto” y se refiere a la Torah, subrayando la importancia de adherirse a las leyes divinas. La “tribulación” o “malos acontecimientos” se interpreta como las consecuencias directas de esta apostasía, que a menudo se entienden como el exilio y la persecución.
Midrash Tanhuma (Vayelej 2):
El Midrash Tanhuma, en su sección sobre Vayelej, reflexiona sobre el lamento de Moshéh. A menudo se pregunta cómo Moshéh, un profeta tan cercano a HaShem, pudo tener un conocimiento tan doloroso sobre el futuro. Se explica que HaShem le reveló la naturaleza inconstante del corazón humano, y Moshéh, por su gran amor a Yisra’el, se vio obligado a advertirles. El Midrash también puede conectar esta profecía con el concepto de Ḥurban (destrucción del Templo) y el exilio, viéndolos como el cumplimiento de la advertencia de Moshéh. La profecía no es simplemente una predicción, sino una expresión del amor y la preocupación de HaShem por Su pueblo, dándoles la oportunidad de arrepentirse antes de que el “mal” (הָרָעָה – Ha-ra’áh) les alcance.
En esencia, estos textos rabínicos reafirman que la advertencia de Moshéh no era una mera conjetura, sino una visión profética precisa de las futuras caídas de Yisra’el, con la idolatría y el abandono de la Torah como las principales manifestaciones del “mal” que provocarían la ira de Adonái y traerían consecuencias devastadoras en los “postreros días”.
10. Mandamientos
De esta Aliyá, aunque no se presenta un mandamiento explícito en forma de mitzvah positiva o negativa, se pueden extraer principios de vida y mandamientos éticos cruciales para los discípulos de Mashíaj en el Reino de los Cielos:
1. Mandamiento de la Vigilancia Espiritual Continua: Moshéh advierte: “ciertamente os corromperéis y os apartaréis del camino”. Esto implica que los discípulos de Mashíaj deben mantener una vigilancia constante sobre su corazón y sus acciones para no caer en la corrupción. No se puede dar por sentada la fidelidad. Este es un llamado a la sobriedad espiritual, a examinar la propia vida y a no confiar en la propia fuerza.
* Aplicación: Practicar el autoexamen diario, la Tefiláh constante y el estudio de la Torah para discernir las inclinaciones del corazón y corregir el curso antes de desviarse.
2. Mandamiento de la Adherencia Inquebrantable a la Torah de HaShem: Moshéh lamenta que se apartarán “del camino que os he mandado”. El “camino” es la Torah. Para los discípulos de Yeshúa HaMashíaj, esto significa vivir de acuerdo con la Torah de HaShem, tal como Yeshúa la enseñó y encarnó. No es solo conocer los mandamientos, sino vivirlos activamente con el Ruaj HaKodesh.
* Aplicación: Estudiar y meditar en la Torah, y esforzarse por aplicar sus principios de justicia, amor y santidad en todas las áreas de la vida, reconociendo a Yeshúa HaMashíaj como la personificación viviente de la Torah.
3. Mandamiento de la Responsabilidad Corporativa de los Líderes: Moshéh llama a los ancianos y oficiales para que escuchen la advertencia. Esto subraya la responsabilidad de los líderes en el Reino de los Cielos de guiar al pueblo en el camino recto, de ser ejemplos de fidelidad y de advertir contra el pecado y la apostasía.
* Aplicación: Los líderes en las comunidades de Mashíaj deben ser pastores vigilantes, maestros de la verdad de HaShem, y modelos de obediencia, encargados de instruir y exhortar al pueblo a permanecer fiel, y de reconocer las señales de desviación.
4. Mandamiento de No Provocar la Ira de HaShem con Idolatría o Iniquidad: El pasaje culmina con la advertencia de “provocarlo a ira con la obra de vuestras manos”. Esto no solo se refiere a la idolatría literal, sino a cualquier acción que deshonre a HaShem, poniendo cualquier otra cosa (dinero, poder, placer, ego) en el lugar que solo le corresponde a Él.
* Aplicación: Cultivar una relación de adoración exclusiva a Elohím, evitando cualquier forma de idolatría moderna o iniquidad que manifieste un corazón alejado de Sus propósitos, y buscando siempre hacer lo que Le agrada en el Reino de Yeshúa HaMashíaj.
11. Preguntas de Reflexión
1. Moshéh advierte que el pueblo “ciertamente se corromperá”. ¿De qué maneras podemos ver esta tendencia a la “corrupción” y al “apartamiento del camino” manifestarse en nuestras vidas personales o en las comunidades del Reino de Yeshúa HaMashíaj hoy día? ¿Cómo podemos, individual y comunitariamente, contrarrestar activamente esta inclinación profetizada?
2. La advertencia de Moshéh es un recordatorio solemne de que el conocimiento de la Torah y las bendiciones de HaShem no son garantía contra el pecado. ¿Qué significa vivir en el Reino de los Cielos “con temor y temblor” (Filipenses 2:12), y cómo esta advertencia nos ayuda a mantener una humildad constante y dependencia del Ruaj HaKodesh en nuestro caminar con Yeshúa HaMashíaj?
3. Moshéh pone al “cielo y la tierra” como testigos contra el pueblo. ¿Qué implicaciones tiene esta idea de una responsabilidad cósmica ante HaShem para nuestra vida como discípulos de Mashíaj en la actualidad? ¿Cómo esto nos impulsa a vivir con mayor integridad y a dar un testimonio fiel del Reino en el mundo?
12. Resumen
La Aliyá 6 de Parashá Vayelej (Deuteronomio 31:28-29) es una profecía sombría y una advertencia paternal de Moshéh a Yisra’el, previendo su inevitable corrupción y el apartamiento del camino de la Torah después de su muerte. Este pasaje subraya la tendencia del corazón humano hacia el pecado y la idolatría, la cual provocaría la ira de Adonái y traería graves consecuencias en los “postreros días”. La Haftaráh de Hoshea, así como las advertencias de Yeshúa HaMashíaj en la Brit Hadasháh, profundizan en este tema, ofreciendo un llamado al arrepentimiento y una guía para la obediencia genuina. Este estudio resalta la necesidad de una vigilancia espiritual constante y una adherencia inquebrantable a los principios de HaShem para los discípulos de Yeshúa HaMashíaj, reafirmando que la vida en el Reino de los Cielos demanda una obediencia activa y consciente para evitar las trampas de la corrupción espiritual y honrar a Elohím con todo nuestro ser.
13. Tefiláh (Oración)
Adonái Elohím, Padre celestial, Te damos gracias por Tu amor y Tu Palabra, que nos advierte y nos guía en el camino del Reino de Yeshúa HaMashíaj. Reconocemos la verdad de Tu Torah, que nos enseña sobre la inclinación de nuestro corazón a desviarnos y a provocar Tu ira con las obras de nuestras manos. Te pedimos, a través del sacrificio de Yeshúa HaMashíaj y el poder de Tu Ruaj HaKodesh, que fortalezcas nuestra voluntad, purifiques nuestros pensamientos y dirijas nuestros pasos para que no nos corrompamos ni nos apartemos de Tu sendero. Ayúdanos a vivir con vigilancia constante y obediencia genuina, para que nuestras vidas Te glorifiquen y seamos testigos fieles de Tu Reino aquí en la tierra, esperando el día de la consumación de todas Tus promesas en Maran Yeshúa. Amén.
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